El viejo Filósofo entiende cada nuevo amanecer como un milagro de Dios para vivir… ¡No para sobrevivir!; lleno de ingenuidad provinciana, de una pretendida buena fe y un amplio sentido de vida, busco retratar la cotidianidad y la idiosincrasia norteña del mexicano, para desde mi humana fragilidad encontrarme con la felicidad, que es una riqueza espiritual que cohabita en nuestro interior y se expresa en nuestras diarias relaciones con demás.
La felicidad es una fuente inagotable de energía que despierta en la misma medida en la que te das el permiso de abrir tu alma a las maravillas que el universo tiene especialmente para ti.
Reencontrarte con la felicidad no significa que siempre andes risa y risa, -eso es de locos- sino que entiendas que el enfoque que te des el permiso de tener en tu vida, lo es todo; si te enfocas en la crítica, en lo negativo, en la enfermedad, en el resentimiento, en el dolor o en tus temores, pierdes el rumbo de tu vida y con él la fuerza y la armonía que el universo tiene para ti.
Por el contrario, si entiendes que "en la vida no hay magia… hay magos", y lleno de ese poder eres capaz de enfocarte en las bendiciones que tienes, en lo positivo, en tus cosas buenas, en tu salud, tu prosperidad, tu armonía, tu trabajo, como por arte de magia la abundancia llegará a ti.
Es entonces que vivirás con la agradable sensación que genera la gratitud, el bienestar, el entusiasmo, la alegría, la felicidad, la salud, el amor y un racimo inagotable de milagros, que por andar en busca de poder político, social y económico… pasan desapercibidos para ti.
El Filósofo, es un paisajista de la cultura rural del noreste mexicano, pero no es un pintor aislado, hay cientos de maestros de la cultura popular, que son los abuelos de mi tierra, que están llenos de esa chispa de vida que les provee de una sana alegría, de ellos abrevo su sabiduría llena de sentido común.
Déjeme le cuento una historia que hoy parafraseo: "Hace poco llegó hasta esta tierra un Diputao', fue a la casa de usté' -la de este campesino- me impresionó que en plena época de calor viniera de traje y corbata, por cierto muy elegante. Me dijo:
-- Ya he leído que tienes una rica visión de la cosmogonía universal, de las tradiciones y cultura popular. Pero dime ¿Cómo explicas el funcionamiento del Sistema Financiero Mundial?
Después de invitarlo a pasar y poner en la mesa su tasa de café le dije:
-- 'Cierto día llegó a un pueblo un gringo se instaló en una casa de asistencias, pues no había hotel y puso un anuncio en la radio: '¡Compro cada tlacuache vivo que me traigan, lo pago a 25 dólares.'
Los campesinos, que sabían que el monte estaba lleno de tlacuaches, salieron a atraparlos. El gringo compró a 25 dólares como había prometido, los cientos de tlacuaches que le llevaron.
A los pocos días escaseaban los tlacuaches en el campo, y era difícil atraparlos, la gente perdió interés, entonces el gringo ofreció pagar a 50 dólares cada tlacuache, y los campesinos salieron otra vez al monte. Volvieron atrapando los pocos animalitos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno.
Llegado a este punto, el gringo ofreció pagar 100 dólares por cada tlacuache. Pero como tenía negocios que atender en la ciudad, dejó a cargo a un ayudante en el negocio de la compra de tlacuaches.
Una vez que el gringo se fue, su ayudante habló con la gente y les dijo:
-- Fíjense en estas jaulas, están llenas de miles de tlacuaches que mi jefe les compró para unos zoológicos, es tan tonto que ni siquiera sabe cuántos tiene. Yo les vendo los tlacuaches a 70 dólares y cuando el gringo regrese, se los venden a 100 dólares cada uno.
Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los miles de tlacuaches que había en todas las jaulas, y esperaron el regreso del gringo. Desde ese día, no volvieron a ver ni al auxiliar… ¡Ni al gringo! Lo único que vieron fue las jaulas llenas de tlacuaches que compraron con sus ahorros de toda la vida.
-- Con esta historia ahora tiene usted señor Diputao' una noción de: ¡Cómo funciona el Sistema Financiero Mundial!"
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