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CIUDAD CUMBIA

EL VERDADERO CLUB DE LA PELEA ES LA MALDITA TEMPERATURA

CARLOS VELÁZQUEZ

"You're not your job. You're not how much money you have in the bank. You're not the car you drive". Cómo se nota que Tyler Durden nunca ha vivido en La Comarca Lagunera. Aquí la ideología es un sucedáneo. Las altas temperaturas se han convertido en una dictadura. Si posees un coche del año con clima eres una paleta de hielo. Si conduces un modelo modesto o utilizas el transporte público estás condenado al infierno. Aquí no basta la palabra precisa ni la sonrisa perfecta, ni la sombrilla coqueta o la ropa blanca, sólo una cosa te hace olvidar que van quince muertes violentas en lo que va del mes: El maldito calor. Con frecuencia nos burlamos de los chilangos porque apenas el termómetro rebasa los dieciocho grados en el D.F. comienzan a patalear. En las redes sociales los conminamos a que vengan a probar los sabrosos cuarenta y cuatro que padecemos, pero que saben a cincuenta y dos. Pero en el fondo compartimos el mismo dolor. Sus luchas por estacionamiento en una ciudad monstruo son las mismas en esta urbe comal por una sombrita para parquear el choche.

No importa cuánto desee encarcelarme en el departamento y adherirme como ventosa al aire acondicionado, la vida está afuera y me empuja a salir. Abordo un carrito de ruta. Me dirijo al Centro a pagar la luz. Que entre el aparato de aire y la televisión encendida (mi hija está de vacaciones) me tienen trabajando exclusivamente para la CFE. Y ahora con la amenaza de que se acabarán los subsidios gubernametales he comenzado a temblar. No sé qué voy a hacer. Pedir prestado quizá. Torreón es una ciudad cara en lo referente a gasto de energía. Todo mundo me aconseja que vaya a reclamar, pero existimos personas que no estamos diseñadas para ese tipo de actividades. El miedo a que nos corten el suministro nos orilla a pagar puntualmente. Las reconexiones tardan en ocasiones hasta una semana. En esta ciudad es imposible vivir sin aire fresco.

El carrito se detiene en un semáforo y veo un tránsito a mi lado montado en su motocicleta. Me queda claro que un requisito para pertenecer al cuerpo es padecer mínimo obesidad tres. Todos los tránsitos que he visto esta semana están gordos. Somos un estado de gordos, qué esperaba. Cada cierto tiempo se insiste en los malos salarios a la policía. Pero en contadas ocasiones se alude a su estado físico. Estoy de acuerdo en que deben exigir mayores prestaciones, pero también nosotros tendríamos que pugnar por una policía en mejores condiciones.

Todavía no entiendo cómo sufren sobrepeso. Todo el día sudando bajo el Sol. No me explico por qué yo sufro sobrepeso. Sí, la dieta influye. Gorditas, lonches y tortillones. Pero el calor debería mantener a raya al metabolismo. Iluso de mí, si seré lagunero. En la esquina por favor, le indiqué al chofer del carrito. Antes de bajar me propinó un "no azote la puerta" encolerizado. Aquí además de lidiar con nuestro mal humor, debes lidiar con el de los demás. Pensé otra vez en Tyler Durden. La Laguna hubiera sido una excelente sucursal del club de la pelea.

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