En México, la educación médica, durante la época colonial, estaba rezagada, era medioeval, llena de dogmas y envuelta en ideologías inconmovibles. La medicina se apoyaba en las escuelas milenarias de Hipócrates, Galeno y Avicena (principios de la era cristiana) y era patrocinada por tres instituciones: La Real y Pontificia Universidad de México, el Tribunal del Protomedicato, que vigilaba y reglaba el ejercicio de la profesión y la Santa Inquisición, que tenía entre sus atribuciones el impedir el ingreso de conocimientos considerados peligrosos y contaminantes a la religión católica y a la moral pública del reino.
En la primera década del México independiente, la Santa Inquisición fue la primera en desaparecer por razones políticas. La enseñanza y ejercicio de la medicina fue juzgada con rigor por médicos de reconocido mérito profesional. En seguida hago mención de los conceptos sobre la práctica médica establecida por varios médicos prominentes de aquella época:
Dr. José Miguel Muñoz: "…tiene muchos defectos, como el hecho de que los cirujanos sólo saben la forma del cuerpo y no saben cómo funciona, sólo aprenden teorías antiguas y de memoria y el catálogo de remedios lo describen con palabras rebuscadas para suplir su falta de conocimientos (…) Nuestros abuelos anteponían a la observación de la naturaleza, la vanagloria de poseer erudición, de hablar idiomas muertos y otros que no son los del país y a saber muy de memoria autores médicos de remota antigüedad."
Dr. Manuel Carpio: "En la cátedra de anatomía se adquieren nociones en un viejo y desvencijado esqueleto, sólo se estudian algunos músculos, nada de los vasos ni de los nervios. La clase de fisiología es enteramente teórica, impartida en latín del siglo Xlll que nadie entiende y así las demás."
Dr. José Ferrer Espejo: "Las enseñanzas son orales porque los libros son escasos y costosos, lecciones incompletas e insignificantes, muchos días de asueto por fiestas religiosas".
Ante semejante panorama educativo, es fácil concluir que la atención médica de los enfermos de esa época, era un completo desastre. Aunque hubo intentos de renovación. Convencidos de que únicamente la educación puede salvar al país. Médicos con reconocido mérito como Valentín Gómez Farías, Casimiro Liceaga, Manuel Carpio y Miguel Muñoz entre otros, propusieron cambios y reformas sustanciales.
El diputado Dr. José Miguel Muñoz, solicitó al congreso autorizar un plan de reforma a la enseñanza y ejercicio de la medicina, destacando la necesidad de unir la medicina, la cirugía y la farmacia para corregir la insuficiencia y dispersión del conocimiento. Desafortunadamente el plan no prosperó.
El diputado Dr. Manuel Carpio, propuso establecer la Facultad de Medicina de la Federación Mexicana para reemplazar al protomedicato. No pasó de ser un proyecto más.
El presidente de la república Dr. Anastasio Bustamante, ordenó que el título otorgado debiera ser Médico Cirujano. Nadie se preocupó por aplicar el decreto.
Para culminar el período, en 1833, el presidente interino de la república, Dr. Valentín Gómez Farías, suprimió la Pontificia Universidad de México, diciendo: "Es inútil, irreformable y perniciosa; inútil porque en ella nada se enseña y nada se aprende; irreformable, porque toda reforma supone modificar las bases antiguas, por eso es indispensable desaparecerla y sustituirla por otra; perniciosa porque sólo da lugar a pérdida de tiempo, por todo ello es necesario suprimirla".
El 23 de octubre de 1833 se creó la Dirección General de Instrucción Pública, organizando la educación superior en seis establecimientos, uno de ellos llamado Establecimiento de Ciencias Médicas. El Protomedicato y La Real y Pontificia Universidad de México fueron instituciones anquilosadas, que ancladas en el pasado, se resistieron al cambio, renuentes a caminar hacia la modernidad del conocimiento. Su clausura dio paso a la fundación del Establecimiento de Ciencias Médicas, donde personajes como Liceaga y Carpio, darían la bienvenida a otra medicina: Moderna, abierta, pionera y con marcado predominio francés. Así se fueron construyendo las bases científicas de la medicina del México independiente.
*Traumatólogo. Profesor de Ortopedia en la Facultad de Medicina UA de C, Torreón. La próxima colaboración será de la Dra. Leidy Peniche Polanco, encargada de trasplantes del Hospital Universitario.