Siglo Nuevo

El pesimismo y la 'incongruencia espiritual'

La preocupación de los padres por sus hijos

El pesimismo y la 'incongruencia espiritual'

El pesimismo y la 'incongruencia espiritual'

Martha Alicia Chávez Martínez

No importa cuántas oraciones, bendiciones y buenos pensamientos evoquen para los hijos, los padres nunca están del todo seguros de que estos estarán siempre a salvo. Nadie puede estarlo en realidad, pero, ¿existe alguna manera de disminuir la excesiva preocupación?

La mayoría de los padres viven llenos de miedo y preocupados por que a sus hijos les pasen cosas horrendas: imaginan que se los roban, los atropellan, que chocan, se ahogan y una interminable lista de posibles tragedias que pueden suceder.

Nadie se atrevería a negar que todas esas cosas terribles puedan pasar; de hecho, ocurren todos los días. Basta con leer un periódico o escuchar los noticieros para comprobarlo. Indudablemente es posible que sucedan, pero también es posible que no. Pero incluso ante este panorama, las probabilidades de que no sucedan son mayores que las probabilidades de que sí ocurran.

No obstante, la mayoría de los padres viven con ese temor constante, el cual determina en gran medida sus estados emocionales y sus conductas tanto personales como en la relación con sus hijos.

Hay muchas cosas que están fuera del control de los padres. Pero vivir llenos de miedo sólo les enseña a nuestros hijos a hacer lo mismo e impide disfrutar la vida y a ellos, por consiguiente.

Si bien puede haber muchas razones por las que los padres viven con tanto miedo y preocupación, aquí se comentarán sólo dos: la tendencia a ver el lado oscuro de la vida y la que puede llamarse 'incongruencia espiritual'.

EL VASO MEDIO VACÍO

En referencia a la primera, se diría que la mayoría de los seres humanos tenemos una fuerte tendencia a notar el lado oscura de la vida, lo cual se traduce en actitudes como: fijarse más en lo que no se tiene que en lo que sí; notar los errores de los seres queridos en lugar de sus virtudes; hablar más de las tragedias que día a día suceden en el mundo que de las cosas buenas que pasan; ensalzar los actos de delincuentes y asesinos hablando en los medios de comunicación una y otra vez de sus fechorías, en lugar de ensalzar la parte sublime del ser humano y dar a conocer los actos elevados y valiosos de tantas personas buenas y maravillosas que hay en el mundo.

Estos son sólo algunos ejemplos de que existe una tendencia a ver y potenciar el lado oscuro de la vida. En la situación con los hijos, el poner toda la atención en ello, lleva a los padres a estar constantemente preocupados.

ENFRENTAR LA INCONGRUENCIA

Cuando se habla de la 'incongruencia espiritual', se quiere decir que muchos padres no son congruentes, en absoluto, con respecto a sus supuestas creencias espirituales, filosóficas o religiosas. Es decir, no son coherentes entre lo que dicen, sienten, piensan y hacen en este aspecto.

Por ejemplo: cuando los hijos salen de casa a la escuela, al trabajo, a un viaje o a cualquier otro lugar, por lo regular se les bendice o se les dice algo como: “Que Dios te acompañe”. Muy probablemente todos lo hagan. Entonces, ¿por qué se quedan preocupados y con miedo de que les pase algo? ¿Será que en realidad, no se confía en que esa bendición que han bajado del cielo los envuelve, los guía y los protege a donde quiera que vayan? ¿Para qué entonces hacer el 'teatrito' de la bendición si no se va a confiar en que sirve?

Muy probablemente también se ora por los hijos, pero aun así permanece la preocupación de que les suceda algo horrible y que les vaya mal en la vida. ¿Realmente se cree en que la oración los protege y les ayuda? ¿En verdad los padres creen que la oración sirve para algo?

Es necesario que los padres respondan a estas preguntas con toda la honestidad del corazón y confronten la tremenda 'incongruencia espiritual'.

Si en verdad creyera en lo que se dice creer, muchos no vivirían preocupados por tus hijos. Les darían información sobre la vida, instruyéndolos respecto a cómo cuidarse y qué hacer para protegerse en diversas circunstancias; supervisando a dónde van, por qué medio, con quién; los protegerían en la medida que corresponde y luego los soltarían felices y seguros de que están guiados y protegidos por ese Poder Superior -como quiera que le llames o concibas- al que invocan cuando los bendicen y oran por ellos.

Otra faceta de esa 'incongruencia espiritual', es el haber olvidado que la justicia divina es perfecta. Que lo que tiene que suceder, sucederá y lo que no, pues no ocurrirá. Que si a los hijos no les toca vivir cierta experiencia, no la vivirán, y si les corresponde, no la evitarán. Como dice la sabiduría popular: “Si te toca, aunque te quites. Si no te toca, aunque te pongas”.

Twitter: @MarthaAliciaCh

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