Medidas. Los asistentes a la inauguración debían pasar por el primer filtro en el que les exigían su invitación, para después pasar a un segundo filtro, en el que se encontraba el detector de metales.
Aunque la visita del presidente Enrique Peña Nieto a Torreón estaba agendada a la una de la tarde, desde las primeras horas de la mañana de ayer, comenzaron a montarse puntos de vigilancia, tanto por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Policía Federal para resguardar su seguridad.
La vigilancia fue por tierra y por aire, ya que horas antes del arribo del mandatario federal, un helicóptero de la Sedena sobrevoló cielo lagunero.
El cerco de vigilancia iniciaba desde la colonia Villa Florida con la presencia de elementos del Ejército Mexicano, un grupo similar se encontraba a un kilómetro de distancia, y uno más, sobre la calle San Ignacio de Loyola, a un costado de la Universidad del Valle de México.
Por parte de la Policía Federal, a unos 500 metros del estado TSM, al menos dos unidades y una docena de federales controlaban el paso de los vehículos, lo que obligaba a los conductores a circular a "vuelta de rueda".
Y es que el TSM se convirtió en el estacionamiento oficial de la "visita presidencial", ya que para llegar al kilómetro 10 del Libramiento Laguna Norte, sitio en donde se realizaría la inauguración, era necesario hacerlo en las unidades especiales que fueron rentadas para el transporte de políticos, funcionarios de Torreón y municipios vecinos, invitados especiales y medios de comunicación locales y foráneos.
Ya en el lugar, el cual era resguardado por elementos del Estado Mayor Presidencia, de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de la Sedena, y de la Policía Federal, los visitantes debían contar con su "invitación especial" para acceder hasta el gran toldo que fuera instalado para recibir, tanto al presidente Enrique Peña como a los gobernadores de Coahuila y Durango, Rubén Moreira y Jorge Herrera, respectivamente, así como parte de su comitiva.
Además de contar con la acreditación correspondiente, los asistentes debían pasar por un detector de metales y/o armas, a fin de evitar "sorpresas" al interior. A los asistentes se les prohibió ingresar cualquier tipo de recipientes, con la idea de evitar que se hicieran mal uso de ellas.
En todo momento el lugar, y sus alrededores, estuvieron resguardados por personal de las diversas dependencias policiacas.
Sólo una manifestación pacífica y un grupo de mujeres deseosas de ver al presidente con la ilusión de hacer entrega de un pliego petitorio, se mantuvieron en la espera, a varios metros del lugar a pesar de los intensos rayos del Sol. La larga espera transcurrió de manera pacífica y en orden.
