Carmen se lleva la noche
Un espectáculo completo. Más de ciento veinte artistas, entre músicos, cantantes, cuerpo de ballet y coros, se tomaron anoche el escenario del Teatro Nazas, con una muy buena producción escénica, durante la primera función de la ópera Carmen de Bizet, presentada por Camerata de Coahuila, el INBA y el Festival Julio Torri 2014.
Y fue así, luego de que una orquesta coahuilense, crecida para la gala especial, le diera la bienvenida a Carmen, La Gitana, con una bella introducción muy bien interpretada, apareciera en escena la soprano Oralia Castro, para darle vida frente a más de mil 200 laguneros, al mítico personaje de Henri Meilhac y Ludovic Havély.
Gran técnica presumió la soprano Oralia Esparza, una potente voz que brilló más que desarrollo escénico. Mientras que el tenor José Luis Ordóñez, a la altura de la soprano, además de lograr una gran interpretación de Don José, jugó en el escenario del Nazas con el obsesionado personaje enamorado.
Una producción que con pocos elementos, logró su papel de trasladar a los asistentes a la calle, la taberna, el paraje selvático y la plaza de toros de Sevilla, donde sucede la historia. Acertado el vestuario, acertada la escenografía, tanto como los elementos que caracterizaron al verismo que cuestionó las reglas sociales de una época. Mesas de madera, telones sencillos, los carteles de la fiesta brava y una iluminación principalmente en sepia.
Después del intermedio la soprano salió más coqueta, convincente. Aunque uno de los invitados que sorprendió fue el barítono Genaro Sulvarán, con un Escamillo que a grito entero, corría sobre el escenario, se subía a la mesa y giraba sin perder voz, ni interpretación.
Si bien los solistas invitados, sacaron la noche, los artistas laguneros hicieron lo suyo, Luz Alicia Ávila, quien interpretó a Fresquita, y Armando Martínez encarnando a Remendado. Tanto el coro infantil del Colegio Cervantes, como los integrantes del coro de la escuela Silvestre Revueltas, además de cantar a la altura de la producción, actuaron y mantuvieron un trazo limpio en el escenario.
La participación de la Academia Rioja, y el regreso de la bailarina lagunera Itziar Muguerza, a los escenarios, no podía tener mejor marco que Carmen, la ópera francesa más popular en el mundo. Con una luna de fondo la bailarina abrió el tercer acto con una corta y delicada introducción, preámbulo de la guardia de los contrabandistas.
Antes del encuentro entre Don José y Escamillo, Marcela Chacón, como Micaela, se roba el acto, con ese dramático monólogo musical, que no pudo esperar el final y le arrebató el aplauso al público lagunero.
Convertido en las puertas de la plaza de toros, en el escenario del Nazas, aparecen Escamillo y Carmen. Un gran coro de infantil los aclama, gran interpretación coral de la Revueltas y sobretodo de los niños del Cervantes. Más de tres horas de música, que terminaron con la dramática irá que impulsa a Don José, a clavar un puñal a Carmen. Poniendo final a la vida de la seductora obrera que amó y vivió libre.
Un acto final donde además coincidieron en un diálogo los dos solistas invitados, soprano y tenor, acentuada por los alientos de la orquesta, la escena de desamor, un final muy bien actuado.
Bajo la dirección de Ramón Shade, la Camerata de Coahuila, facturó un muy buen espectáculo escénico, no sólo por la parte musical, sino por el acierto general de la producción del Instituto Nacional de Bellas Artes, un reto para cualquier orquesta. Aunque el trabajo del maestro Miguel Alonso Gutiérrez, se notó desde el primer acto y hasta el final, con detalles como el uso de la multimedia para ambientar la escenografía y subtitular la obra.
El público despidió entre aplausos a bailarinas, coros, solistas y el elenco en general; sin embargo el respetable se esperó para ovacionar uno a uno a los invitados, en especial a una, la soprano Oralia Esparza, quien lloró al verlos de pie por más de cinco minutos, incluso hasta el equipo técnico subió al escenario para ser aplaudido.
