Popularidad. Al menos siete iglesias católicas de Torreón cuentan con columbarios para las urnas.
Por comodidad, costo o porque el dolor de la pérdida de un ser querido se puede aminorar, las familias han optado por la cremación más que la inhumación de los cuerpos.
Durante años, la iglesia Católica no permitió la cremación. Pero fue hasta 1963 que el Papa Pablo VI, lo aprobó al considerarla como práctica que no contradecía la doctrina de la Iglesia sobre la resurrección, al no afectar el alma del difunto "ni impide a la omnipotencia de Dios de reconstruir el cuerpo".
Pero fue hasta hace apenas unos años, que esta práctica tomó mayor popularidad en casi todas las religiones. Tan sólo en Torreón, al menos siete iglesias cuentan con columbario, que no es más que el espacio destinado para colocar las urnas con las cenizas. Las parroquias son: San José, Centro Saulo, la Medalla Milagrosa, San Isidro, San Felipe, San Judas, en Torreón Jardín, y próximamente en Nuestra Señora de Guadalupe. Es la Iglesia de San José, la primera en contar con estos espacios para el descanso eterno de las personas que fueron incineradas, de acuerdo con el vocero de la Diócesis de Torreón, Ignacio Mendoza.
"Ahorita se está dando mucho por el hecho de que en varias partes se dice que es más práctico, porque no se vive tanto el dolor, porque es más económico, en algunas ocasiones es por causa de la violencia que se vivió", explicó Anabel Pulido, empleada de la Funeraria Puerta del Cielo de Gómez Palacio, responsable de la mayoría de las cremaciones que se ofrecen en la región.
Comenta que cuando la ola de violencia se desató, por seguridad las personas que murieron de forma violenta, no eran velados y de manera inmediata se cremaban o se enterraban según la decisión de los familiares.
Pulido comenta que de las cremaciones que se hacen actualmente, alrededor de un 10 por ciento, lo hace al resultar más barato el servicio, ya que no es necesario comprar un ataúd, ni un terreno, simplemente una urna o tal vez un nicho, ya que varias familias optan por dejarlos en casa.
Sin embargo, de acuerdo con la psicóloga Beatriz Acosta Ortiz, de la Asociación Lagunera de Tanatología, esto no es lo más recomendable en el proceso del duelo. "El hecho de la cremación tiene que ver con que puedo de alguna manera conservar, tengo ahí las cenizas, tengo ahí la presencia, de alguien que quiero, porque un cadáver no lo puedo conservar (…) sí es menos impactante, pero el que tu veas un cadáver te permite elaborar la certeza de que sí falleció y ahí estar y puedo trabajar mi duelo, y de un proceso de aceptación".
Y es que explica que cuando no se tiene una evidencia física y que sólo se entregan las cenizas, surge la pregunta "serán las mías, ya no existe nada de la persona, en un sentido, contrario que se abrevie el proceso, existe la posibilidad de que dificulte, el que se elabore el duelo de mejor manera".
Y aunque la Iglesia Católica permita la cremación, se opone a que las cenizas se conserven en urnas en las casas o sean esparcidas al viento, argumentando que de esa forma se viola la obra de misericordia que obliga a los católicos a proporcionar santa sepultura a los difuntos.
SERVICIOS
De acuerdo con Anabel Pulido, en la actualidad existen dos tipos de incineración, la directa y la completa. En la primera, el cuerpo se va directamente del Servicio Médico Forense al crematorio para después entregarlo a sus familiares. Y en la segunda, se realiza una ceremonia de velación, se renta un ataúd y al final de la misa o culto, se lleva al crematorio y al final se hace la entrega de la urna.
Según Pulido, muchas familias tras sufrir un proceso doloroso por enfermedad o cualquier otra circunstancia, prefieren evitar más dolor y optan por la cremación directa. Y otros casos que prefieren la segunda opción.
Por su parte, la psicóloga señala que la cremación debe ser una decisión personal que debe hablarse en familia y que deberá respetarse cuando esta persona ya no se encuentra vida.
En ese sentido, tanto la psicóloga como la empleada de la funeraria, comenta que el tema de la última morada, se debe de hablar entre todos los miembros de la familia, a fin de no dejar problemas a quienes se quedan en la Tierra, y sobre todo porque lo único seguro que se tiene en esta vida es: la muerte.