Siglo Nuevo

Félix Candela

Arquitectura que roba suspiros

L'Oceanogràfic, Ciudas de las Artes y las Ciencias, España, 2002. (Foto: Felipe Gabaldón)

L'Oceanogràfic, Ciudas de las Artes y las Ciencias, España, 2002. (Foto: Felipe Gabaldón)

Jesús Armando Tovar

Félix Candela, arquitecto de origen español que en México dejó sus mejores años y proyectos; desembarcó con esa oleada de inmigrantes geniales que llegó en aquellos años de la Guerra Civil Española y que aportó tanto a nuestra cultura de por sí ya rica y compleja, un aderezo europeo que todo pueblo americano recibió.

Félix Candela ha dejado un legado arquitectónico digno de promover, estudiar y conservar. En nuestro país está construida prácticamente la totalidad de su obra de madurez, misma que es necesario proteger y valorar.

Sus estructuras poco convencionales y espectaculares han influido a muchas personas alrededor del mundo y, como siempre sucede, es más valorado fuera que dentro de nuestras fronteras, es por eso que se puede afirmar que sus edificios aún son un tesoro por descubrir.

La luz de Candela es una vela encendida, solitaria y apacible que no se ha apagado y que seguirá brillando porque el talento nunca se extingue, sino que refulge. La calidad de sus concepciones, de su método constructivo y de su visión diferente lo hicieron un personaje único en México y en el mundo. Nos puso en el mapa de la arquitectura mundial gracias a que era un constructor prodigioso que se atrevía a todo y que dejó de lado el miedo al experimento arquitectónico que la mayoría ha rehusado.

DE ESPAÑA A MÉXICO Y DE AQUÍ PARA EL MUNDO

Félix Candela Outeriño nació en Madrid el 27 de enero de 1910 y murió en Raleigh, Carolina del Norte el 7 de diciembre de 1997. Fue un arquitecto de nacionalidad española y mexicana famoso por la creación de estructuras basadas en el uso extensivo del paraboloide hiperbólico, popularmente conocido como cascarones. Cubiertas hermosas, plásticas y evocadoras de una arquitectura de fantasía, mágica... ¿Quién le huye a lo bello?

Se graduó de la Escuela de Arquitectura de Madrid en el año de 1935 por la misma época en que el gran Picasso pintó el Guernica, la obra de arte del siglo XX que refleja que la guerra marcó a cada uno de los españoles. Muchos murieron y otros huyeron a Estados Unidos, Sudamérica o a algún otro país europeo, pero Candela llegó junto con otros 25 arquitectos a México 1939, esto gracias a las facilidades que otorgó el gobierno de Lázaro Cárdenas. No hay que olvidar que México fue el país que recibió a más españoles en esa época.

Fue el mayor de tres hermanos junto con Antonio y Julia, quienes eran sus socios en su famosa empresa Cubiertas Ala, S.A. Félix trajo a sus hermanos en 1946, era un excelente deportista ya fue campeón de salto de esquí y su papá tenía una zapatería en Madrid.

En 1936 Candela se había enrolado en el ejército republicano, donde se hizo acreedor a una beca para ir a Alemania a estudiar estructuras, un derecho que no pudo hacer válido debido a la guerra, de modo que arribó a México sin haber hecho prácticamente nada de obra en España. Su vida generalmente se clasifica en tres períodos:

De 1910 a 1937 su período de formación; de 1939 a 1971 sus años de plenitud, madurez y fama mundial como arquitecto mexicano, etapa en que también fue el más publicado a nivel internacional y, finalmente, de 1971-1997 su época en Estados Unidos, llena de actividades académicas y conferencias.

EL TODO POR EL TODO

Candela decía: “No soy arquitecto ni ingeniero, soy constructor”, frase que nos hace imaginar un ligero desprecio por los títulos, por lo formal. En esta línea nos encontramos con el oficio, con el hombre que tomaba riesgos, que jugaba en el póquer el todo por nada, ¡y que ganaba!

Una de las actitudes más valiosas de Candela era su falta de miedo, sus agallas para romper los moldes con sus estructuras.

En la época en que llegó a la Ciudad de México, esta tenía un millón de habitantes y todavía era la región más transparente del aire, como decía Carlos Fuentes. Los recién llegados desconocían todo lo que tenía y se hacía en su nuevo país, y de hecho, en ese entonces, México tenía mejor arquitectura moderna que España, era la etapa postrevolucionaria y Juan Segura, Francisco J. Serrano, Juan O´Gorman, José Villagrán García realizaban proyectos muy interesantes.

El primer trabajo de Félix Candela fue en Chihuahua, en 1939, un proyecto diseñado para 500 familias, se trataba de una colonia agrícola experimental para refugiados españoles en el que utilizó madera de la Sierra Tarahumara.

En sus primeros diez años en México hizo el hotel Papagayo en Acapulco, en 1941 (hoy desaparecido); casas en Tepoztlán en 1944 (con Jesús Martín y Manuel Suárez); Hotel y cine en Guamúchil, Sinaloa, en 1946 y el Hotel Catedral (con Antonio Candela) en 1947. Su primer cascarón experimental en México lo hizo en 1949, y en 1950 fundó cubiertas Ala siendo sus funciones las siguientes: Julia su hermana era la administradora, Antonio su hermano era el director de construcción y Félix era el director de proyectos.

En 1951 desarrolló una casa experimental y una escuela experimental con ideas que patentó. En 1968 Félix Candela, Enrique Castañeda y Antoni Peyri desarrollaron el Palacio de los Deportes, última obra importante en México.

En 1951 hizo, junto con Jorge González Reyna, el Pabellón de rayos cósmicos en la Ciudad Universitaria de la Ciudad de México, obra que le dio fama mundial debido a que su cubierta tiene solamente 15 milímetros de espesor. Tiempo después se dedicó a dar clases en la Universidad Autónoma de México, actividad que desempeñó por espacio de 19 años, aproximadamente.

Se separó de la empresa en 1968. Tuvieron un total de mil 500 encargos, de los cuales se construyeron 800 y el 90 por ciento de la obra de Félix Candela fue arquitectura industrial.

Con Enrique de la Mora desarrolló el proyecto de la Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa (1954). Los Manantiales en Xochimilco, con Joaquín Álvarez Ordoñez, en 1957, ese fue su cascarón más famoso e influyente. Al año siguiente hizo la Capilla de Palmira en Cuernavaca con Guillermo Rosell de la Lama y Manuel Larrosa.

UNA FLOR MÁS PARA PARA XOCHIMILCO

Su obra más publicada y fotografiada es el proyecto del restaurante Los Manantiales, incluso la revista TIME lo puso en su portada. La obra que realizó junto con Joaquín Álvarez Ordoñez se localiza en Xochimilco, en la Ciudad de México.

Xochimilco ha sido durante muchos años un sitio de recreo para los capitalinos, donde han podido pasear en las famosas trajineras y disfrutar del lago recreándose con los jardines flotantes y la vegetación. El lugar se caracteriza por haber tenido uno de los manantiales más importantes para abastecer de agua dulce a la ciudad.

Este fue el entorno que se le planteó a Candela para la creación de un local para mil personas con una sala de restaurante con el objetivo de sustituir a otro había sido destruido por el fuego años antes.

Félix Candela respetó el ambiente natural proyectando una cubierta en forma de flor, una flor que flota y se integra con el entorno. Una flor acuática y poética. Es una bóveda con planta circular formada por la intersección de ocho gajos que surgen de la intersección de paraboloides hiperbólicos tipo “silla de montar”.

La cubierta resultante tiene 42 metros de diámetro y alturas variables de 5.90 a 8.25 metros. Bajo esta se encuentra un salón enorme con mesas y sillas, y al centro una gran pista de baile o para ceremonias. A un lado se encuentran unos muros independientes que contienen el área de servicios como la cocina, sanitarios vestíbulo de acceso, entre otros. Tiene un estacionamiento para veinte automóviles, aproximadamente. En los bordes de las parábolas frontales se cierra el espacio a partir de placas de cristal con canceles metálicos de 2.40 por 2.40 metros.

OBRAS MÁS REPRESENTATIVAS:

Hotel y apartamentos en Acapulco, 1940

Pabellón de los Rayos Cósmicos en México, D. F., 1951.

Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa en México, D. F., 1953.

Fábrica Celestino Fernández, Colonia Vallejo, México, 1955.

Bolsa de Valores, Ciudad de México, México, 1955.

Capilla de Nuestra Señora de la Soledad del Altillo en Coyoacán, México, D. F., 1955.

Mercado de Coyoacán, 1956

Capilla de San Antonio de las Huertas, Tacuba, México, D. F., 1956.

Estaciones de San Lázaro, Candelaria y Merced de la línea 1 del Metro de la Ciudad de México.

Restaurante Los Manantiales en Xochimilco, México, D. F. 1957.

Capilla abierta en Lomas de Cuernavaca, Morelos, 1958.

Iglesia de San José Obrero, Monterrey, 1959.

Capilla de San Vicente Paul en Coyoacán, México, D. F., 1959.

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