Foto: Borzeli
A cinco años de su muerte, Esther Seligson, autora de libros como Otros son los sueños, por el que le fue otorgado el Premio Xavier Villaurrutia en 1973, sigue siendo un referente de la libertad de narrar en México.
Pero el ojo es a veces la prisión del cuerpo, una idea solamente sin el tacto, sin la mano que se hunde en las paredes de la carne, poco a poco, y las va demoliendo hasta que ceden, puro sudor, y gotean y se escurren... Dice la escritora mexicana Esther Seligson, en su libro Diálogos con el cuerpo, autora que con un sutil y delicado aliento, abordó en su obra religión, política y erotismo.
La ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 1973 por su novela Otros son los sueños, así como el Premio Magda Donato de Literatura por Luz de do, nació el 25 de octubre de 1941 en la Ciudad de México, en varias entrevistas confesó que tenía tres pasiones en la vida, enseñar, viajar y escribir, aunque otra de sus facetas fue la de traductora, con la que logró incluso el reconocimiento de los académicos.
En el libro ganador del Villaurrutia, Otros son los sueños, realiza un clavado al interior, con la intensión de buscar su propia identidad. A través de una mujer que dialoga consigo misma el lector escucha una voz íntima, en ocasiones desgarradora, en ocasiones voraz. La historia plantea un personaje que durante su traslado en un tren, conversa desde su interior con un esposo ausente, haciendo cómplice al lector de sentimientos y emociones encontradas.
Su súbita muerte sorprendió al gremio literario; un infarto fulminante llegó tres semanas después de concluir su libro de memorias Todo aquí es polvo y poco antes de presentar, junto con Elena Poniatowska, Vicente Leñero y Margo Glantz, A campo traviesa.
Su perfil biográfico publicado en el portal electrónico del Instituto Mexicano de Bellas Artes menciona que Esther Seligson nació en el seno de una familia judía ashkenazí, con un padre polaco y una madre rusa. Estudió Química en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e inició estudios sobre historia y literatura.
Cuando entró en contacto con estas artes, Esther cambió su orientación profesional original y estudió las carreras de Letras Españolas y Francesas, también en la máxima casa de estudios de México, y Cultura Judía, en el Centre Universitaire d'Ètudes Juives, en París.
UN INICIO FIRME
Empezó a publicar a los 24 años en los Cuadernos del viento de Huberto Batis, también colaboró en la Revista Mexicana de Literatura, de Juan García Ponce y a los 28 años apareció su primer libro Tras la ventada de un árbol (1969), que reúne varios cuentos.
La obra De sueños, presagios y otras voces (1978) es una colección de relatos en prosa poética editada por la UNAM, que contiene narraciones protagonizadas por personajes de la mitología griega como Electra, Orfeo y Eurídice.
POESÍA PARA SANAR
En la obra de la escritora mexicana, la poesía es un forma de ver el mundo desde la exención de la confesión, lo más íntimo del ser. La traductora de Cioran y Edmond Jabés, realiza un viaje por la memoria en libros como Toda la luz, donde escribe por ejemplo:
Envejezco Madre llevo a bordo mucho lastre
mas no quisiera aliviarlo pues tampoco ando a la deriva
navego entre islas que son calles que son ciudades
que son islas entre nosotros que son ríos
que son ribera desierto llanura navego
llevada por el ritmo de mi sangre
oleaje de memorias sin varadero
Con el buen hábito de escribir a mano, transitaba incluso en sus novelas, los caminos de la prosa poética, y de este ejercicio surgió precisamente su libro Escritos a mano, donde habla de sus dos culturas, la mexicana y la judía.
Todo plazo ha de cumplirse necesariamente y a Tu clemencia apelo, Reina y Señora de Todo lo Existente, acógeme sacrificio funerario en Tu bosques de álamos y sauces, y permite que se desprenda libre y gozosa mi alma hacia Tu Luz mientras la nieve sepulta mi cuerpo en el seno de las sombras purificadoras.
Amén…
RECONOCIDA MAESTRA
Pese a formar parte de un medio artístico asociado a posiciones políticas libertarias, la literatura de Esther Seligson es decididamente elitista, ya que apuesta a autores centrales del canon venerado en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM como Rainer Maria Rilke o Franz Kafka, sobre quienes escribió diversos artículos, dice de su obra la investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Adriana González Mateos.
“Es una escritora a detalle, culta, que incluso fue capaz de revelar lo siguiente: la literatura, y que me perdonen, no está escrita para los ignorantes, lo siento muchísimo, de ninguna manera un inculto puede leer. Si no entienden no lean ni escriban nada sobre mí. Yo no tengo porqué explicarles nada, háganse de cuenta que estoy muerta. La literatura es de todos, menos de los ignorantes”.
Según algunos especialistas, una de las obras más importantes de Seligson es La morada en el tiempo, publicada en 1981. En ella desfilan arquetipos históricos que recorren el tiempo y simbolizan al pueblo Israel, a la divinidad y al creyente aislado.
Diálogos con el cuerpo, publicado en 1984, cuenta la relación amorosa que tiene un hombre con su cuerpo. El libro es una descripción de sensaciones corporales, con un intento por sentir los pulmones, el corazón y el estómago a través de la sensualidad.
TRADUCIR POR PASIÓN
Además de su propia obra, Seligson dedicó gran parte de su tiempo y pasión a traducir otros autores al español como Edmundo Jabés y a E.M. Cioran, entre los títulos que tradujo están Contra la historia, Del inconveniente de haber nacido y La caída del tiempo.
Para Esther Seligson, ser maestra significaba compartir conocimientos, reflexiones, hallazgos, inquietudes. Fue docente en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM, por más de 30 años, lugar donde enseñó historia del teatro, arte escénico, montaje teatral, teatro y mito.
Esther Seligson murió el 8 de febrero de 2010 y tras su deceso fueron publicadas las obras Todo aquí es polvo (2010) y Escritos a mano (2011).