Pena. Poetas celebraron el día de la poesía con recuerdos sobre los 43 desaparecidos.
Entre definiciones de lo que es poesía: si es milagro, placer, vida, destino, un lugar al que se llega, amor o un mal presagio, maneras de nombrar la muerte; entre lecturas de poemas recientes o queridos, cuatro poetas mexicanos de muy distintos registros: María Baranda, Juvenal Acosta, Jorge Esquinca y Mardonio Carballo, celebraron el Día Internacional de la Poesía y demostraron que la poesía es capaz de hablar de todo, de emociones, estados de ánimo, de la vida, de la muerte, del dolor, de los amigos, de los hijos y los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Como una larga lista de 43 nombres hilvanados por la palabra poética desde Abel hasta Saúl Bruno, Mardonio Carballo nombró a los 43 normalistas de Iguala; pero también como un listado, del 1 al 43, María Baranda llamó a no olvidar; uno a uno les dio rostro poético y junto al nombre les erigió un altar con poesía.
Los cuatro poetas reunidos ayer al mediodía en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, para celebrar el Día Internacional de la Poesía, dieron cuenta de lo que para ellos representa el acto poético, la poesía, la inspiración y el arte de nombrar las emociones y el mundo; pero también celebraron un género literario de pocos, que ha sabido hablar de las pasiones humanas; de las desesperaciones, de la vida y de la muerte.
"La poesía es recoger la memoria para destilarla y estrellarla contra una pared, salen versos volando, palabras aprisionadas por el ritmo y la imagen, por el arcaico arte de hilvanar del escribano, salen versos volando, aprisionados, pero libres, dejad que vuelen", señaló Carballo luego de nombrar, de corrido, a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero.
María Baranda, llamó a no olvidarlos y, uno a uno, junto al nombre de los 43 normalistas, les erigió un altar con poesía porque dijo: "Creo que la memoria es importante y no hay que olvidarlos". Así comenzó: "1. Abel. Por tu cara de sol y gallo y tu nauche de sueño frío. 2. Abelardo. Por tus ojos de harina de tiempo y tu silencio. 3. Adán. Por tu baile de asombro y de risa de cobre fulminante. 4. Alexander. Por tu palabra de búho y tu ilusión de techo abierto. 5. Antonio. Por tus venas de agujeta de río y tu paso de jaguar de monte. 6. Benjamín. Por tus días de canto y bruma como orejas de gato...".
La poeta ganadora del Premio de Poesía Aguascalientes por su poemario "Dylan y las ballenas" dijo que la poesía es un sitio al que se llega y donde sucede lo único, lo misterioso. "Yo leo únicamente lo que me gusta, leo por placer, y leo todos los días. Seguramente se quedan fuera muchos poetas o muchos poemas, pero tengo que estar muy a galope abierto, muy obsesionada con lo que estoy leyendo o con lo que necesito".
Mardonio Carballo, por su parte, aseguró que la poesía es fuerza bruta que se quiebra al estrellarse contra una pared; que la poesía es un mal presagio, intuición y acierto de que lo peor puede ocurrir, y que se remienda el futuro con palabras y plumas. "La poesía es recoger la memoria para destilarla y estrellarla contra una pared; salen versos volando, palabras aprisionadas por el ritmo y la imagen, por el arcaico arte de hilvanar del escribano, salen versos volando, aprisionados pero libres, dejad que vuelen", señaló Carballo luego de nombrar de corrido a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero.
Juvenal Acosta, quien radica desde hace más de 20 años en San Francisco, en Estados Unidos, coincidió con Baranda y llamó a trabajar en el misterioso placer de la poesía o en el placer misterioso que proporciona; mientras que Jorge Esquinca habló de la inspiración, de su acercamiento al género que goza y para el que vive.