Andreas Lubitz, había sufrido depresión y una gran crisis nerviosa.
Andreas Lubitz, quien estrelló el avión con 150 personas a bordo en los Alpes, había interrumpido su entrenamiento como piloto en 2008 por problemas de salud. Su inestabilidad psicológica es clave para la investigación.
Según revela el diario británico Daily Mail, en 2008 debió posponer su entrenamiento como piloto por problemas psicológicos. La revelación, que se transformó en parte central de la investigación, llegó por un amigo. “Estaba muy deprimido”, confió.
La revelación plantea serios cuestionamientos sobre por qué se le permitió continuar su formación.
Autoridades de la aerolínea confirmaron que Lubitz se había tomado varios meses de licencia e, incluso, debió retomar su entrenamiento una vez reincorporado, pero insitieron en que estaba “100% en condiciones de volar”.
El diario, además, detalló que sus padres sólo descubrieron que su hijo era un asesino en masa pocos minutos antes de la rueda de prensa encabezada por el fiscal de Marsella.
Según la fiscalía francesa, Lubitz se mantuvo consciente hasta el impacto final.
Su respiración se escuchaba “normal”.
Pero no pronunció una sola palabra durante los 10 minutos que precedieron al impacto.
Los oficiales se negaron a revelar detalles del avance de la investigación pero insistieron que no se trataba de una nota de suicidio.