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Verdades y rumores

EL AGENTE 007

“Ahora resulta”, es la expresión que recorre las bocas de los empresarios que, con la esperanza de ganar unos buenos pesos, tuvieron la mala fortuna de convertirse en proveedores y contratistas del gobierno de Coahuila. Dicha expresión tiene su origen en la exigencia que hizo el zar financiero estatal, Ismael Ramos, a los históricos acreedores que han suplicado desde hace casi un lustro que les paguen lo que les deben. Y es que don Lito les dijo que si quieren recibir el pago, primero deben hacerle un descuentito del 20 por ciento a Papá Gobierno. O sea que, todavía luego de que se tardan años en pagarles, ahora no quieren darles el dinero completo que les corresponde. Los maldicientes, que siempre están dispuestos a soltar su ponzoña, comentan entre sí que tal vez la administración provincial ha decidido quitarse la máscara de la hipocresía para institucionalizar, de forma oficial y directa, el famoso “diezmo”... pero duplicado, o si prefiere usted el quinto real tan en boga en la época colonial.

También se preguntan si esta misma exigencia se la van a hacer a los bancos a los que el gobierno estatal (y usted y todos los desafortunados habitantes de estas tierras) les debe la friolera de 40 mil millones de pesillos. Por mera curiosidad y experimento antropológico, estaría bien que lo hicieran, sólo para ver qué respuesta dan los implacables señores de la banca. Y ya que hablamos de la deuda, harta extrañeza provocó el viraje que dio en sus declaraciones el abogado del empresario mediático, Rolando González Treviño, este último acusado de varias travesuras financieras en el país del Tío Sam, entre ellas el transporte de dinero de dudosa procedencia. Y es que el defensor primero dijo que en la investigación de los fiscales se había corroborado la utilización de recursos de las arcas coahuilenses para la compra de bienes y luego dijo que se deslindaba de esa declaración, es decir, de la suya. Como era de esperarse, los amantes del sospechosismo de inmediato dieron rienda suelta a su afición y opinaron que tal vez el abogado sacudió el avispero tan fuerte que las avispas se fueron contra él y por eso mejor optó por decir “esa boca no era mía”. Mientras tanto, don Lito sigue en la misma postura de “aquí no ha pasado nada”. Hermoso, ¿no?

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Nuestros subagentes vestidos de valet parking nos informan de un “jugoso negocito” que se cocina en la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) a raíz de la demanda laboral promovida por el exdirector Gabriel Cornú Máynez. Todo indica que para éste no fue suficiente permanecer en el puesto durante casi 15 añitos y tener un sueldo diario de dos mil pesillos, pues ahora exige una indemnización a la OCV de -ni más, ni menos- seis millones de pesos. Pero lo más curioso e intrigante del caso es que el despacho que lo defiende, Consejería Legal S.C., es de sus cuates que le hacen trabajos a la promotora de turismo y que, según dicen, se sienten en caballo de hacienda para ganar el juicio. Entre esos cuates, comentan los subagentes, está Carlos Rangel. Sí, el vocero del GEL, dirigente de la Canaco y actual director de la OCV. Dicen los que dicen saber que la OCV se ha gastado ya 350 mil pesos en el litigio y que al parecer lleva todas las de perder por las intenciones que hay de que así suceda, dada la amistad de Rangel con Cornú. Existe el temor de que si la OCV pierde la demanda, tendría que pagar con lo que le debe el gobierno del estado (mire, otro acreedor) por el Impuesto al Hospedaje y que le tocaría entregar al secretario de Fomento Económico, Antonio Gutiérrez Jardón, quien fue el impulsor de don Gabriel y de don Carlos. Ahora sí que, como en el Chapulín Colorado, la desamparada OCV se pregunta: “Y ahora ¿quién podrá defenderme?”.

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Los que no se quisieron quedar atrás al ver el rodaje que se realiza en la capirucha del esmog de la nueva película del Agente 007 (el de Hollywood, no éste su servidor, valga la precisión), fueron algunos funcionarios municipales y estatales de Coahuila. Y es que al acto conmemorativo del 102 aniversario de la firma del Plan de Guadalupe, el alcalde torreonense Miguel Riquelme llegó a bordo de un helicóptero que no es de él sino de la Conagua. Cuando aterrizó, los reporteros e invitados pensaron que se trataba de su jefe, el gobernador Rubén Moreira, pues es el único que suele llegar por aire a este tipo de actos. Cuando vieron que se trataba del munícipe de La Perla de La Laguna, la prensa se dispersó, pero un grupo de 15 aficionadas priistas lo recibió con porras, vítores y aplausos. Como estrella de cine, Riquelme llegó directo con ellas, las saludó y se tomó los obligados selfies. No obstante, cuando una de las simpatizantes le pidió que le ayudara con un problema, él optó por emprender la retirada a la voz de “estamos al pendiente”. Y al ser cuestionado sobre el uso del helicóptero se molestó, aceleró el paso y dijo enojado “¿qué no ve que me invitó (Armando) García Triana”, el director regional de Conagua. Cuando se le preguntó cuál había sido la ruta que siguieron, dijo que no sabía y se subió al helicóptero, que también fue abordado por la diputada local Verónica Martínez. Ya después, don Armando “aclaró” que sólo le dio un aventón al edil, ya que iban a realizar un vuelo de reconocimiento para supervisar el daño dejado por las lluvias y aprovechó para invitarlo (claro). Otros funcionarios que hicieron su entrada triunfal en aeronave fueron José Vega, director estatal de Comunicación Social y el alcalde de Ramos Arizpe, Ricardo Aguirre, quienes viajaron en un helicóptero del gobierno estatal. En el caso del gobernador Moreira, el secretario federal del Trabajo, Alfonso Navarrete Prida y el secretario de Sedeso, Rodrigo Fuentes, llegaron en otros helicópteros. ¿Qué tal? Lo que propios y extraños se cuestionan es si no sería más prudente, en medio de un contexto de bajos precios del oro negro y de recortes presupuestales, utilizar medios de transporte más económicos. Vamos, ser un poquito coherentes con la famosa austeridad republicana que tanto se pregona.

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Tremenda sorpresa se llevaron los regidores de oposición de Gómez Palacio durante las recientes reparaciones llevadas a cabo al interior de la sede del ayuntamiento que hoy encabeza José Miguel Campillo. Y no vaya a creer usted que encontraron un tesoro perdido de Pancho Villa o algo por el estilo. El hallazgo resultó menos grato y por demás preocupante. Resulta que en días pasados se registró una fuga de agua potable en el edificio municipal. La falla provino de una de las oficinas que ocupa la Dirección de Obras Públicas de Fernando Uribe, ubicadas en el primer piso, donde una fuga en la tubería de agua ocasionó que ésta se acumulara sobre los plafones de la planta baja, específicamente en el ala derecha donde se localizan los cubículos de los ediles. Al momento de hacer las reparaciones necesarias, el asombro se apoderó de los trabajadores que levantaron los plafones dañados para reemplazarlos cuando se dieron cuenta de la presencia de unos misteriosos cables que, conforme fueron estirando la guía, se percataron que provenían del área de Informática. ¡Cáspita! Hay quienes juran y perjuran que se trataba de micrófonos, mediante los cuales el aparato de inteligencia (así se llama) del ayuntamiento está al tanto de las conversaciones y los temas que se abordan en los cubículos de algunos regidores; no de todos, por supuesto. Así que, como si se tratara de la versión mexicana de la saga cinematográfica Bourne región 4, una fuga de agua puso al descubierto un “sofisticado” sistema de espionaje en las oficinas de los ediles de oposición. No resultaría extraño que ahora que comiencen las campañas aparezcan en el ciberespacio, casi como por arte de magia, grabaciones comprometedoras de ciertos personajes. Son los usos y costumbres de la politiquería mexicana.

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Y para no variar, tal parece que en la capital de los alacranes siguen viendo a La Laguna como el patito feo -y rezongón- de la provincia. Como muestra fehaciente de esta amarga situación quedó la reciente reunión celebrada en la Secretaría de Medio Ambiente ubicada en el llamado Duranyork, donde sí hay drenaje pluvial, sí hay concreto hidráulico y, curiosamente, siempre hay recursos. Nuestros subagentes disfrazados de impermeables dicen que dicha reunión iba a ser celebrada en esta región, pero de última hora las autoridades estatales determinaron que no era necesario venir a la zona afectada. Es más, ni recorridos hicieron en los ejidos para acompañar a las autoridades locales en el área rural donde la gente perdió sus casas tras los derrumbes. Y este desdén se dio con todo y que los alcaldes laguneros se deshicieron en elogios para el gober Jorge Herrera por lograr la declaratoria de emergencia, tras la cual se hicieron llegar a La Laguna colchonetas y cobijas, a pesar de que muy poco sirven a quienes ya no tienen un techo bajo el cual dormir. Pero lo más preocupante del asunto fue que en la mentada reunión hubo hasta quien preguntó si los laguneros no estaban “exagerando” al solicitar la declaratoria de desastre tras los días de diluvio. Con la declaratoria de desastre, dicho sea de paso, se obtendrían los recursos para reconstruir las viviendas, que es lo que más se necesita. Pero no es todo. También hubo quien del gobierno estatal preguntó si sería necesario. Y si en realidad quieren saber qué tan necesario es, pues que le sumen: sólo en Lerdo se dañaron 1,200 viviendas que costaría repararlas 22.8 millones de pesillos, más otros 32 milloncitos para rehabilitar caminos rurales calles y avenidas de la zona urbana. Al final todo quedó en que lo van a analizar “científicamente”. Luego se quejan de que haya gente que quiere hacer de La Laguna un estado soberano.

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