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Caravana por la defensa del agua, el territorio, el trabajo y la vida

A la ciudadanía

GERARDO JIMÉNEZ G.

La semana pasada comentamos sobre los saldos sociales del neoliberalismo, esta ideología que caracteriza la fase actual del capitalismo como sistema económico mundial y que se aplica mediante políticas públicas que disminuyen las regulaciones al capital en diferentes países, entre ellos el nuestro, donde se expresa a partir de las reformas salinistas que transforman la economía y la sociedad mexicana.

Una de esas características de las reformas neoliberales ha sido la apertura comercial externa que liberaliza las relaciones comerciales con otros países, particularmente con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial; otra fue las privatización de las empresas públicas que fueron transferidas al sector privado reduciendo la intervención estatal en áreas estratégicas de la economía nacional. El primer ciclo de estas reformas ocurre durante los años 80 y 90 del siglo pasado, continuando otro ciclo en este sexenio.

La justificación ideológica de las reformas neoliberales se basó en la incapacidad del Estado Mexicano como administrador de empresas públicas que frecuentemente operaban con números rojos; el proteccionismo y la corrupción a gran escala que formó grandes fortunas de la actual élite económica y política del país, las volvieron ineficientes.

Esta transferencia suponía que el sector privado sería más eficiente y generaría la riqueza que el Estado Mexicano fue incapaz de hacerlo como empresario, y si bien se dinamizaron algunos sectores de la economía también se incrementó la pauperización de grandes núcleos poblacionales del campo y la ciudad que resintieron los efectos de las reformas neoliberales.

En el primer caso estuvieron aquellos pequeños productores rurales que dejaron de recibir créditos o no pudieron competir con las mercancías agrícolas, particularmente los cereales, importadas a bajos precios porque los costos de producción en los países de origen, como Estados Unidos, son más bajos debido a los subsidios que reciben y la tecnología que utilizan, mientras que en el segundo las privatizaciones y la supresión de entidades oficiales desocupó a no pocos obreros y empleados públicos.

El resultado fue la expulsión brutal de esa población rural que abandonó sus comunidades o mandó al desempleo o al empleo informal a la población urbana. En el campo ocurre el acaparamiento de tierras y aguas por empresarios agroganaderos que crearon un neolatifundismo, no sólo legalizado por las reformas salinistas a las leyes agrarias y de aguas sino también ideológicamente justificado en la descalificación de la economía ejidal, la cual se había convertido en ineficiente por la misma intervención estatal en la producción agropecuaria y el control corporativo de los campesinos.

Uno de los grandes problemas derivado de lo anterior fue intensificar el uso de esos recursos naturales y productivos, como sucede con el agua en la mayor parte de los distritos de riego del país entre los cuales La Laguna es un caso ejemplar con la sobreexplotación y contaminación de nuestros acuíferos. El costo social y ambiental de las reformas neoliberales ha sido aumentar el ejército de pobres y el deterioro de los recursos naturales.

Ante esta situación, han surgido diversas respuestas de la población excluida del crecimiento económico o afectadas con la presión y deterioro de los recursos naturales, la mayor parte de ellas con sentido local, pero que ya denotan una constante nacional como ocurre con la Caravana por la defensa del agua, el territorio, el trabajo y la vida, convocada por la Tribu Yaqui que inicia este 13 de mayo y que recorrerá 23 estados del país para concluir el 22 del mismo mes en el Zócalo capitalino.

La Caravana es una iniciativa originada en la sociedad civil que busca articular las diversas expresiones locales donde se han presentado casos de afectaciones de los recursos naturales como el agua y el territorio, con impactos ambientales y consecuencias sociales en la población, por eso algunos organismos civiles como Encuentro Ciudadano Lagunero se suman a ella para proyectar en el espectro nacional la seria problemática hídrica que se atraviesa en esta región, sobre la cual no parece ventilarse soluciones a sus causas estructurales como sería la recuperación de los sobreexplotados y contaminados acuíferos que nos proveen agua a la población y economía lagunera.

La Caravana pasará por Torreón este próximo 15 de mayo con el apoyo de ciudadanos y organismos civiles, donde desarrollará diversas actividades informativas y retomará las propuestas locales que derivan de las problemáticas sociales y ambientales propias de esta región. La actividad central será por la mañana de ese día con un foro informativo en la Plaza de Armas de Torreón.

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