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Reos se liberan en la lucha

UN ESPACIO DE SANO ESPARCIMIENTO VIVEN LOS PRESOS PESE A TENER UNA LARGA CONDENA

Sin caídas. Los internos usan hasta pinturas para simular una pelea de alto nivel.

Sin caídas. Los internos usan hasta pinturas para simular una pelea de alto nivel.

AGENCIAS

¡Lucharááááán de dos a tres caídas, sin límite de tiempo. En esta esquina, por el bando de los rudos, "Sepultura", "Inframundo" y "Ejecutor"; y en esta otra, representado al bando técnico, "Chuponcito", "Octagón" y "Araña"!

Los gritos de "rudos" contra "técnicos" retumbaron sobre los enormes muros de concreto que dividen a la libertad de la prisión.

Los internos del reclusorio Preventivo Oriente de la ciudad de México, usan la lucha libre como forma de regeneración social.

Desde hace 12 años y medio Arturo "N", mejor conocido entre sus compañeros de celda como Sepultura, se encarga de entrenar a los reclusos que buscan "liberarse" con la lucha libre de la cárcel. Este hombre, de 42 años de edad, acusado de secuestro, cumple una condena de más de 20 años. Él fue luchador profesional.

"Mi padre fue quien me acercó a la lucha libre, empecé a entrenar desde que tenía 11 años de edad, en 1990, a los 17 años debuté en la lucha profesional, en la arena Nezahualcóyotl, fui parte del Consejo Mundial de Lucha Libre, después de la AAA y posteriormente me hice luchador independiente" relata.

El grupo se creó hace 15 años por un interno conocido como "Pentagoncito", pero en 2003 pasó la estafeta a "Sepultura", luego de ser trasladado a la Penitenciaría Santa Martha Acatitla, al oriente de la ciudad de México.

"Cuando yo ingreso a la cárcel, se enteran que tengo conocimientos sobre la lucha, por eso me quedo a cargo del grupo, poco a poco los compañeros comenzaron a confiar en mí y el día de hoy ya pelean a un nivel no profesional, pero cuentan con el conocimiento luchístico".

INICIA LA BATALLA

Desde temprano, algunos internos comenzaron a instalar el cuadrilátero, de seis metros de ancho por seis de frente, en el auditorio del reclusorio, otros colocaron las bocinas en donde se escucharía la presentación de los luchadores. Los participantes son todos internos del penal, aunque hay ocasiones en que luchadores externos son invitados a estas dinámicas.

"Uno de los compañeros con quien entrené cuando estaba en libertad, se enteró de esta actividad y nos hace favor de contactarnos con luchadores de la calle, nos ayuda a traerlos para los eventos de lucha libre que hacemos aquí", dice "Sepultura".

Los propios internos adaptaron un "camerino" para que los luchadores se disfracen y dejen a un lado el color beige que predomina en el penal, ahí se siente el nerviosismo, "siempre lo hacemos frente a las familias, pero ante las cámaras es otra onda", comentan.

"Algunos usamos máscaras, otros nos maquillamos, pero todos tratamos de vernos como un luchador real", explica "Sepultura".

Tras bastidores, los luchadores portan los trajes que les dan identidad, en una esquina un hombre es maquillado, dejando atrás el rostro que todos conocen como Gilberto Calvo se convierte en el payaso "Chuponcito".

Arturo dice que "Chuponcito" es uno de los prospectos que podrían dedicarse a este deporte y que cuando lucha dentro de las exhibiciones del penal es aceptado por toda la población, siendo el más aclamado.

Recluido desde hace cuatro años por el delito de secuestro exprés, Gilberto Calvo recuerda que cuando vio una presentación de los luchadores dentro del Reclusorio Oriente, decidió inscribirse, porque desde niño le llamó la atención este deporte. Al verlos volar me decidí, dije 'tengo que aprender' y aprendí".

La cara comienza a brillarle cuando relata como los niños y familiares de sus compañeros le aplauden cada que sale al ring, los pequeños son los que lo buscan más y por eso en cada función consigue dulces para hacerle más amena su estadía mientras visitan a sus papás. Antes de iniciar el espectáculo, "Sepultura", recalca que esta actividad se volvió rehabilitadora, ya que con los entrenamientos, se llega a olvidar la situación en la los internos viven.

"El beneficio que obtenemos, es que entrenando nos mantenemos saludables, dejamos de pensar en cosas negativas, venimos a desestresarnos", expone el entrenador.

COMIENZA EL ESPECTÁCULO

La espera terminó, los internos al igual que algunos custodios se acercan al ring, el grupo de los rudos sale al escenario, entre rechiflas y mentadas, los luchadores son presentados.

De inmediato es el turno de los técnicos, el ambiente cambia, todos aplauden, la lucha de todos contra todos da inicio.

Los luchadores uno a uno son rendidos, sólo quedan dos rudos y un técnico, al parecer los rudos ganarán, pero con los gritos de apoyo que dan los internos, le dan aliento al bando técnico y es quien gana la batalla. El "ring" tiene unas complicaciones técnicas, pero nadie se retira, todos esperan la pelea más importante donde los luchadores con más experiencia saldrán. Entre los más experimentados, está "Inframundo", quien empezó a entrenar hace 12 años, fue discípulo de "Pentagoncito" y ahora de "Sepultura", su entrenador confía en él, considera que si en algún momento obtiene su libertad, podrá entrenarse profesionalmente.

Con 16 años y seis meses en prisión por el delito de homicidio calificado, José Martínez (su nombre real), recuerda que siempre se interesó por la lucha libre, sin embargo nunca tuvo la posibilidad de convertirse en profesional.

Anhela que su hijo lo vea luchar en libertad.

15

AÑOS

Tienen practicando la lucha libre en el reclusorio.

18

REOS

Son los luchadores más constantes.

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Escrito en: Lucha Libre en Ceresos Reos luchadores

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