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¿De la 'Z' a la 'A' y de regreso?

Agenda ciudadana

LORENZO MEYER
"Ensalzar el periodismo que Zabludovsy encarnó

y desamparar al de Aristegui, es dar un espaldarazo

a un periodismo incompatible con la democracia"— Lorenzo Meyer

Ruta. En materia de noticieros, se suponía que iríamos de la "Z" de Zabludovsky a la "A" Aristegui, pero algo pasó en el camino y hoy, cuando un tribunal federal se negó a amparar a Aristegui, nos mandan de regreso: de la "A" a alguna versión de la "Z".

Homenaje. El senador Jesús Casillas (PRI) ha propuesto que la sala de conferencias del Senado se nombre "Sala de Prensa Jacobo Zabludovsky", (El Universal, 6 de julio). La del senador no es una posición aislada, en los diarios nacionales del 3 de julio aparecieron planas completas con esquelas lamentando la muerte del periodista y firmadas no sólo por particulares sino por gobiernos locales, empresas, fundaciones, agencias de noticias, radiodifusoras, instituciones del gobierno y más.

La importancia de Jacobo Zabludovky como personificación de un estilo de periodismo en México es innegable. Él se inició en la televisión como simple lector de noticias provenientes de agencias, pero en 1970, en el "Noticiero 24 Horas", dio un salto cualitativo al dirigir todo un equipo de reporteros, tener noticias e imágenes propias, comentarlas o suprimirlas para, finalmente, llegar a moldear una imagen de México, de su sistema político y del sistema internacional -el de la Guerra Fría- que un gran público terminó por hacer suyas.

Si la televisión que hoy es Televisa jugó en el México de la segunda mitad del siglo XX el papel de ministerio de cultura popular, Zabludovky por un tiempo se desempeñó como una especie de ministro de propaganda del régimen presidencialista y autoritario. Por eso, para muchos miembros de un teleauditorio cautivo, el 2 de octubre en Tlateloco no ocurrió, la matanza del "Jueves de Corpus" de 1971 se registró básicamente como un compromiso del presidente que para investigarla, el golpe de 1976 contra un Excélsior que estaba dando formas a un periodismo crítico fue convertido en un mero conflicto interno y el levantamiento del EZLN de 1994 fue presentado sólo desde la óptica del gobierno. Y la lista de desinformación puede extenderse y mucho.

Significado. En este contexto ¿Qué significa el homenaje a Zabludovky que propone el senador priista? ¿Qué significa el duelo institucional -y de un sector de la élite- por su desaparición? ¿Nostalgia por la forma de ver y entender el mundo durante la Guerra Fría y el autoritarismo priista clásico? ¿Apoyo indirecto a los actuales intentos de restauración? El problema hoy no es Zabludovky como persona admirada por muchos y criticada por otros, el problema es el ensalzamiento desde el poder político y económico de un periodismo incompatible con la democracia y en una coyuntura donde aún no se define si en el país la democracia avanza o retrocede.

Periodismo y Democracia. Walter Lippmann (1889-1974) señaló en Liberty and the news, (1920), que "La prensa [y esto incluye a radio y televisión] es, literalmente, la biblia de la democracia, es el libro [y pantalla] que le sirve a las personas para guiar su conducta. En muchos casos es el único libro serio que leen. Es el único de cada día".

Para que la prensa en cualquiera de sus formas sea esa "biblia de la democracia" debe servir de apoyo real y cotidiano a las tres condiciones que de acuerdo con un clásico en la materia, Robert Dahl, hacen posible esta forma de gobierno. Esas condiciones, necesarias aunque no suficientes, son: a) que el ciudadano tenga la posibilidad real de formular libremente sus preferencias políticas, b) que éstas sean difundidas para que las conozcan la sociedad y la autoridad, c) que su proceso de evaluación por quienes toman las decisiones se haga sin discriminar por su origen o contenido, (Poliarquía, 1971).

Para formular las preferencias ciudadanas, difundirlas y asegurar su atención efectiva en los órganos de gobierno como sugiere Dahl, se requiere del concurso constante de una prensa vigilante, libre y plural. Y la prensa encarnada por Televisa y Zabludovky no cumplió nunca ese papel. Sin pluralidad, selectivo y manipulador, "24 Horas" fue uno de los mejores apoyos del régimen autoritario.

Carmen. Muy en su derecho quienes, como particulares, hacen público su duelo por la muerte de alguien. Sin embargo, cuando el duelo lo expresan gobierno estatales, fundaciones e incluye una propuesta como la del senador Casillas, entonces su significado se modifica. La apología de la trayectoria de Jacobo Zabludovsky no tiene lugar en el vacío, sino que ocurre justo cuando se ha suprimido la mejor muestra del otro periodismo, de ese que se sitúa a 180° de la posición y papel jugado por "24 Horas": el de Carmen Aristegui.

Como en el caso de Excélsior en 1976, la desaparición del noticiero de Aristegui de MVS no es resultado de un "conflicto entre particulares". Es un esfuerzo desde el poder para impedir que eche raíces un medio efectivamente masivo de divulgación y comentario de la noticia con relevancia política independiente y muy crítico: la antítesis de lo que fue "24 Horas".

El homenaje al periodismo antidemocrático proviene de la élite, el apoyo a Carmen Aristegui proviene de un auditorio que aprecia su esfuerzo por mantenerse independiente. Ambas expresiones son reflejo de una lucha mayor: la que hoy tiene lugar entre nuestra vieja raíz autoritaria y los aún débiles brotes de pluralismo democrático. La moneda sigue en el aire y las actitudes de los poderosos cuentan.

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