La Comisión Nacional de los Derechos Humanos presentó un duro informe sobre la tragedia en Iguala. Para aquilatarlo hay que revisar el contexto.
En 1968 el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó operativos que provocaron violaciones masivas de derechos humanos y la muerte de 44 inocentes en Tlatelolco (utilizo la cifra de Kate Doyle y Jacinto Rodríguez Munguía). Era el monarca de un Estado fuerte que controlaba a casi toda la sociedad con mano de hierro; entonces no había instituciones que ampararan víctimas.
Después del 68 vino una apertura que Jesús Reyes Heroles justificó con dos frases que formarían parte del lenguaje político cotidiano. Para evitar al "México bronco" el priismo debía crear instituciones que frenaran los abusos porque "lo que resiste, apoya". El político veracruzano fue celebrado y citado una y otra vez; pero rápidamente fue desechado.
Hace 25 años nació la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Al principio señaló los errores, omisiones y excesos de los gobernantes. Los partidos pronto la castraron echándole talegas de presupuesto y poniéndole presidentes grises y timoratos. Se convirtió en una costosa burocracia, utilizada para cultivar clientelas y complicidades (algunos senadores fueron muy favorecidos). Durante muchos años fue un ostentoso florero que se ponía en los presídiums para pregonar el falso compromiso del Estado con los derechos humanos.
La tragedia en Iguala -septiembre de 2014- desnudó la simulación y pudimos ver a un Estado débil, un presidente ausente e instituciones, como la CNDH, incapaces de atender a las víctimas. Raúl Plascencia andaba haciendo campaña para su reelección, pero ni por eso fue a dialogar con los padres de las víctimas de Ayotzinapa que reaccionaron negándose a recibir a los visitadores de la CNDH. Perdió el cargo y los senadores entendieron que debía cambiarse el perfil del ombudsman nacional.
El 13 de noviembre de 2014 fue elegido Luis Raúl González Pérez y los senadores le pidieron que se reuniera a la brevedad posible con los padres de los normalistas (lo hizo en febrero de 2015). Un día antes el ejecutivo había firmado un Acuerdo de Asistencia Técnica con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que enviaran a México un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (Grupo) que recorre México desde hace meses. Con Luis Raúl y el Grupo buscaban la credibilidad perdida.
Este 23 de julio, el ombudsman lanzó una señal de autonomía al presentar un duro informe montado sobre la tesis de que Iguala es "el más grave conjunto de violaciones a los Derechos Humanos […] de cuantos haya memoria reciente en este país." Es un documento con algunas omisiones (es preliminar), pero entre sus méritos está tirar la "verdad histórica" presentada en enero por el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam.
El informe desnuda el patrón de incompetencias y descuidos del Estado mexicano. La CNDH señala los errores y asigna tareas a la PGR, a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y a las autoridades estatales y municipales de Guerrero. También recuerda que en seguridad hay desigualdad; salvo los mexicanos cuidados por Guardias Presidenciales o por mercenarios importados de Israel, la población está a merced de una delincuencia cruel y de un gobierno débil e inepto.
El 1º de septiembre Enrique Peña Nieto presenta su Informe y a los pocos días hará los mismo el Grupo (el texto final de la CNDH no tiene fecha). Es indispensable que el ombudsman y el Grupo concilien sus investigaciones para evitar el desperdicio de recursos, talento e información. Son evidentes las ventajas del trabajo coordinado. La CNDH tiene competencia para entrevistar a los militares que estuvieron en los municipios de Iguala y Cocula durante la tragedia, y el Grupo tiene más libertad para ir hasta el fondo en el delicado tema de la manera como los funcionarios y los políticos de todos los niveles subrogaron el monopolio en el uso de la fuerza a grupos criminales. Habría otras áreas de complementariedad.
El trabajo combinado de la CNDH y el Grupo permitiría tener una visión más profunda y creíble sobre lo ocurrido. El "México bronco" ya despertó y anda causando destrozos por todo el territorio; la sociedad necesita que la CNDH y el Grupo diagnostiquen lo sucedido en Iguala y deriven propuestas de validez general. Seguramente se enojarán y repelarán quienes gobiernan. Hay que recordarles que "lo que resiste, apoya".
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Colaboró Clementina Chávez Ballesteros.