El Síndrome de Münchausen fue originalmente descrito en 1951. Este diagnóstico se aplica a personas que buscan atención médica fingiendo síntomas diversos. (Este síndrome está bien representado en la obra de teatro El enfermo imaginario del francés Moliere (1622-1672)). Algunos de estos pacientes llegan, incluso, a someterse a tratamientos con drogas peligrosas, procedimientos médicos invasivos (por ejemplo, cateterismos cardiacos) o cirugías innecesarias, con la forzosa participación del médico, que por ignorancia o mala intención participan en esta agresión hacia un paciente siquiátrico.
Karl Friedrich Hieronymus, barón de Münchhausen (1720-1797) fue un alemán que se alistó en el ejército ruso y sirvió en él hasta 1750, tomando parte en dos campañas militares contra los turcos. Al volver a casa, Münchhausen narró historias increíbles sobre sus aventuras, que incluían cabalgar sobre una bala de cañón y viajar a la Luna. Quizá fue la exageración en las hazañas imaginarias la razón por lo que se usó su nombre para designar este conjunto de signos y síntomas. Se han sugerido hipótesis para explicarla, incluyendo el daño cerebral, neurosis y comportamiento antisocial. También hay teorías que mencionan la posibilidad de abuso infantil o el abandono de los padres como antecedentes. Existen siete datos principales que deben buscarse: Internamientos frecuentes, el abandono del hospital en contra de las recomendaciones médicas (alta voluntaria), la ausencia de factores externos que expliquen su comportamiento, conductas agresivas contra el personal de salud, (especialmente cuando ellos manifiestan sospechas de la validez de sus molestias), la familiaridad con los términos médicos y la enfermedad autoprovocada. En estadísticas de los Estados Unidos se estima que aproximadamente el 1% de los pacientes internados pueden tener este síndrome, dato que podría sobrestimar la verdad.
Llama la atención que estos pacientes tiene dominio de la terminología médica y describen las enfermedades de forma exacta y en ocasiones dramática, revela el estudio de libros de texto médico o del internet, y que al ser tan precisas y completas deberían hacer que el médico sospeche de este comportamiento (En ocasiones saben más que el médico de una enfermedad en especial). Los riesgos lógicamente están relacionados con investigaciones innecesarias, caras y peligrosas, con el potencial de dañar un órgano con el uso de medicamentos, procedimientos o cirugías que no se requieren. El hecho de que los síntomas no desaparezcan, no se controlen, empeoren o cambien de manera ilógica deberá hacernos considerar el problema, al igual que las recurrencias de síntomas en forma predecible a pesar de una mejora inicial. No es raro que estos enfermos tengan cicatrices de cirugías previas y que hayan sido sometidos a cateterismo e incluso cirugías de puentes coronarios. Muestran también renuencia a que el médico platique con la familia o amigos y se sienten a gusto, extrañamente, dentro del hospital. Se ha descrito que en ocasiones pueden poner sangre en su orina, inyectarse excremento en una vena o colocarse una banda de hule apretada en alguno de los miembros.
Los pacientes con síndrome de Münchausen se inclinan más frecuentemente por los padecimientos cardíacos y neurológicos. Dependiendo del tipo de síntomas u órgano aparentemente afectado, se han considerado diferentes nombres para estas variantes, que no dejan de ser interesantes, como, por ejemplo: Cuando los síntomas son palpitaciones, angina o dolor de pecho y falta de aire, se le llama Cardiopatía Fantástica. Si mencionan convulsiones, parálisis o adormecimientos, se le llama Neurológica Diabólica.
Otra variante de este padecimiento es el Síndrome de Münchausen por Poder, que es cuando una persona inventa e incluso provoca un padecimiento en otra persona. Generalmente la madre, y más rara vez el padre, provocan una enfermedad a uno o varios de sus hijos. Se le ha llamado también Síndrome de Polle, nombre de una supuesta hija del barón Münchausen. Esta variedad del síndrome se considera la forma más letal de abuso, debido a que se calcula que causa una mortalidad del 6-10%.
Los médicos debemos de estar alertas para diagnosticar este síndrome y evitar más daños al paciente, especialmente ahora que hay acceso a tanta información médica.
*Cardiólogo. Profesor de Cardiología y Director de la Facultad de Medicina y Hospitales Universitarios, Torreón, UA de C.
La próxima colaboración será del Dr. Juan Gerardo Lazo Sáenz, otorrinolaringólogo.