Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Pepito veía con mirada golosa las manzanas que su mamá había puesto en un canastillo sobre la mesa del comedor. Le dijo la señora: "No vayas a tocarlas. Son para la merienda que ofreceré esta tarde a mis amigas. Yo voy a salir, pero si agarras una Diosito te verá". Poco después llegó Rosilita, la niña de la casa de al lado, y de inmediato Pepito la invitó a ir con él a su cuarto. Ahí le propuso jugar al antiquísimo juego infantil llamado en inglés "Show me yours and I'll show you mine"; enséñame lo tuyo y yo te enseñaré lo mío. La niña rechazó esa salaz proposición. Le dijo a Pepito: "Alguien puede vernos". "Nadie nos verá -replicó el pequeño Casanova-. Estamos solos en la casa". Adujo Rosilita: "Nos verá Dios". "Tampoco él nos verá -le aseguró Pepito-. Mi mami lo dejó en el comedor cuidando las manzanas". Himenia Camafría, madura señorita soltera, declaró: "A mí los hombres machistas no me molestan. ¡Cómo me gustaría que me molestaran!". Alguien le preguntó a Tetina, mujer en flor de edad, por qué andaba con don Crésido, señor de muchos calendarios. Respondió: "Tiene una de las más mejores cualidades que cualquier hombre puede tener: dinero". Don Chinguetas estaba viendo por la ventana. De pronto le señaló a su esposa: "¡Mira! ¡Ahí va el tipo con el que se está acostando la vecina!". Corrió desalada doña Macalota a la ventana y dijo luego decepcionada: "Ese hombre es su esposo". "Ya lo sé -replicó don Chinguetas-. Con él se acuesta la vecina".Sólo hay una delgada línea roja entre la estupidez y la violencia. La burda agresión que en Veracruz sufrieron los panistas Ricardo Anaya, Miguel Ángel Yunes y Santiago Creel es muestra de lo que puede suceder cuando un estado tiene un gobernador que hace y deshace a su capricho por encima de la voluntad de los ciudadanos y de lo que conviene a su comunidad, a su partido y al país. El ya casi ex gobernador Javier Duarte manipula al obsecuente Congreso local para dejar un Fiscal Anticorrupción que obedecerá la voz de su amo, a fin de evitarle cualquier acción en su contra por actos ilícitos de los que se le pudiera acusar. Bien hizo el PRI nacional en deslindarse del gobernador, y muy puesta en razón estuvo Carolina Monroy, su dirigente actual, cuando señaló que la gestión que lleva a cabo el veracruzano para cuidarse las espaldas puede ser legal, pero carece de fundamento ético. Con sus maniobras Duarte se está acusando a sí mismo, y hace que se sospeche de él. Sea quien fuere el candidato presidencial del PRI en el 2018 no podrá presentarse en la elección si no lleva por lo menos una cabeza de ex gobernador priista corrupto en cada mano. La imagen que uso es muy violenta, pero me sirve para ilustrar la idea de que el partido tricolor debe sacudirse la imagen de corrupción e impunidad que acompaña al régimen actual. El PAN sigue avanzando en la carrera por la Presidencia, y los reprobables sucesos de Veracruz lo favorecen. El cuento que ahora sigue es sicalíptico. Las personas con escrúpulos morales harán bien en abstenerse de leerlo. A don Mondoy Lirondo le afligía ser calvo. Se equivocaba: la calvicie no sólo es señal de inteligencia -"¿Cuándo has visto un burro calvo?", pregunta la voz popular-: es también signo de virilidad. Su peluquero le recomendó: "Si quiere que le salga pelo ponga la cabeza en la intimidad de su mujer". Don Mondoy se burló del fígaro. Le dijo: "Usted también es calvo. ¿Por qué no ha hecho eso que me aconseja?". Replicó el barbero: "Porque a mí no me molesta la calvicie. ¡Pero mire el bigotazo que me cargo!". (No le entendí). FIN.

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