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Finanzas en pareja

El 'difícil' tema del dinero

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LILIANA AYALA

El amor es maravilloso, sin duda, pero cierto es que una relación no puede mantenerse solo con amor; aunque “ahorrador”, “inversionista” y “planeador” no son las primeras características que buscamos en una pareja, definitivamente a medida que avanza una relación son cualidades que ganan puntos.

Los problemas relacionados con el dinero son la tercera causa de divorcio en nuestro país y sin embargo es uno de los últimos temas que se hablan en pareja o al menos una de las que más se nos dificulta hablar. Y es que podemos contarle a nuestra pareja todas las anécdotas de la infancia antes que atrevernos a tocar el frío y escabroso tema del dinero, ya que toca muchas creencias, hábitos, metas y hasta ignorancia que podamos traer arrastrando.

Hay quienes se aventuran a casarse o irse a vivir juntos sin haber hablado claramente del tema cuando la verdad es que es algo que influye mucho en la vida diaria y que puede acarrear más problemas que otros desacuerdos que puedan surgir en la vida en común.

Muchos evitan hablar del tema porque no quieren parecer “interesados”, pero es un paso importante cuando se quiere construir un proyecto de vida juntos y evitar pleitos futuros. Siempre se nos dice que uno de los pilares de una relación es la comunicación, que debemos ser capaces de dialogar de todo con nuestra pareja, ¿por qué el tema del dinero sería la excepción?

COMUNICACIÓN Y CONFIANZA, LAS CLAVES

Algunas preguntas que nos pueden ayudar a reflexionar acerca de qué tan bien conocemos a nuestra pareja en las finanzas son: ¿Ambos saben cuánto gana cada uno? ¿Saben si el otro tiene ahorros o si gasta todo lo que gana? ¿Saben cómo maneja cada quien sus deudas? ¿Cada uno tiene claras las metas de vida del otro? ¿Qué papel ha jugado el dinero en sus relaciones?

Si no se tiene clara la respuesta de alguna de estas preguntas puede deberse a alguna complicación por cuestiones de hábitos, pero también puede tratarse de un asunto de confianza. La recomendación es adentrarse un poco más en el tema con la pareja, ya que todo cuesta y si no está bien manejado puede limitarlos para conseguir metas de más largo plazo como viajes, casa, casarse o incluso hijos.

Está claro que en la pareja debe haber metas en común y metas individuales, pero para alcanzarlas es necesario ponerles precio y planear cómo van a hacer para conseguirlo en pareja; nunca se deben dar las cosas por sentado sin antes haberlas dialogado y dejado en claro.

Así que siempre que se esté pensando en construir algo a futuro en pareja hay que olvidarse de los secretos financieros, hay que evitar esas relaciones donde cada quien tiene parte de sus ahorros escondidos de la pareja por miedo de que le eche los ojitos, no hay peor consejero que el miedo.

Decirlo siempre es más fácil que hacerlo, hay parejas que empiezan a hablar de dinero hasta que ya tienen una gran deuda encima, lo que genera mucha tensión para las partes, además de que el tema se convierte en algo negativo.

Existen algunas recomendaciones generales para empezar a tocar el tema sutilmente sin que termine provocando una pelea:

-Hablar sobre las metas que tiene cada uno y que les gustaría hacer para cumplirlas.

- Elegir cuidadosamente el momento para iniciar la conversación, de preferencia que sea un momento tranquilo para los dos, cuando no haya preocupaciones u otras distracciones.

-Preguntar las prioridades de cada uno y negociar los desacuerdos tratando de compaginar los dos puntos de vista.

-Explicar y comentar las implicaciones de las conductas financieras no “sanas”, ¡pero ojo!, hay que evitar los calificativos que puedan poner a nuestra pareja a la defensiva.

El objetivo es volverlo un tema cotidiano, como cualquier otro, algunos problemas no solo se deben a la escasez de dinero sino a la falta de comunicación al respecto.

Un punto clave es no caer presas de la desesperación si las primeras veces sienten que las cosas se pusieron incómodas; llegar a acuerdos y entenderse siempre toma tiempo, pasa lo mismo que cuando establecemos una meta financiera, puede no ser tan rápido como quisiéramos, pero si nos organizamos bien, sin duda lograremos cumplirla.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

El punto no es buscar, a toda costa, una pareja con buenos hábitos financieros para aprovecharnos de ella, debemos estar conscientes que tenemos que ahorrar por nosotros mismo para nuestras metas y es nuestra responsabilidad y de nadie más mantener finanzas sanas, pero siempre será más fácil si se tiene un cómplice que también lo haga para sí mismo.

Una pareja que está en el mismo canal que uno en las finanzas puede aportarnos una gran tranquilidad, además teniendo bien resueltos las finanzas personales, llevar las finanzas de pareja es mucho más sencillo y cuando el dinero está bajo control podemos enfocar nuestras energías en otros asuntos de pareja.

Para ser bueno con las finanzas no es necesario cruzar la delgada línea hacia la tacañería, simplemente hay que tener claro cuáles son nuestras prioridades, en qué cosas no queremos tirar el dinero y cómo podemos optimizarlo para llegar a nuestras metas.

Las parejas con finanzas sanas gozan de muchas ventajas, empezando por que saben que no están juntos por interés, pues cada quien tiene sus ahorros, inversiones, créditos, etcétera, de tal forma que pueden hablar más libremente del temas del dinero, sabiendo que no es con fines personales sino con fines prácticos. Incluso pueden compartir tips financieros que suman a los conocimientos del otro, además de que saben que tienen a algún con quien recurrir cuando tienen una decisión importante que tomar que conlleve dinero. Entienden que es más fácil construir entre dos y se apoyan mutuamente en sus metas porque comprenden la importancia de estas, de modo que se motivan mutuamente a nunca abandonarlas por falta de recursos.

Es menos probable que este tipo de parejas se queden con las ganas cumplir sus planes por falta de dinero, ya sea viajar, ir a conciertos o compromisos sociales. Los imprevistos no los agarraran tan de sorpresa y, por el contrario, pueden darse “lujos” en ocasiones especiales gracias a que ahorran. Además, elementos externos como el desempleo o un cambio de vida, tensarán menos la relación y si se trata de una relación a largo plazo saben que tendrán una vejez tranquila.

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