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MÉXICO, D.F.- A pesar de que las cifras presentadas en el pasado informe de actividades de Sara Bermúdez indican el crecimiento de estímulos por parte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), el cineasta Óscar Blancarte denuncia que se trata de becas entregadas bajo el sistema de “amiguismo”.
Para el director de “Dulces Compañías”, los logros presentados recientemente por la titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes sólo son “números alegres” que no coinciden con la realidad de los creadores en México.
Como muestra, Óscar platica de su particular situación que se caracteriza por la negación de becas en cinco ocasiones a sus proyectos cinematográficos, los cuales a través del tiempo han demostrado solidez, sólo que ante la falta de un apoyo, su realización se ha demorado.
“La primera vez que presenté un proyecto para beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte fue en 1997, con Entre la Tarde y la Noche. Lo propuse como guión ya que el Conaculta había becado a varios guionistas, algunos con renombre y otros no tanto, por lo que consideré oportuno ofrecer a consideración un proyecto que deseaba filmar, pero fue negado”.
En ese entonces, el cineasta asegura que su obra estaba sustentada por trabajos como Gilberto Owen, un poeta olvidado, que se ha exhibido tanto en México como el extranjero, y el largometraje Dulces Compañías, un filme que se ha distribuido a nivel mundial.
Entre la breve pero notable obra del cineasta mexicano de proyección internacional, destacan también El Jinete de la Divina Providencia, Entre la Tarde y la Noche y Que Me Maten de una Vez, todas ellas exhibidas en festivales internacionales de Francia, Puerto Rico, Nueva York, Argentina y Brasil.
Blancarte, quien también es director del Festival de Cine de Mazatlán -el único festival independiente en el país-, señala que a pesar de haberlo intentado en cinco ocasiones, la beca le ha sido negada debido a la “mezquindad” de los que eligen los trabajos.
“Considero que los encargados de aprobar los proyectos, Jaime Humberto Hermosillo y Arturo Ripstein, no tienen la capacidad para juzgar los casi 80 trabajos que se presentan. Por otro lado es muy palpable que algo raro está pasando porque existen los recursos para las becas, pero éstas no se manifiestan de una manera más equitativa por cuestiones de amiguismos. Yo pongo en duda la capacidad de estas dos personas para revisar los proyectos. Hace falta crear un consejo evaluador mucho más amplio y plural”.