LONDRES (AP).- El chimpancé Congo tuvo una breve carrera pictórica en la década de 1950, pero no logró interesar a la crítica pese a que uno de sus cuadros fue adquirido por su colega, el pintor español Pablo Picasso.
Ahora, casi un siglo después de finalizada su actividad plástica, algunos de los cuadros de Congo se venderán en una subasta organizada por Bonhams, una prestigiosa casa de Londres, junto a obras del pintor estadounidense Andy Warhol y el francés Renoir.
Tres cuadros pintados con témpera sobre papel -composiciones de colores brillantes que semejan pinturas abstractas- son ofrecidas como un solo lote en la venta de arte moderno y contemporáneo de Bonhams señalada para el 20 de junio, dijo el miércoles la casa subastadora.
El lote tiene un precio calculado por los expertos entre 600 y 800 libras esterlinas (de mil 130 a mil 500 dólares).
Bonhams dijo considerar que la inclusión del lote de Congo representa una innovación en el terreno de las subastas.
"Dudo mucho que se hayan subastado antes pinturas de chimpancé", dijo el director de pintura moderna y contemporánea de Bonhams, Howard Rutkowski. "No creo que nadie haya sido lo suficientemente chiflado como para hacer una cosa así. Estoy seguro de que otras casas subastadoras piensan que esto es una locura completa".
Congo, que nació en 1954, produjo unos 400 dibujos y pinturas entre los 2 y 4 años de edad. Una portavoz de Bonhams dijo que no se pudo determinar si el simio estaba todavía vivo.
En 1957, el estudioso de conducta animal Desmond Morris organizó una exhibición de pintura de chimpancés en el Instituto de Artes Contemporáneos de Londres, que incluyó cuadros de Congo.
Los críticos reaccionaron con una mezcla de burla y escepticismo, pero se afirma que Picasso poseía una pintura de Congo, dijo Bonhams.
Se dijo que Congo aprendió a manejar con rapidez los pinceles y lápices de colores, en lugar de tirarlos por el suelo o tratar de comérselos.
Siempre pintó dentro de los límites del papel utilizado para el cuadro y nunca permitió que la pintura se derramase más allá de sus bordes.
También parecía saber cuándo había terminado un cuadro: a partir de ese momento rehusaba volver a tomar los pinceles para pintar sobre el papel.