Elsa Cárdenas y Elvis Presley en 'Fun in Acapulco' (1963).
Por varias décadas, Acapulco fue pasarela de las celebridades nacionales e internacionales más reconocidas de su tiempo. Su popularidad comenzó en los cuarenta, cuando sus paradisíacos paisajes y su clima benevolente se convirtieron en un imán de extranjeros. Ese atractivo había de explotarse, por lo que en 1949 se inauguró la avenida Costera Miguel Alemán, que todavía es la vialidad más visitada de la ciudad, con sus múltiples hoteles, restaurantes y centros recreativos. Su construcción terminó de consolidar al puerto como uno de los destinos más aclamados en el mundo, al grado de ser escenario de la luna de miel de los Kennedy, futuros presidente y primera dama de Estados Unidos, y de la boda de Elizabeth Taylor y el productor Mike Todd, el tercero de los ocho matrimonios de la actriz.
No es extraño, entonces, que las playas de Acapulco hayan trascendido a la gran pantalla. Se estima que se han grabado más de 200 películas ahí, sin mencionar que durante nueve años fue sede de la Reseña Mundial de Cinematografía, evento donde, de 1959 a 1968, se proyectaron los filmes ganadores de los festivales más destacados del mundo, como los de Cannes, Berlín, Venecia, Mar de Plata o San Sebastián, con la presencia de los directores y actores que dieron vida a esas historias.
RESEÑA MUNDIAL DE CINEMATOGRAFÍA
Sólo la primera edición del festival se llevó a cabo en el entonces Distrito Federal, pero a partir de la segunda se decidió que las playas de Acapulco serían mejores anfitrionas que la gran ciudad.
A la proyección de Lawrence de Arabia en 1963, una de las que causó más entusiasmo, asistió Peter O’Toole, quien la protagonizó y cuya interpretación le valió su primera nominación al Oscar. La cinta, cabe mencionar, había obtenido siete Premios de la Academia, incluyendo el de Mejor Película. Otros clásicos internacionales que se estrenaron en la Reseña fueron Fresas silvestres (1957), de Ingmar Bergman; Sombras del mal (1960), de Orson Welles, o Fugitivos (1958), de Stanley Kramer.
Cada año, durante 21 días, Acapulco exudaba cine y reunía a las figuras más importantes del séptimo arte. Entre los íconos mexicanos que se hicieron presentes en el festival destacan María Félix, Dolores del Río, Silvia Pinal, Pedro Armendáriz, Mario Moreno “Cantinflas”, Germán Valdés “Tin Tan” y Emilio “El Indio” Fernández. En cuanto a las leyendas de Hollywood y europeas que desfilaron por tierras guerrerenses, se encuentran directores como Roman Polanski en el epítome de su carrera, así como infinidad de actores: Audrey Hepburn, Marlon Brando, Sharon Tate, Anthony Quinn, Daniel Gélin, Tony Curtis y un largo etcétera.
En 1969 se canceló la realización de la Reseña Mundial de Cinematografía. No hay registro de los motivos específicos por los cuales ocurrió esto, pero coincide con el hecho de que a Gustavo Díaz Ordaz le quedaba solo un año en la presidencia y hacía poco había ocurrido la matanza de Tlatelolco, la cual puso al mandatario en la mira del pueblo mexicano y en una posición cuando menos incómoda en la política internacional.
ACAPULCO EN LA PANTALLA GRANDE
El puerto guerrerense fue el escenario de decenas de películas mexicanas, la mayoría irrelevantes, pero otras permanecen como referente en la historia del cine nacional. Una de ellas es La perla (1947), uno de los filmes más reconocidos de El Indio Fernández y que le valió el Premio Internacional en el Festival de Venecia. El mar acapulqueño fue captado magníficamente por el lente de Gabriel Figueroa, quien recibió un Globo de Oro por su cinematografía. El largometraje sigue las aventuras de un pescador que se encuentra una valiosa perla en el fondo del mar, lo cual desata una serie de infortunios; tras matar accidentalmente a unos hombres que lo querían atacar para robársela, tiene que emprender la huida.
Otra cinta notable es El bolero de Raquel (1956), la primera a color en que apareció Cantinflas. En ella, el protagonista debe cuidar de su ahijado. Ya que bolear zapatos no le deja suficientes ingresos para mantener al niño, se lo lleva al puerto en busca de oportunidades.
Mención especial merecen las películas protagonizadas por Tin Tan, quien profesó un amor especial a Acapulco; de ahí que una buena parte de su filmografía se rodara ahí: Simbad el mareado (1950), El cofre del pirata (1958), El tesoro del Rey Salomón (1962), Tintansón Crusoe (1964), Capitán Mantarraya (1969) y Caín, Abel y el otro (1970).
Tin Tan tenía una casa en La Península de Las Playas, por lo que constantemente viajaba a la ciudad costeña a pasar temporadas de esparcimiento en las que organizaba tertulias, participaba en concursos de pesca, atendía su huerto y navegaba en el Tintavento, su yate. Los lugareños lo reconocían por su carisma y generosidad, pues siempre que podía le echaba la mano a quien lo necesitara. Su hija, Rosalía Valdés, comparte en una entrada de blog que el Acapulco de su padre era “mucho más natural y hermoso” que aquel lugar glamuroso que atraía a celebridades y magnates para derrochar en lujos.
PERSONAJE INTERNACIONAL
Acapulco fue, además, set de filmación de películas extranjeras. El primer clásico internacional de cuyo rodaje se tiene registro ahí es La dama de Shangai (1947), de Orson Welles, una obra de cine negro en la que un marinero se enreda con una mujer casada durante un viaje en yate. A bordo, un hombre le pide ayuda para fingir su muerte.
Luis Buñuel fue otro director reconocido que filmó uno de sus trabajos en playa guerrerense: La joven (1960), que sigue la intriga entre un guardabosques, una niña huérfana y un músico prófugo en una isla desierta. Irónicamente, esa fue una de las dos películas que hizo en inglés.
En la lista también destaca Desaparecido (1982), del franco-griego Costa-Gravas, basada en la desaparición real del periodista estadounidense Charlie Horman tras el golpe de Estado dirigido por Augusto Pinochet en Chile. El largometraje fue acreedor, entre otros premios, de la Palma de Oro en Cannes y del Oscar al Mejor Guion Adaptado.
Asimismo, la playa acapulqueña se hizo pasar por otros parajes en películas sumamente taquilleras, como Tarzán y las sirenas (1948), supuestamente ubicada en la selva africana; Rambo II (1985), cuya trama se desarrolla en Vietnam, y James Bond: licencia para matar (1989), donde simplemente se trataba de un país ficticio.
Si bien la época dorada de Acapulco terminó en la década de los setenta, su legado en el séptimo arte permanece hasta nuestros días.