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Discriminación laboral: empleos hostiles para la comunidad LGTBIQ+

Una chica trans, un hombre homosexual y un hombre trans no binario, narran a este diario la travesía de ingresar, permanecer y tratar de pertenecer a trabajos donde su identidad no fue respetada

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DANIELA CERVANTES

“Tengo miedo de que sepan que soy una mujer trans”

Cuando no se somete a sesión de láser un vello facial masculino se aferra a su cara femenina. Como no puede pasar el rastrillo por su rostro porque el proceso para eliminarlo por completo fracasaría, repara en ocultarlo con exceso de maquillaje, o, también, utiliza un cubrebocas como blindaje.

Damaris es una mujer trans que lucha todos los días para que las secuelas de haber nacido hombre no la exhiban en su centro trabajo. Nadie sabe, hasta el momento, de su proceso de re asignación de sexo y de género. Prefiere no decirlo. Tiene miedo de quedarse sin empleo.

Antes ya ha sufrido discriminación laboral por haber nacido en el cuerpo equivocado.

Por ejemplo, en la Maquila Yazaki ubicada en Torreón, Damaris encontró hostilidad al solicitar que se le tratara como mujer debido a que su apariencia todavía era un poco masculina. “Todos me decían ‘no te podemos decir Damaris, ni te podemos decir ella porque va en contra de las reglas de la empresa’”.

También, en ese mismo lugar, tuvo problemas por usar el baño de mujeres. Los guardias, sus compañeras y gente de recursos humanos le negaban la entrada al sanitario porque le decían que debía usar el de hombres. Esa batalla fue constante hasta que un día, aunque no le dijeron por qué, resolvieron en despedirla. “Es muy difícil encontrar un trabajo donde te traten dignamente”.

Nació hombre, pero Damaris es mujer, y por asumirse como tal, cambiarse legalmente el nombre y transformar poco a poco su cuerpo a base de hormonas y tratamientos médicos fue rechazada, primero, por su familia, y así, sola, ha tenido que enfrentar el abismo de la discriminación.

Ella sabe que la despidieron de Yazaki por definirse como transexual. Está consciente de que las puertas al mundo laboral no están abiertas de par en par para las personas como ella, porque a pesar de los avances que ha logrado la comunidad en varios escenarios sociales, los estigmas y las etiquetas siguen promoviendo el rechazo de la comunidad en los centros de trabajo.

También sabe, porque se informa, que en México la población trans tiene una tasa de desempleo del 90 por ciento. Asimismo, que el 54.88 por ciento se autoemplea, que el 25.48 cuenta con un empleo asalariado y un 19.60 se encuentra desempleada.

Damaris es una mujer trans luchando para que las secuelas de haber nacido hombre no la exhiban en su centro de trabajo. (Cortesía)
Damaris es una mujer trans luchando para que las secuelas de haber nacido hombre no la exhiban en su centro de trabajo. (Cortesía)

De acuerdo con el estudio presentado en el Informe Mensual sobre el Comportamiento de la Economía del mes de junio de 2023 de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), pertenecer a la comunidad LGTBIQ+ aumenta la probabilidad de la negativa a un empleo y de sufrir algún tipo de violencia en los centros de trabajo. 

La Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 reveló que en México hay cinco millones de personas (5.1 por ciento de la población) que se autoidentifican con una orientación sexual y de género LGTBIQ+. Y de ese total, el 34.8 por ciento es transgénero o transexual.

“A veces la gente dice ‘búscale, hay mucho trabajo’, y claro que hay trabajos, pero no hay trabajos que sean seguros para nosotros. Por eso las mujeres trans recurren al trabajo sexual”.

Varias organizaciones que velan por los derechos humanos de la comunidad estiman que el 92 por ciento de las mujeres trans ejercen la prostitución y esto tiene que ver con la situación social, económica y los estereotipos de la sociedad.

En su caso, Damaris no ha acudido al empleo del sexoservicio, pero, actualmente, en el lugar donde trabaja como estilista canina oculta su identidad porque: “la verdad tengo miedo de que sepan que soy una mujer trans, que me corran o que cambien su manera de verme”.

En ese sentido, Alan Espinosa de la O, presidente estatal en Durango del movimiento nacional LGBT+ Rights México, informó para este reportaje, que debido a que los casos como el de Damaris se multiplican alrededor de la República, fue que activistas de la comunidad impulsaron desde el gobierno federal una iniciativa para lograr que las empresas tengan cupo para empleados trans.

En concreto, el 30 de marzo de 2022 la organización Coalición Mexicana LGBTTTI+ presentó un diagnóstico sobre la situación de violencia laboral que enfrentan las personas trans en México y, en consecuencia, hizo pública una iniciativa de ley de cupo laboral y un protocolo para actuar al respecto.

En su momento se explicó que, de ser aplicada esta iniciativa, el Estado se debería comprometer a garantizar un mínimo del uno por ciento de su planta laboral a personas travestis, transgénero y transexuales, asimismo las firmas privadas que realicen estas contrataciones tendrían reducciones en el pago de sus impuestos.

Meses después de esa propuesta, la diputada María Clemente García Moreno (Morena) planteó reformar el artículo 186 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR), esto para otorgar un estímulo fiscal a los contribuyentes, personas físicas o morales que contraten a personas transgénero y transexuales.

“¿Por qué es importante esta iniciativa? porque generalmente las personas trans son las que están hasta abajo en la pirámide sociocultural, justamente por la discriminación que sufren”, indicó Alan Espinosa.

La iniciativa anterior urge porque, según Fausto Gómez Lamont, especialista en estudio de género y feminismo, “(históricamente) ha habido una preferencia por candidatos heterosexuales, es decir, (por ejemplo) no hay ferias de trabajo en las que se visibilice el interés de contratar en cada uno de los espacios empresariales a personas pertenecientes a la población LGTBIQ+”.

Me sentía como un bote de basura”.

Durante pandemia encontró trabajo en una empresa ubicada en Gómez Palacio que se convirtió pronto en su tormento. Guillermo es licenciado en Ciencias de la Comunicación con especialidad en Comunicación Organizacional, su paso por varios empleos en la región respaldan su experiencia. Conoce bien los procesos internos que se manejan en una empresa. Es proactivo, dinámico y creativo, pero… todo esto se anuló cuando sus compañeros se enteraron de que le gustan los hombres.

A partir de ahí, ni su talento, ni su empeño, ni sus habilidades bastaron para que pudiera conservar su empleo, pues los comentarios malintencionados, el acoso y la homofobia se injertaron en su día a día, y él perdió poco a poco el autoestima.

El ambiente laboral se le complicó más cuando a uno de sus compañeros lo ascendieron como subdirector y este se convirtió en su jefe. “Desde ese momento yo sentí cierto rechazo, no era algo directo, pero ya no podía platicar con hombres porque luego luego decían que yo quería con ellos”.

Guillermo se sentía competente, pero la constante “carilla” de parte de sus compañeros y jefe lo debilitaron al punto de ingresar a una depresión profunda. “Había violencia psicológica, violencia emocional. Me sentía como un pendejo en el entorno, como alguien que no tenía valor, como un bote de basura”

De pronto su vida personal pesó más que su desempeño laboral y el rechazo que recibió por ser homosexual se agravó al grado de que tuvo que renunciar. Guillermo no quería hacerlo porque necesitaba el ingreso, pero sabía que su paz mental estaba colapsada y decidió renunciar.

Percibiéndose como una víctima de homofobia laboral, ya fuera de la empresa, se informó para demandar a su exjefe amparándose bajo la Norma Oficial 035 (NOM-035), un mecanismo que diseñó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) en el 2018 para defender a los trabajadores y trabajadoras en diversas circunstancias que, entre otras cosas, pongan en riesgo su salud mental.

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Con ello, según lo que relató a este diario, Guillermo más que una compensación económica, lo que buscaba era que le ofrecieran una disculpa, acción que no consiguió, por lo que su acosador laboral tuvo que pagarle 18 mil pesos por las ofensas y por ejercer en él actos de discriminación y de homofobia.

El especialista en estudio de género Gómez Lamont explicó que las personas de la comunidad LGTBIQ+ que vivan situaciones como las que pasó Guillermo, pueden echar mano de la NOM 035 porque “lo que busca (la norma) es básicamente la prevención del riesgo psicolsocial y un riesgo psicolsocial son precisamente los actos de discriminación”.

Además de abarcar factores de riesgo psicosocial, cabe mencionar, esta norma también engloba acontecimientos traumáticos severos, violencia laboral y discriminación.

Al ser víctima de todo lo anterior, Guillermo, habilitando la NOM-035, demandó a su exjefe, y lo más importante, dejó el antecedente de que en esa empresa gomezpalatina, que prefirió no decir su nombre por miedo a represalias, ejercen actos de discriminación laboral a trabajadores que son parte de la comunidad LGBTIQ+.

Fausto Gómez mencionó que aparte del NOM-035, el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación también puede ser un aliado para la comunidad que sea víctima de estos actos de marginación y rechazo en entornos laborales.

En su caso, Guillermo aunque ganó la demanda, concluyó: “es triste que aún en muchos trabajos la gente no respete, porque tienen la mentalidad de que sólo existe el blanco y el negro. Pero no, la verdad es que en la vida ya existen muchos colores. Existe la diversidad”.

Renuncié por violencia transfóbica”

Tocó las puertas del Instituto Nacional Electoral (INE) de Torreón para rendirle homenaje al ya fallecido magistrade Ociel Baena, quien constantemente convocaba a la comunidad trans para que accedieran a las vacantes laborales que el INE ofrece a esa parte de la comunidad.

Auken, que se identifica con el género no binario, accedió a ocupar el puesto de capacitador asistente electoral, un trabajo temporal de seis meses por el que percibiría un sueldo a cambio de capacitar a los ciudadanos que salieran sorteados para participar en las elecciones que recién se llevaron a cabo.

Aunque, actualmente el INE cuenta con un protocolo trans para, precisamente salvaguardar los derechos humanos y la participación política de la comunidad LGTBIQ+, en su caso, Auken, desde la entrevista de trabajo fue discriminado.

El joven desde un inicio comunicó, porque así se lo preguntaron, en qué género se identificaba, pero la persona que lo entrevistó, a partir de ahí no dejó de “malgenerizar”, ni tampoco de hacer comentarios despectivos hacia la comunidad trans, a la cual él se siente perteneciente.

Asimismo, relató que un compañero también fue discriminado cuando, igual que él, intentó buscar trabajo en el INE. “Se le negó su identidad. Le decían ‘tú eres mujer, porque en tu INE dice que lo eres’, esto a pesar de que les dijo que se identificaba como un hombre trans”.

Por lo anterior, ambos decidieron denunciar actos de discriminación y transfobia ante el INE nacional. “El vocal ejecutivo del distrito 06 del INE Torreón nos apoyó en todo momento, también el INE nacional nos dio el respaldo. Al final yo sí fui seleccionado para asumir el puesto, pero mi compañero no”.

Auken logró colocarse dentro de la plantilla de trabajadores temporales del INE, sin embargo, en los cinco meses que duró en el puesto, compartió, fue víctima de actos de discriminación y violencia por parte de sus compañeros y su supervisora directa.

Auken fue discriminado en el INE Torreón por asumirse como un hombre trans no binario. (Cortesía)
Auken fue discriminado en el INE Torreón por asumirse como un hombre trans no binario. (Cortesía)

“Había un trato muy diferenciado y notorio, comparado al que le daban a mis compañeros. Yo no recibía el mismo acompañamiento, ni apoyo en las actividades que realizábamos”.

O lo llamaban con el nombre con el que ya no se identifica, o lo excluían, o, de plano, expresó, ni lo volteaban a ver. Además, compartió, le decían que era él el que se tenía que adaptar a ellos, “pero adaptarme a qué ¿A sus violencias?”, cuestionó.

Auken pensó que el escenario seria distinto debido a que el INE, como ya se mencionó, actualmente cuenta con un protocolo trans, el cual lamenta no se aplique ni se comprenda desde las propias practicas internas de la institución.

“(El protocolo) dice perfectamente que los capacitadores y supervisores electorales deben respetar la identidad de cualquier persona sin importar si su documentación coincide o no con el género con el que se identifican”. En su caso, él, cabe mencionar, ya cambió oficialmente su documentación por reasignación sexo genérica.

Aunque el puesto al que logró acceder era de seis meses, en el quinto Auken colapsó y terminó renunciando porque, compartió, no fue respetado, fue invalidado y discriminado por ser un hombre trans no binario, es decir porque no se identifica al 100 por ciento en ninguno de los dos géneros.

“Todo esto fue un proceso muy doloroso para mí, porque, hasta ahora, no me había tocado que ser víctima de violencia transfóbica en espacios laborales”.

Según un boletín publicado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Socia en el 2023, las personas con una orientación sexual no normativa tienen 18.7 por ciento de probabilidad de ser violentadas frente a un 14.9 por ciento de las personas heterosexuales.

“Al considerar tanto la orientación sexual como identidades no normativas, los grupos con probabilidades más altas de sufrir un incidente de violencia son las mujeres cisgénero, y mujeres y hombres trans, con 16.1, 36.9 y 18.3 por ciento, respectivamente”, se lee en el texto.

Y así, en marco del Día Internacional del Orgullo LGTB que se celebra cada año el 28 de junio con el objetivo de instar a la tolerancia, la igualdad y la dignidad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans, los tres testimonios de arriba reflejan que el camino hacía la igualdad, la no discriminación y la visibilidad de la comunidad, al menos en entornos laborales, aún es sinuoso y largo.

Guillermo fue víctima de homofobia en una empresa de Gómez Palacio.
Guillermo fue víctima de homofobia en una empresa de Gómez Palacio.

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