El gusanillo se mete y ya no te va a soltar en toda la vida; es como una necesidad existencial qué como un vicio bueno, nunca se apartará de ti: la literatura, en sus derivaciones, la de lector y la de escritor.
Quizás a las dos llegué tarde para tomarlas en serio; pero llegué, y a medida que pasó el tiempo, se fue acrecentando. A los 35 años, por eso digo que llegué tarde, comencé a asistir a talleres literarios para mejorar mi manera de escribir. La idea de estos talleres, que en México vienen desde los fines de los cincuenta y principios de los sesenta; uno de los más famosos, los de Juan José Arreola, fueron benéficos para muchas generaciones que hicieron de la literatura mexicana, una importante, de las cuales sentirnos orgullosos y que aún en nuestros días siguen dando frutos.
A mis 44 años, 1994, gané mis mejores premios literarios, el Julio Torri, de cuento, el más importante estatal, y una mención en la primera feria juvenil e infantil en la ciudad de México. Debo de confesar que hasta ahí llegué. Seguí escribiendo, pero ya no para concursos. Antes había ganado en los juegos florales del ISCYTAC y en el concurso literario Julio Torri de la UAC dos terceos lugares en cuento y ensayo; así como, en un concurso sobre cuento infantil histórico, tuve una mención. Durante 4 años tuve un programa de radio sobre literatura.
En los periódicos he escrito con continuidad desde 1980; antes, esporádicamente. Mi primer artículo salió en 1970.
Eso ha sido lo que he hecho como escritor. Tengo 8 libros publicados, gracias a las oportunidades que ha dado la presidencia municipal y otros pagados por mi propio peculio. He dejado de publicar, hasta hoy, que otro nuevo libro ha visto la luz, gracias a las nuevas tecnologías y a la creación de empresas que dan esa oportunidad a cualquiera que lo pida, sin costo alguno, y se van imprimiendo según se requiera.
La empresa es AMAZON; ahí es donde he podido publicar mi último niño que se intitula: Las Puertas, firmado como José Luis Herrera (sin el Arce) y que ahora lo que anda buscando son lectores.
Los primeros libros me atreví a venderlos en la calle a quien se me pusiera enfrente; hasta llegué a venderlos en el aeropuerto que es el mejor lugar que me funcionó, hasta que me corrieron. Ediciones de mil, las llegué a agotar. A mis 74 años, ya me es imposible andar como vendedor callejero por enfermedades que se acumulan y no me permiten caminar mucho. Así que no me queda más que la promoción a personas cercanas a mi y a mis amigos, además de a mis lectores de esta columna, así que, si usted no tiene nada mejor que hacer, puede leerse una novela que no es tan mala. Es un estudio de personalidades encerradas dentro de la pandemia y sus diferencias individuales. Utilizo las tres personas narrativas.
Tiene que meterse a AMAZON para pedir mi libro y le llega en pocos días.
Como lector he continuado y eso ya no me abandonará hasta el día de mi muerte. Como jubilado que no tiene nada que hacer, pues mi única distracción es leer en la mañana y ver televisión por las tardes. Me he aficionado a las series que hablan sobre historia, cuando te pones a buscar, encuentras muchas. De Roma es de lo que más hay. También existen sobre historia de México.
En la semana leeré tres o cuatro libros, esto no es nada más por presumir, sino la manera como lleno mi tiempo. Me quedó por costumbre levantarme temprano para hacerlo; empezar mi día con el primer café y un libro. Después viene mi frutita y remato con el desayuno.
He podido juntar una biblioteca de alrededor de dos mil libros; y otros tantos que heredé de mi papá y la mayoría he leído. Eso dejaré como herencia, aunque no tengo lectores a mi alrededor. Ya sé dónde acaban los libros que se heredan. En las librerías de segunda o en el asilo de ancianos, que los vende a las librerías de segunda. (Yo era el contacto).
Perdonen por tanta presunción, nunca lo hago, pero doy a conocer mi relación con la literatura para ver si encuentro por ahí quien me apoye, como otras veces lo he encontrado. Cada quien le hace su luchita en el mercado con el cual se relaciona. En AMAZON se consigue de todo, hasta mi libro: " LAS PUERTAS", por José Luis Herrera.