Busco la palabra huésped en el diccionario y me encuentro con que tiene cinco significados. El primero es el que yo ya imaginaba: "persona alojada en casa ajena", pues sí, claro… pero luego leo los demás y cuando llego al quinto significado me traumo, porque dice exactamente lo contrario: "Huésped: persona que hospeda en su casa a otra". Espera, entonces, ¿en qué quedamos?
Digo que me traumo aunque mejor sería decir que me traumatizo, porque no entiendo que en un diccionario como el de la Real Academia Española pueda haber una misma palabra que se use para expresar dos conceptos exactamente opuestos.
Así es el idioma y aquí se lo he comentado muchas veces; la lógica frecuentemente no se lleva muy bien con el lenguaje. Es común que entendamos al idioma como un sistema preciso, como una ciencia exacta que tiene principios o bases rígidas e inflexibles, pero la realidad es diferente.
Ciertamente el idioma tiene una base lógica construida con normas establecidas, nos dice claramente que en una oración debe haber sujeto y predicado, nos dice cuáles son los adjetivos, los sustantivos, cómo hay que conjugar un verbo y mil cosas más.
Sin embargo, por su misma naturaleza cambiante, que se da como consecuencia de la evolución del ser humano, esas reglas se rompen con frecuencia y entonces la lógica empieza a fallar, ya no funciona.
"Oiga, ¿cómo se dice? ¿Tostar o tuestar? Porque si lo correcto es decir yo tuesto, pues el verbo debería ser tuestar, ¿no?", cosas así me preguntan.
Pues no, en el idioma esa lógica no funciona, porque entonces si los de Puerto Rico son portorriqueños, los de México tendríamos que ser mexiqueños. ¿Y los de España? Pues probablemente tendrían que ser los españeños.
El idioma tiene sus reglas, pero éstas tienen muchas excepciones y como el uso y la costumbre son importantes factores para establecerlas, entonces constantemente hay cambios determinados por el lugar, el tiempo, las tradiciones y muchas influencias más.
En las cosas del idioma debemos ser un poco más flexibles y aceptar los cambios que vengan porque son un síntoma natural de la evolución que se da en un sistema como éste.
¿Está usted de acuerdo?
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ME PREGUNTA Hilda Montero: ¿Cuándo lleva acento ti?
LE RESPONDO: ¡Nunca!
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA. Frase de León Tolstoi: "A veces buscamos la felicidad sin saber dónde, como el borracho que busca su casa: sabe que tiene una pero no sabe dónde está".