Estaba muy enfermo, tenía cáncer y sabía que su muerte llegaría en unas cuantas horas. Era una noche calurosa, así que desde la terraza que daba al puerto se puso a cantar una apasionada declaración de amor y sufrimiento, dedicada a una bella joven pianista a la que amaba intensamente.
Los pescadores que oían aquella potente voz anclaban sus naves bajo la terraza y se quedaban embelesados escuchándolo. Dos días después, el dos de agosto de 1921, falleció Enrico Caruso, el más grande tenor que ha conocido la humanidad.
Había nacido en Nápoles, cuarenta y ocho años antes. Durante los veinticinco años de trayectoria como cantante profesional, Caruso se presentó en las más importantes salas de ópera del mundo: la Scala de Milán, el Teatro Colón de Buenos Aires, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan Opera de Nueva York donde un público eufórico lo escuchó cantar nada más en ¡863 ocasiones! Su tesitura era de tenor… ¿y qué es un tenor? Pues es el cantante que tiene cierto rango de voz que se ubica entre el contratenor y el barítono. La palabra tenor deriva del latín tenere que significa sustentar, porque en la música eclesiástica del Renacimiento el tenor sustentaba notas largas.
“En las notas agudas que comparte con el contratenor, la voz del tenor se distingue por su timbre claro y brillante y por la resonancia pectoral de su voz. Igualmente en las notas graves que comparte con el barítono, la voz del tenor se oye ligeramente oscura ya que el barítono tiene un registro grave mucho más rico”. Arturo Toscanini, que tuvo la oportunidad de dirigir algunas óperas en las que participó Caruso y que se presentaron en el Metropolitan, lo consideraba uno de los más grandes artistas con los que había trabajado.
El repertorio de aquel extraordinario cantante era de aproximadamente sesenta óperas, la mayoría en italiano, aunque incluía algunas también en francés y en inglés, además de unas quinientas canciones, principalmente napolitanas y diversas canciones tradicionales italianas.
También solía interpretar algunos temas populares en esa época. Fue uno de los pioneros de la música grabada. Grabó más de 250 interpretaciones y ganó millones de dólares con la venta de sus discos y su conmovedora versión de Vesti la Giubba que fue el primero que alcanzó la cifra de un millón de ejemplares vendidos.
Vesti la Giubba significa “Ponte el disfraz”, es un aria de la ópera Pagliacci (Payasos) de Ruggiero Leoncavallo que narra el drama del payaso que “ríe con ganas de llorar” y con el cual seguramente Caruso se sentía identificado. La belleza y potencia de su voz, su riqueza de tono y su técnica superlativa, hacen de Enrico Caruso el más grande cantante de ópera que ha existido en el mundo. Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios. [email protected] Twitter: @donjuanrecaredo
ME PREGUNTA Geraldine Álvarez: ¿Cómo se debe decir, cien dollar o cien dólares?
LE RESPONDO: Lo correcto es “cien dólares”. La palabra dólar está incluida en el Diccionario de la Real Academia Española.
LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA: Hay que tener presente que nuestro carácter es resultado de nuestra conducta.