Es la única advocación mariana de América en tener una capilla especial en la Basílica de San Pedro.
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ROMA, ITALIA.- La Virgen de Guadalupe ocupa un lugar privilegiado en la Basílica de San Pedro del Vaticano al ser la única advocación mariana de América en tener una capilla especial en el subsuelo del templo más importante de la cristiandad.
Esta capilla está ubicada en un pequeño espacio de las grutas vaticanas, al lado izquierdo de la tumba de San Pedro y a unos 15 metros del mausoleo donde descansan los restos del extinto Papa Juan Pablo II quien recibe, cada día, más de diez mil visitantes.
Angelo Comastri, archiprete de la Basílica Vaticana y presidente de la Fábrica de San Pedro, explicó que son dos las capillas junto a la tumba del primer Papa, correspondientes a México y a Polonia.
?Son dos capillas que se rellaman, primero la polaca sobre la parte derecha del períbulo (donde se encuentra la tumba de san Pedro) y la mexicana, sobre la izquierda?, indicó.
?Se puede decir, agregó, que son dos pueblos de una gran tradición católica y de una gran devoción mariana, creo que no sea una casualidad que las dos capillas marianas sean estas?.
Ponderó que estos dos pueblos tienen algunas cosas en común en su historia porque en su identidad nacional jugó un rol de gran importancia un santuario dedicado a la Virgen.
En México es Guadalupe y en Polonia la Virgen de Chzestokowa cuyo templo se encuentra al sur del país en la localidad del mismo nombre, se trata de un cuadro milenario de estilo bizantino que, según la tradición, fue pintado por el apóstol Lucas.
HISTORIA
El dos de febrero de 1983 el Papa Juan Pablo II autorizó la solicitud del cardenal Ernesto Corripio Ahumada, arzobispo de la Ciudad de México, quien a nombre del episcopado mexicano pedía una capilla en honor a Nuestra Señora de Guadalupe.
Al inicio de 1992 el modesto mobiliario ubicado en el lugar de las grutas vaticanas fue removido así como los dos simples sarcófagos del III siglo de nuestra era que se encontraban contra las paredes del lugar.
Los elementos decorativos y litúrgicos para la actual capilla fueron realizados por artistas mexicanos, para ello fueron utilizados la plata y piedras del monte Tepeyac, donde se apareció la Virgen, por su valor simbólico.
El proyecto corrió a cargo de los arquitectos Pedro Ramírez Vazquez, Andrés Giovanini García, Fray Gabriel Chávez de la Mora y Alejandro Errasti Ordas, encargados de un comité integrado por especialistas del país.
Sobre la parte posterior del fondo del pequeño templo resalta dentro de un marco de plata, una copia fiel de la Virgen venerada en el santuario de Guadalupe, obra realizada por el Estudio del Mosaico de la Fábrica de San Pedro.
Pequeños trozos de piedra pulida forman finamente uno a uno los detalles de la imagen impresa sobre el ayate que san Juan Diego portaba hace 475 años.
El altar es un pequeño bloque de plata apoyada sobre cuatro pilastros en piedra del cerro del Tepeyac, al igual que una madera larga que se ubica bajo el cuadro de la Virgen dedicada para el descanso del celebrante.
Sobre la mesa se ubican dos candelabros de plata realizados en el mismo estilo con la frase escrita ?Alleluya, Gloria, Hosanna? sobre el borde del plato que contiene la cera.
En medio una cruz de plata maciza, trabajada en todos sus lados, presenta las efigies de Cristo, de la Virgen y de san Juan Evangelista, además de algunos pasos de la pasión moldeados en estilo mexicano.
A los lados de la capilla, ocupando los espacios de unas arcadas, se observan dos grandes relieves en bronce; el izquierdo representa el momento en que Juan Diego, frente al obispo, abre la tela que portaba y se aparece la imagen de Guadalupe.
Sobre el espacio opuesto se ve otra, la figura de Juan Pablo II quien, asomado a través de la logia central de la nueva basílica en México, bendice la multitud y a su espalda se lee la frase: ?No estoy yo aquí que soy tu madre??.
Se trata de las mismas palabras que, durante las apariciones, la Virgen María le dijo al indígena vidente quien se encontraba preocupado por la salud de su tío.
El 12 de mayo de 1992 la capilla fue inaugurada por el Papa Juan Pablo II con una misa concelebrada con Ernesto Corripio Ahumada, algunos obispos mexicanos y Guillermo Schulemburg, abad del Santuario de Guadalupe.
En la actualidad la Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe de la Nación mexicana se mantiene como la única dedicada a un país americano en San Pedro y es testigo mudo de la constante peregrinación de fieles de todo el mundo a la tumba del extinto Papa Juan Pablo II.