Las pérdidas para los productores de cultivos de temporal pueden ser catastróficas, advierte la ONU.
Agencias
MÉXICO, DF.- La agricultura es el sector más vulnerable en México al cambio climático, pues enfrenta el riesgo de una disminución en las lluvias y en la disponibilidad de agua, así como de un mayor deterioro de suelos y una reducción en las tierras cultivables, advierte Víctor Magaña, especialista del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM.
Los cultivos más amenazados, alerta, serán los de temporal -particularmente el maíz-, de por sí afectados por las importaciones, la disminución de los apoyos y la migración de la mano de obra campesina.
?El sector agrícola presenta gran sensibilidad a la variabilidad climática y los apoyos a la agricultura de temporal son insuficientes para reducir la alta vulnerabilidad de este sector a condiciones extremas de clima?, apunta en entrevista.
Las pérdidas para los productores de temporal pueden ser catastróficas, advierte el también integrante de uno de los grupos de trabajo del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU.
El investigador considera que si el país quiere aminorar los posibles impactos en la temperatura, el ciclo de lluvias y los fenómenos extremos, se debe actuar de inmediato.
?La sequía de 1997, asociada al fenómeno de El Niño, provocó pérdidas en el sector agrícola de casi mil 500 millones de pesos.
?El retraso de las lluvias en el verano de 2005 resultó en una caída de más del 13 por ciento en la producción agrícola el país; 167 mil personas se vieron afectadas por los impactos de la sequía y los costos totales ascendieron a 778 millones de pesos?, detalla.
El calentamiento global, explica Magaña, altera los ciclos hidrológicos, aumenta la presión sobre el recurso agua y acelera la erosión de los suelos.
Derivado de ello, la superficie no apta para el cultivo del maíz en México podría pasar del 60 al 75 por ciento del territorio nacional.
Frente a esos fenómenos, insiste en que son necesarias estrategias locales de adaptación, como cambios en los patrones de cultivo, el empleo de métodos recuperación de suelos o el uso de nuevas tecnologías para un mejor aprovechamiento del agua.
Y esas estrategias, reprocha, no están todavía en el centro de la agenda de las autoridades responsables.
El factor agua
El principal reto de la agricultura en México, considera el especialista del Centro de Ciencias de la Atmósfera, es lograr un uso más eficiente del agua.
El sector, indica, consume casi tres cuartas partes del agua utilizada en México, con altos grados de desperdicio y deberá enfrentar en los próximos años un escenario de reducción de la disponibilidad del recurso en diversas zonas del país.
?Es fundamental que dejemos de contaminar los cuerpos de agua superficiales. En un país ideal, deberíamos vivir en gran medida de esos cuerpos y los acuíferos deberían de ser como nuestra reserva para estar preparados para una sequía?, apunta.
Por otra parte, subraya que urge mejorar los sistemas de riego para reducir el desperdicio de agua: ?existen tecnologías disponibles, pero no disposición para invertir?.
Un riesgo adicional, indica, es el que representan los fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones, que deslavan los suelos y aceleran su erosión, así como las sequías.
Si las cosas continúan así, insiste en que a mediano y largo plazos, el cambio climático dañará severamente a la agricultura y pondrá aún más en riesgo la seguridad alimentaria del país.
?Con el calentamiento global será menos previsible el clima, lo cual complicará la planificación de las actividades agrícolas, ejerciendo presión en los sistemas agrícolas frágiles; además, los climas extremos se harán más frecuentes y aumentará el nivel del mar, lo que representará una amenaza para la agricultura de las costas?, alerta.
