En medio de un fuerte dispositivo de seguridad fue inaugurada por el presidente Calderón la presa El Tigre. En la imagen, un vehículo militar recorre los alrededores del lugar donde se llevó a cabo el acto oficial. (Fotografías de Ángel Padilla)
GÓMEZ PALACIO, DGO.- El paisaje llano y árido de la carretera a Jabonoso se viste de verde militar. Es la primera vez que el presidente de la Republica, Felipe Calderón, visita La Laguna para inaugurar una obra y no para asistir como invitado a eventos sociales. Tan sólo en el primer retén hay cerca de 40 elementos de las Fuerzas Federales de Apoyo y de la Sedena, es el primero de otros seis puntos de revisión ordenados por el Estado Mayor Presidencial.
Más de 700 personas, entre funcionarios (en su mayoría panistas) y grupos de ejidatarios, previamente seleccionados -varios con camisetas del candidato del PAN a la alcaldía de Gómez Palacio, Augusto Ávalos-, aguardan su llegada a la inauguración de la planta de tratamiento de aguas residuales.
Hay contrastes. Mientras en el primer punto de revisión las fuerzas federales inspeccionan asientos y cajuelas de los vehículos que transitan por la carretera, los soldados, miembros de la DEI y policías preventivos que aguardan por un costado del canal de Sacramento, parecen relajados, yacen en el suelo a la sombra de los matorrales con las manos entrelazadas bajo la nuca, otros dormitan en sus unidades, unos más forman corrillos de charla.
Más tarde, elementos de las Fuerzas Federales de Apoyo retienen durante casi media hora a la escolta del alcalde de Gómez Palacio, Octaviano Rendón Arce, por traer armas largas.
Minutos después, más de 70 chivas invaden la carretera y justo frente a los soldados comienzan a pastar; nerviosas corren hacia los toldos donde se entregan las acreditaciones para medios de comunicación haciendo caso omiso a las órdenes de su pastor.
En el estacionamiento, la prevención incluye la revisión de varones y el paso por tres detectores de metales que conducen a un camino acordonado y paralelo a la malla que rodea el área donde estarán los invitados. Hay también 4 unidades de la Policía Federal Preventiva.
La movilización de agentes y el sonido de hélices anuncian la llegada de Calderón, quien desciende de uno de los cinco helicópteros a la una de la tarde. El presidente saluda a todos, evade a los medios de comunicación, pero soporta a las amas de casa que no tienen pudor alguno en apresurar el apretón de manos y besarle las mejillas.
En el presídium, el gobernador de Durango Ismael Hernández Deras, (vestido muy similar a Calderón) le da la bienvenida, mientras Rendón aprovecha para quitarse la cachucha azul que traía puesta.
Todo centro y derecha del público presente está conformado en su mayoría por funcionarios panistas de Torreón, Gómez y Lerdo y una pequeña parte de gente que trabaja para el Gobierno del Estado. También hay vecinos del ejido El Quemado, ubicado a 20 kilómetros del lugar, a quienes se les proporcionó un camión para asistir al evento, según el ejidatario Santos Cabrera.
De pronto, tres familias se acercan y piden al presidente de la República atención en el caso de sus hijos secuestrados.
Finalmente, a las dos de la tarde se marcha Calderón y con él quienes integran el operativo de seguridad, en minutos los soldados abordan los autobuses despejando las carreteras y se marchan poniendo fin a una larga jornada.