El 20 por ciento de la población mundial padece dermatitis atópica, de ese porcentaje el 85 por ciento son niños.
Las víctimas de la dermatitis atópica sufren el deterioro de la piel, pero además de los problemas físicos que suelen acarrear situaciones psicológicas difíciles de manejar, sobre todo para los niños que son los más vulnerables a los ataques de este mal.
Especialistas en dermatología señalan que la dermatitis es una enfermedad que afecta a cerca del 20 por ciento de la población mundial. 85 por ciento son niños menores de cinco años. Es decir que sólo del 10 al 15 por ciento son personas jóvenes o adultas.
Apuntan que es un problema de salud complicado y es difícil predecir su efecto e impacto de la dermatitis atópica en un individuo adulto, pero es un hecho que es más frecuente, y generalmente tiende a ser más severa y persistente, en los niños pequeños.
Los padres deben pensar que este padecimiento puede tener una consecuencia psicológica.
Basta imaginar un área de piel seca e hipersensible, donde la inflamación, comezón y lesiones cutáneas son persistentes y lejos de disminuir se acentúan con el rascado, para saber que la dermatitis atópica es una pesadilla para cualquiera.
Estudios clínicos indican que aproximadamente 60 por ciento de los niños que la padecen seguirán siendo sintomáticos en la vida adulta, aunque la frecuencia de los episodios y la severidad de los mismos disminuyen significativamente en la mayoría de los casos.
Tres cuestiones que nadie debe ignorar:
1. Genéticas
Los hijos de padres atópicos enfrentan 70 por ciento más de probabilidades de desarrollar una enfermedad alérgica como asma, rinitis y dermatitis atópica.
Los pacientes nacen con una piel seca, retienen el sudor, se les marcan con exageración los pliegues sobre todo en los párpados y responden con prurito (comezón) al calor, frío, lana, jabón, medicamentos, cosméticos, emociones, etc.
2. Psicológicas
Se ha considerado que estos pacientes tienen personalidad especial, son niños vivaces, inteligentes, inestables y frágiles emocionalmente, celosos, histriónicos en sus respuestas e hiperactivos. Algunos los consideran casos problema.
En cuanto a sus padres, se han llegado a observar casos en que tienen poca o casi nula atención a los niños y por el contrario son muy exigentes.
3. Ambientales
Los pacientes empeoran con climas secos y calientes y mejoran cuando hay humedad.
Ante esta situación hay que tomar medidas, aunque no existen medicamentos que curen la enfermedad, su tratamiento se orienta al control de los síntomas y evitar o atenuar las recurrencias.
Entre los tratamientos hay un nuevo tipo de medicamentos llamados inhibidores de la calcineurina, que promete ser una mejor opción para la atención de la dermatitis atópica.