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Crónica de Viaje / LOS SOMBREROS DE PANAMÁ

FOTO 1.
Mujeres de Becal, Campeche, en una cueva húmeda, trabajan en la hechura de sombreros de Panamá. 
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FOTO 2.
Una muestra de los sombreros de Panamá o de jipijapa que se confeccionan en Becal, en Campeche, México.

FOTO 1. Mujeres de Becal, Campeche, en una cueva húmeda, trabajan en la hechura de sombreros de Panamá. —- FOTO 2. Una muestra de los sombreros de Panamá o de jipijapa que se confeccionan en Becal, en Campeche, México.

Ricardo Rubín

Los mundialmente famosos sombreros de Panamá, que no son de dicho país sino del Estado de Campeche, México, se hacen de una forma muy especial y delicada.

La máxima calidad de dichos sombreros se prueba arrugándolos y haciéndolos una bolita que pueda pasar a través de un anillo, para luego soltarlos y dejar que recobren su forma natural, sin la menor arruga ni daño alguno, lo que es algo sorprendente.

La ciudad donde se fabrican dichos sombreros se llama Becal, a 109 kilómetros al norte de la capital de Campeche, y en su confección participan mujeres, hombres y niños. Detrás de la mayoría de cada casa hay una cueva donde todas las tardes los habitantes de Becal desaparecen para trabajar haciendo sombreros. La cueva es importante porque los sombreros deben ser tejidos en condiciones de máxima humedad.

Los sombreros de Panamá se hacen con tiras de una palma llamada “jipijapa”, por lo que también los sombreros son conocidos con este nombre.

Los sombreros se hacían antes de una palma corriente llamada “bom”, pero se dice que hace más de un siglo el cura Ignacio Berzunza descubrió una nueva planta en tierras guatemaltecas llamada jipi o jipijapa, que daba mejores resultados, y la trajo a Becal. Al conocer dicho hallazgo, el español Juan García envió a sus hijos Sixto y Pedro a traer algunas muestras de la nueva palma, y la sembró en tierras campechanas. Ahora Becal produce el 68 por ciento de los sombreros de Panamá que se venden en el mundo.

La palma jipijapa comienza a explotarse después de tres años de sembrada, tiempo que necesitan las tiras de palma para alcanzar su máxima extensión. Cada planta rinde una producción mensual, por lo que la cosecha se hace cada dos meses para que quede otra hoja como sostén.

Cinco días después que se cortan las tiras, se inicia el proceso de acondicionarlas para hacer los sombreros. Entre más angosta es la tira de palma, la calidad del sombrero será mejor. Hay sombreros que se hacen de tres y de 13 tiras, y estos últimos son lo máximo en calidad, finura y precio.

Las cintas de la palma jipijapa se cuelgan de una cuerda para secarlas a la sombra. Al día siguiente son expuestas al sol para blanquearlas, y después se lavan para que suelten la clorofila. Al tercer día cada tira se habrá enrollado sobre sí misma, formando hilos blancos. Entonces se efectúa el “ahumado” que consiste en colocar la fibra dentro de una caja hermética en cuyo interior se quemó azufre. Esto se hace una o dos veces para blanquear más las tiras y darles consistencia.

Con estas tiras, ya listas, es con lo que trabajan en las cuevas los hombres, mujeres y niños. Comienzan haciendo un emparejamiento de varias tiras, buscando que sean del mismo grueso. Se unen 64 tiras y se aprietan en un cuadro de dos centímetros de lado, haciéndoles el primer “apretado”. Poco a poco se agregan más tiras para darle más consistencia, y entonces se comienza a tejer la copa del sombrero, y después el ala. La orilla del sombrero lleva las fibras dobladas, formando un cordón que le sirve de ribete. Finalmente el sombrero, ya hecho, se pasa al ahumado.

La calidad de un sombrero de Panamá o de jipi o jipijapa se conoce por el número de círculos que tenga en la parte interior de la copa. También se toma en cuenta el acabado del tejido y el ancho del ala, pero lo esencial es la consistencia y flexibilidad del producto.

Becal es un pueblo tranquilo. No llega mucho turismo por allí y sus habitantes trabajan tranquilamente. Cada sombrero requiere de cuatro a 60 días de trabajo, pero todos están considerados de extraordinaria calidad, y su demanda aumenta especialmente en los países de clima tropical, pues son frescos y ligeros.

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