Las prospecciones arqueológicas en torno a la grada sur del Coliseo de Roma han revelado, a sólo medio metro de profundidad, restos de una estatua ecuestre que podrían pertenecer a alguna de las esculturas que, con la figura de un emperador romano, coronaban las entradas al anfiteatro.
En el curso de las obras para recuperar la superficie original alrededor del Coliseo, los investigadores se toparon hace dos días con un fragmento de mármol de un metro de alto por metro y medio de ancho que representa una estatua ecuestre, según una información publicada hoy por el diario romano "Il Messaggero".
"Se distingue perfectamente el lado izquierdo de un jinete, con el detalle de una pierna, la brida y la montura del caballo, además de parte de la empuñadura de un puñal, lo que podría indicar que se trata de la estatua de un emperador", declaró al periódico romano la arqueóloga y asesora del Ministerio de Cultura Silvana Rizzo.
Sobre la cuestión de cómo llegó la escultura al lugar donde estaba enterrada, el superintendente para la Arqueología del Ministerio, Angello Bottini, señala que podría haber caído desde el Coliseo durante un terremoto o una guerra, o incluso haber sido retirada en la Edad Media, cuando se utilizaba el mármol de las estatuas en la construcción de viviendas para la aristocracia.
Estos expertos aseguran que, en todo caso, será necesario un examen minucioso de los fragmentos para establecer si realmente pertenecen a una de las estatuas del Coliseo.
Una tarea que les resultará más fácil si, como esperan, se hallan los fragmentos restantes, lo que permitiría reconstruir la estatua completa.