La Junta Militar de Myanmar oculta a la población la auténtica magnitud del desastre evitando la publicación de fotografías con los daños causados por el ciclón Nargis.
Fotografías de los daños o cadáveres no aparecen en los diarios controlados por la Junta Militar.
La Junta Militar de Myanmar (Birmania) oculta a la población la auténtica magnitud del desastre causado por el ciclón Nargis en el delta de río Irrawaddy y los medios de comunicación estatales se limitan a informar de 22 mil 500 muertos y 42 mil desaparecidos.
Mientras que la diplomática estadounidense de mayor rango en Myanmar, Shari Villarosa, dijo que podrían haber muerto hasta 100 mil personas por el devastador ciclón.
Los diarios en lengua birmana, todos controlados por el Estado, dedican en sus ediciones diarias espacios en los que informan de las visitas que efectúan los generales a la región afectada, pero omiten la gran destrucción. Eso sí, nunca en las páginas de la prensa escrita aparecen fotografías de los daños o cadáveres y, en cambio, destacan siempre las de los generales con las autoridades locales.
La televisión estatal difunde desde hace días las mismas imágenes de generales conversando con aldeanos postrados en el suelo y de los soldados portando fardos a sus espaldas.
Tampoco el Gobierno militar permite que los birmanos con antenas parabólicas en sus casas, autorizadas desde hace varios años, se enteren de lo ocurrido por medio de los programas internacionales. Los únicos canales del extranjero a los que no bloquean la señal son la RAI de Italia, la rusa PTP y TVE de España, que emiten en idiomas considerados ininteligibles por la mayoría de los birmanos.
A veces, las autoridades liberan el bloqueo a la señal de la BBC y lo restablecen puntualmente cuando comienza el informativo de la cadena. Tal es el rigor en controlar el flujo de información dentro de sus fronteras que un profesional de la BBC fue expulsado del país por haber entrado, el lunes pasado, con un visado de turista, ya que los militares no conceden el de prensa. Villarosa, que dirige la Embajada estadounidense en Myanmar, dijo que escasea el agua y la comida en la zona del delta y calificó la situación de “cada vez más horrenda”.
“Existe un riesgo muy real de brotes de enfermedades”, dijo. Mientras los sobrevivientes trataban de alcanzar tierra firme en botes con mantas improvisadas como velas, eludiendo una multitud de cadáveres flotantes, las turbas hambrientas saquearon los escasos negocios que abrieron sus puertas en el devastado delta del Irrawady, dijo Paul Risley, un vocero del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas en la vecina Tailandia.
John Holmes, que dirige los esfuerzos humanitarios de la ONU, dijo que la cifra de bajas por el ciclón podría aumentar “muy significativamente”.
La televisión estatal MRTV reportó que ayer helicópteros militares comenzaron a sobrevolar las zonas afectadas para repartir a los damnificados la ayuda humanitaria internacional que comenzó a llegar al país en las últimas horas.
La Junta Militar que gobierna en la antigua Birmania desde 1962 autorizó la entrada de medicamentos, alimentos y agua potable de países y organismos internacionales, a condición de coordinar su repartición, con ayuda de las agencias de la ONU.
El Programa Mundial de Alimentos (PAM) confirmó la entrega de arroz y otros víveres de los primeros cargamentos de la ayuda humanitaria internacional llegada desde Tailandia, aunque reveló que la distribución es lenta y hay una grave desorganización.
Grave crisis sanitaria: ONU
Organismos dependientes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtieron ayer sobre una crisis sanitaria entre los sobrevivientes del ciclón Nargis, que devastó el Sur de Myanmar el fin de semana pasado.
“La situación en Myanmar es un desastre para miles de personas que conviven entre cadáveres que flotan en las inundadas localidades de Myanmar”, afirmó Richard Horsey, portavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Tailandia.
En declaraciones a la prensa internacional tras el envío de los primeros cargamentos de ayuda humanitaria a la vecina Myanmar, luego de que la Junta Militar gobernante lo autorizó, Horsey dijo que las condiciones para los sobrevivientes son alarmantes.
Explicó que no sólo la hambruna y la falta de agua amenazan a la población damnificada, también las condiciones insalubres que tras cuatro días de la tragedia hay en gran parte de las zonas del delta del río Irrawaddy, las más afectadas por Nargis.
“Los cadáveres flotaron en aguas de la inundación, en las mismas en las que sobrevivientes nadan o flotan intentando desesperadamente para alcanzar la tierra seca”, destacó el funcionario de la ONU.
Imágenes de las zonas afectadas por el ciclón tropical muestran comunidades completamente destruidas o bajo el agua y donde los cuerpos de personas y animales en proceso de descomposición están presentes.
De acuerdo con los reportes del personas de las diversas agencias de la ONU que están auxiliando a la población de la antigua Birmania, al menos un millón de personas quedó sin hogar y vaga en busca de un lugar seguro y alimentos.
Llama el Papa a apoyar a damnificados
El Papa Benedicto XVI pidió tras la audiencia general de ayer ayuda y solidaridad “para aliviar el sufrimiento” de los damnificados tras el ciclón que ha arrasado Myanmar.
“Hago mío el grito de dolor y la petición de ayuda de la querida población birmana, que ha visto destrozadas vidas, bienes y medios de subsistencia tras el paso del ciclón”, dijo el Pontífice.
Asimismo, invitó a quienes puedan ayudar, a “abrir el corazón a la piedad y a la generosidad” para “aliviar el sufrimiento causado por tan enorme tragedia”.
Como el mismo Benedicto XVI recordó ayer, envió un telegrama al presidente de la Conferencia Episcopal de Birmania, Paul Zinghtung Grawng, en el que pedía que “la comunidad internacional responda con un apoyo generoso y eficaz a los necesitados”.