entre 15 y el 40% de los lactantes sufren de cólicos en los primeros cuatro meses de vida.
A cualquier hora, en medio de la noche o por la mañana o tarde, el llanto de un bebé rompe la calma hogareña y pone a la madre, antes que a nadie, en guardia.
Sin aparente razón, el pequeño llora y da muestras de que es víctima de una molestia, es probable que sufra a causa de un cólico.
Es cierto que son cosa común entre los recién nacidos, pero también que no dejan de preocupar a los padres, sobre todo cuando no saben que algunos de los factores que se relacionan con los cólicos son la inmadurez del sistema nervioso, una alergia a la proteína de la leche de vaca, la incompleta absorción de lactosa láctea con la consiguiente fermentación por las bacterias intestinales y producción de gases.
Pero esos no son todos los potenciales orígenes de estas molestias, sino que también lo es una exagerada deglución (absorción) de aire durante la succión del biberón.
Además se sabe que una alta tensión y/o aprensión de uno o ambos padres es un factor comúnmente encontrado en los niños que padecen cólicos.
Expertos en salud infantil calculan que entre 15 y el 40% de los lactantes sufren de cólicos en los primeros cuatro meses de vida.
Explican que es un padecimiento abdominal caracterizado por episodios de llanto intenso e inconsolable, regularmente vespertino y acompañado de molestias sugestivas de dolor.
Para contrarrestar este malestar común en los bebés, los pediatras suelen medicar un antiespasmódico en gotas pediátricas.
De acuerdo con el doctor Morris A. Wessel, hay una regla de los Tres para reconocer cuándo un bebé sufre de cólicos: más de tres horas al día, más de tres días a la semana y más de tres semanas.
A estos tres signos, la doctora Miriam García agrega que “otras de las señales son cambios en el comportamiento del niño como mantener las piernas flexionadas sobre el abdomen, tener los puños cerrados, irritabilidad, poca o nula respuesta a estímulos tranquilizantes, además de presentar distensión abdominal, flatulencias, ruidos abdominales y estreñimiento”.
Alivio y cuidados
Antes que otra cosa, los padres de un niño que sufre estas molestias debe consultar al pediatra, que cuenta con armas para contrarrestar el ataque, como las gotas pediátricas de Buscapina Compositum N (butilhioscina y paracetamol), medicamento que elimina el espasmo o contracción dolorosa del intestino, causante de los cólicos, además de que alivia el dolor.
La especialista recomienda que los padres recuerden que el llanto es comunicación e indica cinco necesidades de los bebés: el niño tiene hambre, no tiene hambre pero quiere succionar; quiere que lo carguen o arrullen; está aburrido y quiere estimulación; o está cansado y tiene sueño.
