Por lo menos 22 personas murieron por ataques suicidas en una instalación de las Naciones Unidas, el palacio presidencial y el consulado etíope, en momentos en que en la vecina Kenia comenzaban las conversaciones sobre la crisis política en Somalia, dijeron las autoridades.
"Seguimos contando los cadáveres", dijo Ismail Adani, un vocero del gobierno de la república separatista de Somalilandia, donde ocurrieron los ataques. Dijo que la cifra de muertos podría aumentar.
El secretario del presidente somalí Dahir Riyale Kahin murió en uno de los ataques, pero el presidente resultó ileso, dijo Adani.
La ONU confirmó que su complejo fue blanco de un ataque suicida.
"Hay bajas comprobadas, incluyendo muertes, pero la cifra está en verificación", dijo Dawn Elizabeth Blalock, una portavoz del programa de las Naciones Unidas para Somalia en Nairobi, Kenia.
Asimismo hubo ataques suicidas en dos instalaciones de las agencias de inteligencia en la región norteña somalí de Puntlandia. Los dos atacantes suicidas y un funcionario de seguridad murieron, y cinco agentes de seguridad resultaron heridos, informó Muse Gelle Yusuf, gobernador de la ciudad portuaria de Bossaso. La región está convulsionada por la anarquía, secuestros y piratería.
Nadie se responsabilizó inmediatamente por los ataques, pero en el pasado los rebeldes islámicos han lanzado ataques similares en coincidencia con los esfuerzos encabezados por la ONU para terminar con la anarquía en Somalia.
Somalia no tiene un gobierno efectivo desde 1991, cuando varios caudillos derrocaron al longevo dictador Mohamed Siad Barre y después empezaron a pelear entre sí. El gobierno actual se formó en 2004 con la ayuda de la ONU, pero no ha podido proteger a los ciudadanos de la violencia ni de la pobreza.
El norte de Somalia ha hecho varios intentos secesionistas para separarse del caótico sur, donde está la convulsionada capital Mogadiscio.
Puntlandia tiene una administración semiautónoma y Somalilandia ha buscado reconocimiento internacional como nación independiente.