Fotografía adquirida de un archivo familiar, tomada posiblemente en Parras de la Fuente, donde se aprecia al general Francisco Luis Urquizo al lado del general Manuel H. Reyes Iduñate.
Originario de San Pedro de las Colonias, Coah.,
Urquizo no sólo participó de manera importante en
la Revolución Mexicana sino que se convirtió en el
principal exponente de un género literario que marcó
toda una época en las letras nacionales.
Trasladar un
hecho real a la ficción siempre
ha sido una constante dentro de
la literatura, para ello, muchos
escritores se sumergen en profundas
investigaciones, lecturas,
consultas y todo lo que les
permita saber un poco más de
esa realidad que buscan llevar a
la ficción. Pero contar la historia
desde la realidad misma es diferente,
más cuando esa realidad
tiene que ver con guerra, hambre,
pobreza y una revolución
que cambió la historia contemporánea
de un país.
Si un género literario se
puede catalogar como mexicano
es precisamente la “Novela Revolucionaria”,
aquellas narraciones
cuyo tema central está
basado en las acciones que se
presentaron en torno al proceso
social que se vivió en México
por 1910. Las condiciones sociales
y los testimonios de quienes
protagonizaron de una u otra
manera el proceso, hacen parte
junto a los grandes mitos, los
héroes populares y las heroicas
batallas, de grandes páginas de
la literatura universal.
Uno de los mayores exponentes
de este género, quien
brilló no solamente por la avidez
de su pluma y el humanismo
que utilizó para describir las vivencias
de sus personajes, sino
porque además fue un gran soldado
en la Revolución Mexicana,
es el sampetrino Francisco
L. Urquizo, autor de grandes
obras narrativas como Tropa
Vieja, consideradas por muchos
como fieles testimonios de los
sucesos de la Revolución.
Como paradoja en su ciudad
natal no existe un museo o
centro de estudios que rescate
su legado, la casa que atestiguó
sus primeros años de infancia
es un espacio físico más
en una calle, cuyos habitantes
en su mayoría desconocen
quién fue Francisco L. Urquizo,
como soldado y como escritor,
sólo un busto se yergue tímidamente
frente al DIF de
San Pedro y un edificio del Gobierno
del Estado construido
recientemente intenta sacar su
nombre del olvido, porque en
el Municipio no existe proyecto
alguno con referencia a tan
importante personaje.
“¿A poco creían los rebeldes
que ganando ellos iban a acabar
con los poderosos, con los patrones,
con los que tuvieron la
suerte de educarse bien? Podrían
tirar a un mandón, pero
no sería sino para poner a algún
otro en su lugar. ¿La igualdad?,
imposible; siempre habría de
haber ricos y pobres, desmedrados
y opulentos; igualdad, sólo
en la muerte y aun eso mismo
estaba todavía por verse.
¿Quién sabe el más allá? Y si
era cierto lo que decían los curas,
también en la otra vida habría
de haber un infierno para
los desafortunados y una gloria
para los que tuvieron mejor
suerte; y en vez de patrones españoles,
jefes políticos, y cabos
y sargentos, puede que hicieran
allí sus veces los santos y los
profetas y los mártires o como
se llamaran...”.
EL SOLDADO
Francisco Luis Urquizo Benavides,
llamado por muchos como
el novelista del soldado, se
integró a la Revolución Mexicana
en su tierra natal, San Pedro
de las Colonias, Coahuila, en el
frente que comandaba Emilio
Madero, y es precisamente
cuando triunfa el maderismo
que Urquizo se integra a la
guardia presidencial de su paisano
Francisco I. Madero, al
que acompañaría incluso en el
periodo crítico conocido como el
Decenio Trágico.
Luego de la muerte del presidente
Madero emigra de la
Ciudad de México y se une al
Ejército Constitucionalista al
mando del también coahuilense
Venustiano
Carranza;
en 1913
participó en la
Toma a Torreón
y el ataque
a Monterrey
con la División
del Norte.
Fundó la academia
mayor,
origen del actual
Heroico
Colegio Militar.
Fue nombrado
con el grado de
General de División
por el
presidente Manuel
Ávila Camacho,
como subsecretario
y secretario de
la Defensa Nacional,
Urquizo fue uno de los
impulsores de la modernización
del Ejército
Mexicano.
Tras los hechos suscitados
en Tlaxcalantongo, Puebla,
el 21 de mayo de 1920,
donde perdió la vida el presidente
Venustiano Carranza,
el Novelista del soldado terminó
en la prisión militar de
Santiago Tlatelolco, donde
también fueron recluidos los
generales Murguía, Barragán
y Mariel. Luego de ser puesto
en libertad decide exiliarse en
el viejo continente, donde
cambiaría los fusiles por la
pluma con la que dio magistralmente
vida a obras como
el Capitán Arnaud.
EL ESCRITOR
De las 34 obras que salieron de
la imaginación de uno de los soldados
que mayor presencia ha
tenido en la historia contemporánea
de México, Tropa Vieja es
la que expone con mayor claridad
la sensibilidad con la que
Francisco L. Urquizo narró los
hechos revolucionarios. Según
el escritor Salvador Novo, la
novela escrita por el sampetrino,
es la mejor novela revolucionaria
que se ha escrito.
Una edición popular que se
convirtió en un fenómeno literario
que vendió decenas de miles
de ejemplares, que eran adquiridos
por los lectores en puestos
de revistas, farmacias, terminales
de autobuses, misceláneas
de poblaciones pequeñas e incluso
a través de los voceadores
que a diario distribuían los periódicos
en el país. La historia
de Juan, a quien la leva porfirista
enrola en el ejército federal,
es una nueva lectura sobre los
sucesos históricos.
En su obra, el general Urquizo
dibuja con palabras una
acuarela acerca de la vida cuartelaria
de principios del siglo
XX, antes y durante la Revolución,
una obra que no escatima
detalles, aun cuando éstos tienen
que describir vejaciones y
crueldades. Una narración en
primera persona en la que el
personaje principal, el protagonista,
es el soldado de leva, el
héroe que carga a sus espaldas
la jornada y su día a día en una
guerra de hombres desposeídos
de todo bien, escrita desde el recuerdo
mismo del autor.
En esta acuarela el novelista
dibuja los pasajes pictóricos
que marcaron la vida de Espiridión
Sifuentes, el humilde mozo
de hacienda que de manera repentina
se ve uniformado y sujeto
a la rígida disciplina del
porfirismo. Luego su pluma se
vuelve violenta para darnos una
clara idea de los primeros combates
revolucionarios y alcanza
proporciones de tragedia para
narrarnos el infierno de fuego y
tremendas pasiones que se desatan
en la “Toma de Torreón” y
la “Decena Trágica”, para concluir,
en un ambiente mezclado
a partes iguales de pesimismo y
esperanza.
EL LEGADO
En su novela “Los de abajo”, el
jalisciense Mariano Azuela
cuenta algunos detalles
desconocidos
de la Revolución, y
la encarnada lucha
de Demetrio Macías
contra los federales.
En sus dos magistrales
tomos de
“La Sombra del
caudillo”, el escritor
Martín Luis Guzmán,
originario de
Chihuahua, critica
el caudillismo que
se vivió en México y
que fue determinante
para la permanencia
militar en
el poder, describiendo
personajes
de accionar turbio,
como Álvaro Obregón.
Como estos dos antecedentes
existen varios que cronológicamente
indican el inicio
del género literario.
El Ulises criollo escrito
por el gran intelectual de Oaxaca,
José Vasconcelos, aunado
a narraciones de la talla de
Mauricio Magdaleno, hacen
de la historia de la novela revolucionaria,
un género literario
netamente mexicano,
que contó en sus filas con uno
de sus mejores exponentes
de La Laguna, cuyo poder
imaginativo construyó historias
desde una visión empírica
y realista del proceso que
causó mucha sangre en el
México contemporáneo.
En el olvido
A lo largo del municipio de San Pedro
de las Colonias, uno se puede encontrar
con ríos completos de estudiantes que
adornan las calles de la ciudad lagunera,
personas que caminan de un lado
para el otro, buscando una sombra que
los proteja del azote de los feroces rayos
del sol y transeúntes indiferentes
que intentan cumplir con los deberes
cotidianos. En el recorrido por estas calles
intentando hacer uso de la memoria
colectiva, realizamos un sondeo entre
varios grupos de personas con características
sociales, económicas y educativas
diferentes, a fin de saber qué tan familiar
les era el nombre del general
Francisco Luis Urquizo Benavides.
De un grupo de 10 estudiantes de
último año de preparatoria, ninguno conoció
el nombre de Urquizo como escritor,
a ninguno le sonó el título de obras
como Tropa Vieja o Fui soldado de levita
de esos de la caballería. Solamente
dos lo relacionaron con acciones de la
Revolución, y seis no sabían que había
nacido en San Pedro.
En un grupo de 10 jóvenes profesionistas,
tres sabían que Urquizo era el
autor de la novela Tropa Vieja, aunque
ninguno la había leído, seis sabían que
fue originario de San Pedro, aun cuando
5 de ellos relacionaron el nombre del
Novelista del soldado, con la guerra de
Independencia, suceso histórico con
100 años de anterioridad al nacimiento
del personaje.
La situación fue diferente al momento
de preguntarle a un grupo de 10 personas
de la tercera edad, la mayoría de
ellos no cursó la preparatoria y sin embargo
8 sabían que Urquizo fue un gran
sampetrino que luchó en la guerra de la
Revolución, 6 leyeron en su juventud
Tropa Vieja y por lo menos 9 nos dieron
indicaciones del lugar donde el general
había pasado su infancia.