El ex Diamante Negro resalta el sacrificio y el trabajo diario para poder ganarse un lugar en el cariño de la gente. (Archivo)
A más de un año de haber debutado en el Consejo Mundial de Lucha Libre, Dragón Rojo, antes Diamante Negro, ha escalado a la fama con pasos agigantados y el 2008 fue sin duda el año de su consagración como verdadera estrella del pancracio nacional.
El ex Diamante Negro resalta el sacrificio y el trabajo diario para poder ganarse un lugar en el cariño de la gente, sin embargo sabe que todavía le falta mucho por aprender y sobre todo lucha por mantener los pies en la tierra.
“Este año que termina va a quedar grabado en mi vida para siempre. El 2008 fue el mejor de mi vida o uno de los mejores, fue cuando prácticamente despegué hacia mejores oportunidades, gané una máscara, qué más puedo pedir si no dar gracias por todo esto.
“También debemos de analizar lo bueno y lo malo, siempre reflexionar lo que queremos y yo trato cada día de mantener los pies en la tierra, no sentirme en las nubes porque la caída puede ser terrible, mejor administrar con humildad los éxitos, disfrutarlos con más trabajo y desarrollo personal”, manifestó.
Le apuesta mucho a su alianza con Sangre Azteca y Black Warrior, de quienes sabe va a prender demasiado y podrá destacar todavía más.
A pesar de tanta rudeza el gladiador conocido por su imponente físico todavía tiene alma de niño y recuerda que en su infancia siempre pidió juguetes para hacer ejercicio.
“Pues yo le sugiero a los niños que pidan una bicicleta, pelotas, todo lo necesario para tener buena salud y estar activos, es mejor hacer ejercicio que estén todo el día sentados frente a la televisión y se pongan gorditos. Que salgan al parque a correr”, sugirió el Dragón.