Miles de laguneros acudieron la tarde-noche del pasado miércoles al Estadio de la Revolución, escenario que se convirtió por unas horas en arena de lucha libre, y aunque se esperaba algo realmente espectacular, acorde al nivel de los gladiadores anunciados, la realidad es que se tuvo un espectáculo que rayó en lo denigrante, lejos de lo que el público lagunero merecía por su gran entrada en el escenario.
En lo que fue una burla anunciada, el lagunero Silver King vino a verle la cara a sus paisanos, y sin la mínima vergüenza subió a luchar tapado con la máscara que perdió hace cerca de veinte años ante El Hijo del Santo, haciendo caso omiso a la orden de la H. Comisión de Box y Lucha Libre para que evitara dicha situación.
Se despojó de la tapa a medias apenas unos segundos antes de ingresar al vestidor, pasando por encima de la afición a la que dice tener un absoluto respeto.
En el terreno luchístico, al lado de Charly Manson, se la pasó ofreciendo un espectáculo nada digno en pleno graderío y ring side, con la intención de calentar el ambiente entre una fría afición que exigía espectáculo de calidad, sin que llegara.
Es sabido ya del tipo de espectáculo que ofrece AAA, lejos de lo que marca el profesionalismo y la tradición, pero en ocasiones se lleva a extremos que cae en lo bochornoso y una total falta de respeto a la afición, que en tiempos de crisis saca de donde puede para ver lo que promete ser un espectáculo de primera y resulta de quinta categoría, con estrellas que vienen de paseo.
Uno de los aspectos a todas luces reprobable fue la actitud del gladiador de origen cubano, Carlos Santiago Espada, conocido en el ambiente como Konnan, quien mostró ser un ídolo en total decadencia, que lejos de dignificar a su país y su deporte quedó como una auténtica vergüenza.
En la oportunidad que tuvo de dirigirse a los aficionados laguneros los calificó de indios, macuarros y borrachos, mientras que a las damas se dirigió con el calificativo de teiboleras baratas, para terminar con una señal y un mensaje obscenos.
Lamentable es sin duda que un elemento que se dice profesional venga e insulte de esta forma a una afición noble, que llega incluso a pecar de ingenua.
Aunado a lo anterior, cientos de aficionados se quedaron fuera del escenario aun cuando tenían boleto comprado desde hace días, sin dejar de lado la pésima iluminación que hizo deslucir todavía más la jornada.
Uno de los puntos más tristes les tocó vivir a los fotógrafos y camarógrafos de los medios informativos locales, que luego de apoyar la promoción del cartel cumplieron con el trámite para obtener una acreditación, y ya en el escenario simplemente fueron relegados por los encargados de seguridad para que no se acercaran al encordado a realizar su trabajo, ya que la función había sido vendida en exclusiva a una empresa de televisión por cable y ahí simplemente estorbaban.
Así poco se pudo hacer para realizar la labor periodística por parte de estos elementos, muchos de los cuales simplemente optaron por retirarse del lugar, al ser burlados por la empresa organizadora. Hoy más que nunca toca el turno a Jaime Chávez Aguilar, comisionado del deporte local, intervenir y poner orden de una vez por todas en esta rama, donde cualquiera que se hace llamar promotor se siente con derecho para burlarse de la afición y de los reglamentos y autoridades.
Es verdad que La Laguna está deseosa de espectáculos de primer orden, pero no por ello debe permitirse que cualquier empresa llegue a la región y pase sobre la autoridad, reglamentos vigentes y público.
Esta es la oportunidad para acabar de una vez por todas con todo este tipo de situaciones y sentar las bases para obligar a luchadores y empresarios a respetar los lineamientos que hicieron grande a este deporte.