El debate ya está aquí. La disyuntiva es votar por alguien, el menos peor, o anular el voto. Cada vez son más las voces que promueven el acudir a las urnas, pero con el único objetivo de anular el sufragio como una forma de que los ciudadanos manifiesten su inconformidad contra los partidos políticos.
Este movimiento ciudadano ya ha sido criticado. Algunas veces con argumentos, otras quizá las más, sólo con el viejo discurso de que votar por alguien es un deber ciudadano. Un detalle importante es que no se está promoviendo el abstencionismo, sino acudir a las urnas, pero no votar por ningún partido en particular. Finalmente la abstención no es un acto político diferenciado.
Por ejemplo José Woldenberg escribió un artículo en la revista Nexos en el mes de abril titulado "Gesto inútil" donde comenta que la estrategia de anular el voto no tiene mayor sentido. El ex presidente del IFE recuerda que en los últimos años pasamos "de un partido hegemónico a otro pluripartidista", y de una política "monocolor a otra donde el pluralismo se reproduce en las instituciones de Estado". Sin duda es cierto, pero muchos ciudadanos sentimos que no hay una gran diferencia en las formas de gobernar de los distintos partidos.
Crecí escuchando distintas voces que hablaban de un ente todopoderoso denominado "sistema" que englobaba la forma de gobernar del PRI, sin embargo las cosas no han cambiado mucho con la llegada del PAN a la Presidencia de la República, de hecho el "sistema" permanece intacto. Los actos de corrupción siguen, los políticos permanecen como seres intocables que sólo buscan su progreso y no servir a los ciudadanos. Incluso figuras míticas del PRI como la maestra Elba Esther Gordillo, mantiene sus cuotas de poder, las cuales ahora pone al servicio de Acción Nacional.
El analista político José Antonio Crespo, es uno de los promotores de la anulación del voto. Su justificación es que "el 'no voto', si es suficientemente amplio, podría llamar la atención partidocrática para que se dé el siguiente paso a la apertura y la inclusión política, en este caso, no de la Oposición, sino justamente de los ciudadanos".
En medio de la discusión, la Internet es ya también un foro donde se promueve la anulación del voto. En el sitio de videos YouTube hay un spot donde se ve a tres personas, muy similares entre sí, quienes visten de traje y portan un babero. Uno de los baberos tiene las siglas del PRI, otro del PAN y un tercero del PRD. Las tres personas lucen desesperadas por que el reloj marque la hora, cuando esto sucede se escucha una alarma y las tres personas comen de manera asquerosa el pastel que estaba en el centro de la mesa con la forma del mapa de México. Los tres partidos (perdón las tres personas) se pelean literalmente por llevarse la tajada más grande del país (perdón del pastel). Las formas no importan y por eso comen con las manos, los modales pueden esperar otra ocasión y es que la metáfora de la ambición del poder queda plasmada en este spot de escaso un minuto de duración que termina con la leyenda: "Más vale un voto anulado que un dizque diputado".
El tono de las campañas, tanto a nivel nacional como local, no han logrado "prender" a los ciudadanos. La falta de propuestas reales, aunada a las descalificaciones burdas, poco abona a la imagen de los políticos. Si a esto le sumamos el hecho de que en tiempo de crisis resulta insultante la colocación de espectaculares o llenar toda la ciudad con cajas de tráileres que muestran la imagen sonriente de un candidato a diputado. Es poco motivante sufragar por candidatos que no muestran mayor sensibilidad en tiempos de crisis donde todos parecen salidos del mismo costal.
De niño escuchaba a muchos adultos decir que votarían por cualquier partido de Oposición para sacar al PRI de Los Pinos, eso ocurrió en el año 2000 y las cosas no han cambiado mucho. Incluso podemos decir que empeoraron ante el nacimiento de partidos que se han convertido en excelentes negocios familiares como el Verde Ecologista.
Muchos estamos decepcionados con los partidos, tal vez el anular el voto puede ser una buena medida para mandar un mensaje contundente a los políticos de que deben cambiar la forma de ejercer el poder, donde la voz de los ciudadanos siempre debe ser escuchada, no sólo en tiempos electorales.
El debate sobre anular el voto es válido, lo que no se vale es la apatía ciudadana, la cual permite a los políticos servirse con la cuchara grande. De ahí que sea importante estar informado para razonar el voto, porque incluso el anularlo es el resultado de un proceso de reflexión y de participación ciudadana.