Investigaciones. La Policía de San Antonio revisa la casa donde un bebé fue decapitado. Un portavoz de la Policía dijo que la madre del niño ya fue detenida.
Una mujer acusada de asesinar a su hijo de apenas tres semanas y media, usó dos espadas para desmembrar al niño y comió partes de su cuerpo, incluyendo el cerebro, antes de acuchillarse en el torso y la garganta, informó la policía.
Otty Sánchez, de 33 años, fue acusada de asesinato capital en la muerte de su hijo, Scott Wesley Buchholtz-Sanchez. Se le impuso una fianza de un millón de dólares. La mujer se recuperaba en un hospital.
El jefe de la policía de San Antonio, William McManus, dijo que el ataque del domingo por la mañana ocurrió una semana después de que el padre del bebé se fuera de la casa. La tía del niño y dos primos, de cinco y siete años, estaban en la casa durante el ataque, pero ninguno sufrió lesiones.
McManus, quien parecía incómodo al hablar ante los reporteros, dijo que Sánchez aparentemente se comió el cerebro de su hijo y algunas de sus partes. También le desprendió la cara, masticó los dedos de los pies y decapitó al infante antes de acuchillarse.
"Es demasiado horrible para seguir describiéndolo", confesó McManus.
Los agentes que acudieron a la casa de Sánchez cerca de la 5.00 horas locales del domingo, la encontraron sentada en el sofá "gritando que había matado a su bebé", dijo el vocero policial Joe Ríos.
Los policías encontraron los restos del cuerpo del niño en un cuarto.
Sánchez dijo que el diablo le había dicho que matara a su hijo, según la policía. McManus indicó que la mujer dijo que "escuchaba voces".
Sánchez aún no tiene un abogado y está hospitalizada en San Antonio, dijo la policía. No quisieron dar el nombre de los familiares de Sánchez.
Nadie contestó la puerta en casa de Sánchez el lunes. Las persianas estaban cerradas y dibujos de corazones rojos se podían observar en la pared que lleva a la vivienda.
Luis Yánez, un vecino, dijo que todos en la zona estaban consternados por la noticia.
"¿Por qué le haría eso a su bebé?", dijo Yáñez, de 23 años y quien trabaja en un negocio de reparación de neumáticos. "Te da escalofríos. Ellos (los infantes) no pueden defenderse", agregó.