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Crece la 'industria burrera' en Torreón

LA NECESIDAD OBLIGA A ALGUNOS A SALIR A LA CALLE DE NOCHE A VENDER BURRITOS A LOS TRASNOCHADOS

Orgullo y dedicación. Ángel Armando sale cada noche a vender sus burritos afuera de la Deportiva, donde su puesto ya es conocido para varias generaciones.

Orgullo y dedicación. Ángel Armando sale cada noche a vender sus burritos afuera de la Deportiva, donde su puesto ya es conocido para varias generaciones.

EDUARDO SEPÚLVEDA

Calcula Plazas y Mercados que hay unos 800 ‘burreros’ en toda la ciudad.

La necesidad hace que el hombre busque opciones para sobrevivir. En la época moderna y ante los tiempos de crisis, muchos laguneros han optado por salir a las calles a atender las necesidades primarias de otros, como lo es la alimentación, y así obtener ingresos.

"Toda mi infancia, que yo recuerde, la he vivido con mis abuelos y mi 'jefe'; (ellos) han estado aquí, en el negocio de los burritos", cuenta Ángel Armando Sáenz Gómez, quien a sus 19 años sacrifica la posibilidad de estudiar una carrera por atender el negocio de la familia.

 CADA NOCHE, SIN FALLAR

A su corta edad, Ángel es una persona muy buscada durante las noches, sobre todo los fines de semana. Con su dotación de burritos y refrescos, se instala afuera de la Unidad Deportiva de Torreón, donde tiene clientes de años, donde su puesto se ha convertido en toda una tradición (según dice, el negocio empezó un poco antes de los 90).

"Yo tengo 3 años y medio aquí. Llega bastante gente por la noche, que anda trabajando, llega de todo", dice, poco antes de atender a un taxista. El joven relata con orgullo cómo fue que su padre se inició en el negocio. "La familia necesitaba de un 'negocito' y mi papá empezó en otro lado. Se puso primero en la gasolinera, pero no le dieron permiso y se vino a la Deportiva. Estoy muy orgulloso de mi papá porque iba a las cantinas y ahí vendía los burritos, traía una hielerita. Los de aquí fueron los primeros de todo Torreón".

Por ahora, Ángel ha tenido que hacer una pausa antes de poder realizar sus sueños. Según sus palabras, él quisiera hacer reportajes, pero su exigente horario le impide estudiar una carrera. "Yo estoy desde las 10:30 p.m. hasta las 6:30 a.m., todos los días". Lunes, martes y miércoles se surte con unos 300 burritos; viernes y sábados, 500, o a veces más. "Los burritos valen 10 pesos, pero ya tienen mucho a ese precio. La gente sabe los que son buenos y los que no, cada quien tiene sus favoritos. Hay gente que viene a diario, es su cena o hasta su almuerzo". Papas verdes con deshebrada, chicharrón y frijoles con chorizo son los sabores disponibles; en fin de semana le agrega los de papas rojas y huevo con chile.

 CON 'SUCURSALES'

Beto ya lleva cuatro años y medio afuera de una farmacia sobre la diagonal Las Fuentes con una gran hielera blanca provista de burritos, aunque el puesto tiene 9 años ya en ese lugar. También joven, Beto se salió de estudiar y ahora sacrifica sus noches en el negocio de su tía.

"Los días buenos son el viernes y sábado", reconoce, y a pesar de que en la esquina de enfrente está un puesto también de hace 9 años, "ya cada quien tiene sus clientes". Él los vende a 9 pesos. Los hay de chicharrón, bistec, picadillo, carne con chile, papas, frijoles, asado, huevo y mole. Cuenta que sobre todo van familias del Campestre, Valle Dorado o Torreón Jardín. "A veces me voy a las 12:00 a.m. - 1:00... a veces hasta las 4:00; los fines de semana, 6:00 - 7:00". Beto platica que cada seis meses acude al Centro de Salud, donde acredita que el puesto cuenta con las normas de higiene requeridas.

Sobre el bulevar Rodríguez Triana y avenida Universidad se encuentra Carlos, primo de Beto, quien atiende una "sucursal" del negocio de su tía. Él cuenta que en total son tres los puestos, el otro está en el Palacio de Justicia, pero reconoce que el "bueno" es el que atiende Beto, "si él acaba primero, le llevamos más (burritos)". Incluso, Carlos requiere de menos alimento para cubrir el sector. "Entre semana se venden unos 70; el fin de semana de 100 a 120. Llego a las 8:00 p.m., hasta que se terminen; el fin de semana a las 3:00 ó 4:00 de la mañana. Beto y Carlos venden los "burros" a 9 pesos, pero "ya tenemos la clientela. Hay lugares donde están más baratos, pero la gente que los prueba viene por el sabor".

Unas cuadras más adelante, sobre el mismo bulevar, se ubica otro "burrero". Lleva como unos 5 años en la batalla, pero comenta que desde hace tres años se bajó la venta. "La ganancia nomás es para pasarla. Antes con la quincena se vendía más, pero ahorita ni con eso", cuenta, mientras se asoma a la solitaria calle con la esperanza de que alguien llegue. Debajo de su hielera se puede leer el precio de cada platillo: 6 pesos.

"El precio es bajo para poder competir", admite con resignación.

 HAY DÍAS EN QUE SOBRA Al bulevar Independencia, Claudio llega cada que cae la noche en un triciclo. Los burros que él vende cuestan 7 pesos; a veces termina temprano, y en otras regresa con su proveedor a regresar el producto. "Son tres los puestos: éste, uno en Jacarandas y otro en la Moderna. Aquí traemos unos 150 burritos, aunque el sábado es un poquito menos. Hay tres señoras que ayudan a cocinar, yo nomás los envuelvo".

Claudio trabaja para Javier, quien vive a escasos metros de su casa y fue quien montó el negocio. Por las mañanas también venden, afuera del Monte de Piedad, aunque ahí apenas llevan unos 60 burritos. Ofrece de papas rojas, carne con chile, frijoles, chicharrón y picadillo.

El clima de inseguridad que a veces se vive en la región es algo que ha afectado a todos.

"A veces no se vende. La gente no sale. Por ejemplo ayer, a partir de las 9:00 ya estaba todo solo", "Muchas veces sí baja la venta, porque la gente no sale de noche. Hay que aguantar, a seguir trabajando", "A veces no sale nadie y se baja la venta, no se venden y a desayunar, comer y cenar burros", "Por ejemplo hoy, casi no he vendido" son algunas de las frases con las que describen las noches solitarias, llenas de incertidumbre. Por si fuera poco, los "burreros" también tienen que aguantar borrachos y clientes que en ocasiones no quieren pagar.

 NO ES TÁN REGULADOS

En la actualidad es fácil vender burritos, sobre todo afuera de alguna tienda o farmacia. Al respecto, Alberto Chavira Zúñiga, director de Plazas y Mercados en Torreón, explica que ellos buscan la forma de que no se ubiquen en la vía pública.

"Tenemos oficios del Oxxo donde solicitan que se retire a todos los vendedores de burritos de los estacionamientos de todas las tiendas, pero las personas que tienen a su cargo la administración de cada Oxxo son las que les permiten estar ahí", dice. Y añade que "en el último operativo que realizamos contra los vendedores de burritos recogimos 200 hieleras, eso fue hace casi un año, pero ahorita se debe haber incrementado, posiblemente (haya) hasta 800 burreros en toda la ciudad.

"Los detuvimos porque era una campaña, estaban proliferando los vendedores de burritos en cada esquina, hicimos una campaña a solicitud del Sector Salud (la Jurisdicción Sanitaria número seis). Esto ha crecido muchísimo más que en aquella ocasión, pero ya no hemos tenido ninguna queja y aparte, el Sector Salud también está en facultades de hacer, inclusive, aseguramientos".

Sobre los requerimientos que deben cumplir los vendedores de burritos, dice que "deben contar con permiso, todo mundo requiere permiso, pero desgraciadamente la situación económica que prevalece (La Laguna no es la excepción) ha provocado que se incremente todo este tipo de ventas informales en la calle". Por su parte, Andrés García Villa, coordinador de Salud Municipal, asegura que la regulación de los vendedores de burritos que están en la calle está a cargo de la Jurisdicción Sanitaria.

"La supervisión no depende de nosotros, hemos visto que han proliferado, están afuera de cada antro, de cada Oxxo, JV, en eventos deportivos, al terminar el juego del Santos, pero quien entrega una licencia es Plazas y Mercados.

"La Jurisdicción Sanitaria expide los permisos, les pide que no tengan problemas de salud, que no tengan enfermedades infectocontagiosas como la tifoidea; una vez que tienen ese permiso, se les hacen algunas recomendaciones en cuanto a la higiene en el manejo de los productos, manejar gorro para prevenir la caída de cabello, guantes, bata blanca, esas son las medidas que la Jurisdicción Sanitaria solicita a los ambulantes para que expendan su producto, pero la gran mayoría no tiene el permiso. Me da la impresión de que en la Jurisdicción no tienen los suficientes inspectores para poder quitar o poner en orden a todas estas personas".

Finalmente, García Villa admite que "no nos hemos puesto de acuerdo la Jurisdicción Sanitaria y Salud Municipal en cuanto a la regulación de los vendedores de burritos; nosotros estamos permitiendo la legalidad en cuanto a la venta, pero no en cuanto a la higiene del producto".

Mientras tanto, los burritos de hielera son una opción para quienes trabajan de noche o salen con hambre de los antros. Y como dijo Marco Antonio Mora Varela, secretario general adjunto de la CTM en Torreón, "el que haya tantas hieleras con burritos en la calle no es más que el reflejo del desempleo y la dura situación económica que se vive en la actualidad".

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 PESOS

Les cobra Plazas y Mercados a los 'burreros'.

 ÁNGEL

FUENTE: INVESTIGACIÓN EL SIGLO DE TORREÓN

Más datos

Hay para todos los gustos y en precios variados.

⇒ Los guisados más populares son el chicharrón, deshebrada y frijoles.

⇒ Los precios oscilan entre los 6 y 10 pesos.

⇒ Los principales clientes son personas que trabajan de noche (como taxistas); los fines de semana son los que andan en bares y antros.

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