En afán de documentar lo que calificó de "esfuerzo gigantesco", al colocar en la mesa su Programa Nacional de Reducción del Gasto Público, Hacienda recurrió a un acto de prestidigitación que en el papel hipnotizaría al respetable.
Según ello, los 40 mil 100 millones de pesos que sacrificará del barril sin fondo representan cuatro veces el presupuesto del Poder Legislativo y son superiores al gasto total del Poder Judicial.
Más aún, representan cuatro tantos el presupuesto de la Procuraduría General de la República en plena guerra contra la delincuencia, y casi tres al de la Secretaría de Economía, en supuesta lucha frontal por la reactivación económica del país.
El Gobierno, pues, le confecciona de golpe cinco agujeros más al cinturón, lo que lo convierte en mártir de la austeridad.
El truquito, sin embargo, es tan burdo como el paraíso que pintaron hace días en fila india cuatro secretarios de Estado: menos pobres, recuperación de los empleos perdidos durante el año pasado, crecimiento económico para este año de 5%, y salto mortal triple para ganar escalones en el listado de los países más competitivos.
Hete aquí que la dependencia encabezada por Ernesto Cordero, integró las cifras en un escenario en que pareciera que el ahorro sería sólo para este año, no para tres. Los presupuestos que se comparan son los que corresponden a un año de ejercicio de las instancias.
Y como usted sabe, los 40 mil 100 millones se recortarán del gasto corriente entre éste y el 2012, es decir estaríamos hablando de 13 mil 367 millones en promedio por año. Bajo este panorama el ahorro presentaría apenas la tercera parte del gasto del Poder Judicial.
Más aún, contextualizados con el gasto total que ejerce el sector público, el "esfuerzo gigantesco" del Gobierno representa apenas el darle un pellizquito de sólo 0.4%.
Y luego se enojan de que se les califique de Pinochos. Ahora que para demostrar que el panismo sí sabe cómo hacerlo, en el documento de sólo 18 cuartillas entregado a la Cámara de Diputados en que se plasma la reducción del gasto, se habla de un sacrificio prolongado, dado que entre 2006 y 2010 el gasto gubernamental se redujo en 72 mil 600 millones, con cargo al renglón de servicios personales y gasto de operación de las entidades públicas.
Sin embargo, lo que no se dice es que la reducción se dio por disposición de la Cámara de Diputados al analizar la propuesta de Ley de Ingresos, es decir no fue porque el Gobierno tuviera vocación franciscana.
Peor aún, por los trucos que realiza la Secretaría de Hacienda año con año desde la era priista, el gasto ejercido jamás corresponde al planeado. Naturalmente, estamos hablando de sobreejercicios no de los tradicionales subejercicios.
De hecho, a contrapelo de las fanfarrias que se pretenden, el rubro de servicios personales, es decir el pago de sueldos, salarios y prestaciones a los servidores públicos, creció en lo que va del actual sexenio nueve por ciento en términos reales, es decir descontando la inflación.
La documentación más representativa habla de un salto de 89 a mil 100 funcionarios públicos con rango de subsecretarios o equivalentes desde que el PAN asumió el poder.
Ahora que los ahorros de los últimos cinco años, que en el papel se elevarían a 145 mil millones de pesos, no se reflejan en una reasignación eficiente a programas que contribuyan al desarrollo del país o al combate a la pobreza.
Durante los tres primeros años del sexenio del presidente Felipe Calderón, por ejemplo, el gasto de inversión, a contrapelo de las marcas históricas que se ponderan en el presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, acumula una caída de 8.6%.
¿En dónde, pues, quedó la bolita?
Y sólo bastaría recorrer cualquier calle de cualquier poblado para constatar un incremento brutal en los índices de pobreza.
La paradoja del caso es que el énfasis del ahorro que pondera el Gobierno se ubica en la disminución del gasto de servicios personales, combustibles, viáticos, vehículos, telefonía... y el evitar duplicidad en los programas de las dependencias, propósito que lleva una década en el aire.
Hágase pues la austeridad en los cuentos.
Otorgado por Petróleos Mexicanos, a contrapelo de la ira de las firmas propietarias de ingenios, un contrato de suministro de etanol para oxigenar gasolinas a la empresa tapatía Destilados del Valle, ahora resulta que ésta resultó insolvente.
No le alcanzó para pagar la fianza exigida por la paraestatal, cuya equivalencia es de 10% del contrato valuado en 6 mil 748 millones de pesos.
Lo inaudito del asunto, naturalmente, es que la empresa pública no hubiera previsto la precariedad en la fase previa a la firma del compromiso.
¿O qué, no hay investigación previa?
El problema es que en el escenario se perdieron seis valiosos meses entre lo que se preparó la licitación, se lanzó ésta, se evaluaron las propuestas y se alcanzó una resolución. Y luego se queja la paraestatal de que la maraña de disposiciones no le permita ser productiva.
ASUR NO VA
En los próximos días la Comisión Federal de Competencia analizará la posibilidad de que el Grupo Aeroportuario del Sureste, encabezado por Fernando Chico Pardo, participe en la puja para una concesión para construir una nueva terminal en la Riviera Maya.
Las posibilidades de luz verde, empero, son escasas, dado que la firma opera la joya de la corona del Caribe mexicano, es decir el aeropuerto de Cancún, en paralelo al de Cozumel. Más aún, Chico Pardo es accionista del Grupo Posadas, dueño de Mexicana de Aviación. La mala noticia es que el campo queda abierta para media docena de empresas extranjeras, con la novedad de que manejarían un esquema sin posibilidad alguna de participación accionaria del Gobierno mexicano.
VAPULEAN A MOLINAR
Aunque su tesis general apuntó a un trato justo y equilibrado de la dependencia en su postura frente a las firmas de telecomunicaciones, es decir no más favores a Teléfonos de México ni a Televisa, lo cierto es que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, no cruzó el pantano de su comparecencia ante la Comisión del ramo de la Cámara de Diputados, sin mancharse el plumaje.
De hecho, ante el alud de críticas debió reconocer que, comparado con otras naciones emergentes, el rezago en el renglón en materia de comunicaciones es patético.
Y aunque de pronto cantinfleó ante la severidad de los cuestionamientos, no tuvo asideras frente a las acusaciones de rezago en el servicio postal, la telefonía móvil y la creación de infraestructura.
Se diría, pues, que le llovió sobre mojado, al margen de la ira de los padres de familia de los 49 niños inmolados en la guardería ABC de Hermosillo, que le aguardaba a las afueras de San Lázaro.