Uno de los supervivientes del accidente aéreo ocurrido en 1972 en los Andes, que se vio obligado a comer carne humana, defendió la decisión adoptada entonces de recurrir al canibalismo como "única opción" para salir con vida de las montañas y aseguró que haría lo mismo en una situación similar.
Cuando se acerca el treinta aniversario de una tragedia que conmocionó al mundo, el uruguayo Carlos Paez recuerdó los dramáticos detalles de los 72 días pasados en la cordillera andina en una entrevista que recoge hoy el rotativo romano "La Repubblica".
"Si me encontrase de nuevo en la misma situación -asegura Paez- en un glaciar de los Andes, a 4.000 metros de altitud, sin esperanza de recibir ayuda, ya no esperaría diez días antes de empezar a comer carne humana".
"Hoy pienso que esperamos demasiado tiempo", añadió al defender la opción de alimentarse con los cadáveres de sus compañeros muertos.
Los hechos conocidos como "el milagro de los Andes" se iniciaron el 13 de octubre de 1972, cuando un avión Fairchild, de la Fuerza Aérea Uruguaya, que trasladaba desde Montevideo a Santiago de Chile a la delegación del club de rugby "Old Christians" y en el que viajaban 45 personas, se estrelló en la cordillera sudamericana.
Dieciocho ocupantes fallecieron en el accidente y once en días posteriores debido a las heridas y a un alud de nieve que los sepultó, mientras que dieciséis se salvaron cuando dos de ellos lograron llegar caminando a una zona habitada y pedir auxilio.
Carlos Paez, que tiene ahora 48 años y trabaja como publicista, afirma que recuerda continuamente aquellos momentos e insiste que para sobrevivir no tuvieron "otra elección".
"Fue una experiencia ejemplar y única que nos enseña lo que somos capaces de hacer los seres humanos en caso de necesidad", concluye.
La historia de la tragedia se hizo mundialmente conocida a través del libro "Viven", del estadounidense Piers Paul Read, traducido en 14 idiomas y de la película del mismo nombre.
Paez participó esta semana junto a la mayoría de los supervivientes en un encuentro de rugby en Santiago de Chile frente al club Old Boys, el mismo con el que tenían previsto enfrentarse hace tres décadas en una cita que el destino canceló