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Boda de Bertha María y Joaquín Contraen nupcias Beatriz Reyes y Daniel Macías

Unieron sus vidas en matrimonio, Lic. Bertha María Becerra de la Torre y Lic. Joaquín Mesta Soto.- Studio R. Sosa

Unieron sus vidas en matrimonio, Lic. Bertha María Becerra de la Torre y Lic. Joaquín Mesta Soto.- Studio R. Sosa

JACOBO ZARZAR GIDI

Por Dra. Ma. Del Carmen Maqueo / Contraluz / La Lección De Paulette El caso de la pequeña Paulette ha resultado emblemático en muchos sentidos; desde el primer momento ha dado tela de donde cortar a los medios noticiosos, particularmente Televisa con sus conductores que han sido una amalgama perversa entre la KGB, Freud y Nerón: Presionando a los supuestos involucrados, en particular a la madre, como queriendo arrancarle las palabras que el gran público esperaba escuchar para cumplir la fantasía de abalanzarse contra la mujer y desollarla viva.

Ha sido tema de discusión respecto a la ineficacia del Ministerio Público, o el fracaso político para las aspiraciones presidenciales de Peña Nieto. Da cuenta de las rendijas que tiene el sistema judicial del Estado de México, pero sobre todo, más allá de lo anterior, ha sido ocasión para el ejercicio de la crítica más descarnada hacia quienes de alguna manera están relacionados con la muerte de la pequeña.

En sí el caso es descomunal, está muy manido, y no pretendo abordarlo. Lo que propongo ahora es que todos los que hemos tenido conocimiento del mismo, y que de alguna manera hemos participado en las comunicaciones generadas en torno a éste, nos coloquemos frente al espejo y analicemos cuál ha sido nuestro personal proceder. Y que en un dado caso, revisemos por qué nos tomamos la atribución de condenar a esos seres humanos cuando nada se ha comprobado, y que aún cuando se hiciere, no nos correspondería hacerlo. Midamos hasta dónde nuestro proceder ha sido ético.

Circula en la red un correo que señala una a una las supuestas inconsistencias del caso; comienza acusando a la mamá; sigue con el papá, luego con las nanas... Y continúa señalando los errores o culpas de los investigadores, en fin... ni los perros se escapan de ser tachados como ineptos en este ejercicio que yo no llamaría de denuncia sino francamente irresponsable y doloso.

Paulette ya murió, nada podemos hacer por ella. La hermanita no quiero ni imaginar cómo estará, entre los conflictos al interior de la propia familia, y el ambiente terrible generado por los medios infiltrados hasta la intimidad de lo que hasta hace poco era su hogar. Ahora bien, ¿Quiénes somos nosotros para condenar? ¿Quiénes para dejar caer la dureza de nuestras palabras, asegurando -porque eso es lo que hacemos-- que las cosas fueron como nosotros suponemos que fueron? Yo sé que es terrible que la niña haya muerto, y más aún no entender cómo ocurrieron las cosas, pero de esto a echar a andar una perversa bola de nieve contra los sospechosos hay mucha distancia; denota un juego verbal maligno.

Nos quejamos de que el país anda mal; nos afecta la pérdida del poder adquisitivo; nos lesiona la crisis de valores; nos atemorizan los alcances terribles del crimen organizado, y nos exasperan los desatinos del sistema. Duele mucho el menosprecio irresponsable de la criminalidad que mata a nuestros niños, en boca de funcionarios que no darían un solo paso sin ir acompañados por una decena de guardaespaldas... Cierto, hay que ejercer la crítica, pero una crítica descontaminada de la perversión que se refleja en la red, en las noticias impresas y televisivas. Desatar una cacería de brujas está muy lejos de resolver los problemas, por el contrario, solamente contribuimos a incrementar el clima de temor y zozobra.

Ya es hora de comenzar a ejercer la misericordia en nuestras palabras, en nuestros actos; olvidarnos del papel de verdugos y ocuparnos cada cual de sus propios asuntos. En ratos cuando la ola de violencia mata gente inocente nos preguntamos qué podemos hacer para evitarlo y no hallamos respuesta; ciertamente lo primero es esto, sanear el ambiente; evitar los juicios temerarios; cuidarnos de fomentar acusaciones que no tenemos manera de fundamentar ni razón alguna para sostener. Vayamos cortando ese círculo maligno que convierte nuestros foros de comunicación en una versión muy moderna y sofisticada de Circo Romano al cual todos asistimos con el siniestro deseo de ver correr sangre. No importa de quién, pero que corra sangre para satisfacer alguna vena oscura en nuestro interior.

El chisme tiene un "je ne se quoi" de sabrosura; nos atrae desnudar terceras personas y luego comenzar a disecarlas hasta hacerlas tiritas, que finalmente colgamos al sol. Es la palabra vana en su más elemental expresión, que conforme va creciendo se transmuta en entrevistas televisivas de varias horas, movidos por la fantasía perversa de quemar a uno o dos de los acusados en leña verde, y gozarnos con los chirridos de la madera mientras las brujas que nos hemos inventado comienzan a consumirse.

¿Remedio para México? Comencemos por barrer el polvo de nuestra casa.

El pasado sábado diez de abril de 2010 recibieron la bendición nupcial la Lic. Bertha María Becerra de la Torre y Lic. Joaquín Mesta Soto.

La encantadora ceremonia religiosa se llevó a cabo en la parroquia de La Inmaculada Concepción, ante el Excmo. Sr. Obispo don José María de la Torre Martín, en punto de las 20:00 horas.

En ese día tan especial los acompañaron muy contentos sus señores padres, Arq. Raymundo Becerra y Bertha de la Torre de Becerra; Joaquín Mesta y Sanjuana Soto de Mesta; así como las hermanas del novio: Ana Luisa, Bricia, Sandra y Mercedes Mesta.

Muy guapas lucieron las damas de honor de tan hermosa novia: Karen Adame, Diana Reynoso, Zara Aguiñaga, Yudiria Segura, Lorena Aguilar, Verónica Castañeda, Ana Luisa Lugo, Liliana Pulgarini, Verónica Díaz, Yiseli Ibarra e Ivonne Gallegos; además de sus tiernos pajecitos, Joaquín Alberto Becerra y María Montserrat Mesta.

Como parte importante de la ceremonia religiosa, participaron como padrinos de los ahora esposos: de Velación, Mercedes Mesta y Luis Adame; de rosario y Biblia, Ana Luisa Mesta; de arras, Rosa Nuño y Rigo de la Torre; de anillos, Jesús Picasso y Verónica Díaz y de lazo, Karen Adame y Diana Reynoso.

El inolvidable festejo nupcial se llevó a cabo en el salón Imperio del Casino Las Rosas, en el que el grupo Mr. Gallo entono innumerables canciones, las cuales hicieron bailar a los invitados, algunos de ellos procedentes de Monterrey, Tijuana, Guadalajara, México, Aguascalientes y New York.

"Por ti Volaré", interpretado por Andrea Bocelli, fue el primer tema que Bertha y Joaquín bailaron como marido y mujer.

Los presentes degustaron una deliciosa cena, la cual consistió en charola de tres quesos con uvas cristalizadas; crema de nuez con uva y cuete de res con champiñones en salsa.

Enlace Civil. Se llevó a cabo el pasado 19 de marzo de 2010, en la residencia de la novia, en Gómez Palacio, en punto de las 9:00 de la noche, ante la juez, Lic. Enevy Contreras.

Fungieron como testigos del novio: Alberto Soto y Silvia Berumen; y como testigos de la novia firmaron: Karen Adame y Liliana Pulgarini.

La feliz pareja viajó a las paradisíacas playas de La Riviera Maya de luna de miel; a su regreso establecerán su hogar en Gómez Palacio, Dgo.

En el marco de una encantadora ceremonia religiosa, Srita. Beatriz Argentina Reyes Ulloa contrajo matrimonio con el Sr. Daniel Alberto Macías Morales.

El feliz enlace tuvo lugar en la iglesia de La Medalla Milagrosa, el pasado sábado 13 de marzo de 2010, en punto de las 14:00 horas, ante las bonitas palabras del Pbro. Armando García Ojeda.

Como testigos del emotivo acontecimiento, presentes estuvieron sus padres, Sres. Ing. Jesús Gerardo Reyes González y Blanca Beatriz Ulloa de Reyes; Lic. Enrique Raúl Macías González y María Concepción Morales de Macías.

Beatriz entró a la iglesia del brazo de su padre, luciendo completamente hermosa, portando un lindo vestido español, straple, color ívory, con incrustaciones de plata; acompañado por un original ramo de rosas blancas, orquídea de plumas españolas con hilos e incrustaciones de plata y un delicado velo de seda.

Muy tiernos lucieron los pajecitos de la guapa novia, Andrés Reyes Reyes y Samuel Rosas Macías, quienes llenos de felicidad acompañaron a Beatriz hacia el altar.

Participando en el enlace nupcial como padrinos de los novios: de Velación, los padres de los novios; de arras, Anabel y Juan Eduardo Reveles; de anillos, Gabriela y Rogelio Barrios y de lazo, Claudia y Adrián Martínez.

Un elegante banquete nupcial se llevó a cabo en la Hacienda Los Ángeles, a donde acompañaron a la feliz pareja numerosos familiares y amistades más cercanos; algunos de ellos procedentes de Zacatecas, Chihuahua, Monterrey, El Paso, San Antonio y Eagle Pass, Texas.

Los Pandavas formaron parte del festejo, haciendo bailar a los presentes con su variedad musical; mientras se llegaba uno de los momentos más inolvidables de la noche, los recién casados bailaron como vals el tema: "Desde cuando", interpretado por Alejandro Sanz.

En la boda se disfrutó de un exquisito menú, el cual consistió en: deliciosa crema poblana; suprema de pollo a los tres quesos; pilaff de arroz y riquísimos champiñones al ajillo; como postre se sirvieron diferentes pastelillos como chorreados de chocolate, de almendras, zanahoria, selva negra y cheese cake.

Terminada la fiesta, se sirvieron unos ricos taquitos al pastor para los desvelados, quienes siguieron con el festejo hasta altas horas de la noche en compañía de la banda Toritos Barrios.

Boda Civil. Efectuada el pasado 31 de diciembre de 2009, en la residencia de la novia, en punto de las 13:00 horas, ante la juez, Lic. Enevy Contreras.

Firmando como testigos del novio: José Ricardo Rosas y Verónica Macías; y como testigos de la novia firmaron: Jesús Gerardo y Miguel Alberto Reyes Ulloa.

Beatriz Argentina y Daniel Alberto viajaron a las magníficas playas de la Riviera Maya como viaje de luna de miel; a su regreso establecerán su residencia en la ciudad de Torreón, Coah.

 MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS  LA FORTALEZA DE LOS ABUELOS

En el mes de julio del año 2003, asistimos a la primera convención de la familia Gidi. Nos reunimos una gran parte de los descendientes del abuelo Jorge Gidi Ijha que nació en la ciudad de Belén, Palestina (1875-1945) y de la abuela Sultane Hasbún Hanenia (1876-1962). En el siglo antepasado, cuando mi abuelo era joven, tenía un taller para fabricar rosarios y collares de madreperlas que vendía a los soldados rusos de religión ortodoxa que peregrinaban visitando los lugares santos de nuestra querida Palestina. La familia de mi abuela se dedicaba a transportar personas y mercancías en diligencias arrastradas por caballos, que partían de la ciudad de Belén, a Jerusalén -llamada también "Al-kúdus" por ser el sitio en el cual murió Nuestro Señor Jesucristo-; de Belén a Beit-Yala y de Belén a Beit-Sajur -pequeño pueblo donde vivían los pastores que anunciaron el nacimiento del Niño Jesús-. Habiendo quedado viudo, y siendo mi abuelo un hombre físicamente fuerte, llegó un día a pedir trabajo al negocio de los padres de mi abuela; así fue como ellos dos se conocieron y posteriormente contrajeron matrimonio. Debido a que en aquel entonces los turcos dominaban el Medio Oriente y eran bastante crueles con la población Palestina, mis abuelos, tomaron la importante determinación de emigrar a tierras de América. En ese entonces ya habían nacido mi tío Jacobo y mi madre. Las familias palestinas sentían un gran temor de que los turcos se llevaran a sus hijos en las levas para formar grandes ejércitos y continuar teniendo control en toda la región.

Cuando se supo en Belén que Don Jorge Gidi y su esposa viajarían a tierras de América, los Comandari que también eran de Belén, pidieron a mis abuelos que transportaran a su pequeña hija Isabel y que la entregaran a su esposo de apellido Talamás en San Pedro de las Colonias, Coah. Ellos dos habían contraído matrimonio el año anterior en Belén, pero no vivieron juntos porque Isabel era todavía demasiado joven y el esposo aprovechó ese tiempo para instalarse en México en busca de mejores condiciones de vida. Platican que la pequeña permaneció llorando durante varios días porque extrañaba mucho a sus padres y que ya en alta mar se distrajo un poco jugando con sus muñecas. Mi abuela Sultane la consoló en varias ocasiones para que no estuviese triste y la escondió más de una vez entre velos, túnicas y chalinas, ya que por ser muy bonita, se le quedaban viendo los marineros que trabajaban en el barco. Esta jovencita, debido a la Revolución Mexicana, se trasladó a vivir a la ciudad de Chihuahua con su esposo de nombre Félix Talamás y educó cristianamente a todos sus hijos. Entre ellos se encuentra el que fuera Obispo Emérito de Cd. Juárez, Monseñor Manuel Talamás Comandari -que en paz descanse, y la señora Dolores Talamás de Bichara, madre de mi esposa, que vive actualmente en Monterrey, N.L. En aquel entonces, mis abuelos no se imaginaron que un nieto suyo se emparentaría con una descendiente de aquella joven desconocida que trajeron de Tierra Santa.

La travesía que hicieron mis abuelos, no fue sencilla. Los acompañaron el tío Jacobo, mi madre, y una hermana de mi abuela que era mayor que ella y que nunca contrajo matrimonio. Viajaron durante cuarenta y cinco días en un barco que partió del puerto de Haifa en Palestina, se dirigieron a Marsella en Francia, Santander en España, y finalmente desembarcaron en el puerto de Veracruz en México. Durante el trayecto, se encontraron con varios paisanos que tenían el mismo destino, les dio mucho gusto escucharles hablar el idioma árabe y que tuvieran las mismas costumbres. Después de muchos problemas para hacerse entender, pasaron migración, y al día siguiente abordaron un tren que los condujo a tierras norteñas. El calendario marcaba el día 15 de enero de 1907 cuando mis abuelos llegaron cansados y llenos de polvo a lo que más adelante sería la ciudad de Torreón. De inmediato les llamó la atención y les atemorizó ver en las calles a muchas personas a caballo y a pie que portaban sombrero de paja, rifle y pistola.

Debido a que mi abuelo no podía permanecer ocioso, pues tenía muchas bocas que alimentar, rentó un local comercial por la avenida Hidalgo que se encontraba localizado en el mismo sitio donde más adelante se instaló la famosa Zapatería Tueme que llegó a ser una de las más importantes de la República Mexicana. Los paisanos respetaban y buscaban con frecuencia a mi abuelo para consultarlo cuando tenían algún problema, y lo mismo hacían cuando existía alguna diferencia entre ellos.

Mi abuela fue desde su juventud una mujer culta, aprovechaba todos los ratos disponibles que tenía para leer libros en idioma árabe, y ya cansada por la noche se quedaba dormida en su vieja silla de mimbre con la Biblia entre sus manos. Dedicaba varios minutos al día para rezar. Era mucho lo que tenía que pedir diariamente a su Virgen María ("Miriem el Ádra") ya que todos sus hijos eran buenos y nobles, pero de carácter fuerte y a punto de hacer explosión en cualquier momento. Recuerdo que ella tenía grabado un tatuaje religioso en la parte superior de sus manos y también en sus brazos. Además, una gran medalla de oro colgaba de su cuello.

Cuando llegó la Revolución a Torreón (1910), una persona desconocida y mal intencionada le dijo a la gente de Pancho Villa que mi abuelo tenía escondidas varias monedas de oro en latas de cuatro hojas. De inmediato fueron a buscarlo, lo tomaron preso y amenazaron con fusilarlo. Angustiada mi abuela envió a dos de sus hijos varones -los de mayor edad- para que intercedieran por su padre, pero el encargado de ese atropello no hizo caso. Cuando ya lo iban a fusilar -porque no podía entregar lo que no tenía- los forajidos escucharon disparos de los federales que provenían del cerro más cercano.

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