Periodismo y literatura son oficios ligados irremediablemente. Prueba tangible es el libro El Peor de los Pecados, de Angélica López Gándara, presentado el pasado miércoles.
El hecho es muy relevante por varias razones: en primer lugar, porque el libro no sólo fue presentado en las instalaciones de El Siglo de Torreón, también fue editado por este periódico, que ya en otras ocasiones ha publicado obras de Francisco Amparán, por mencionar un ejemplo. Muy bien por los dueños y los directivos del diario, que con apuestas de este calibre contribuyen a que nuestra región siga posicionándose como cuenca literaria.
La otra razón es precisamente el auge narrativo que vive La Laguna. Aclaro, antes de avanzar, que no soy de los que creen en literaturas de género. Inmediatamente añado que prueba de este boom literario son tres libros que se han presentado en La Laguna en fechas recientes, producto de las plumas de Yolanda Natera, Magdalena Madero y Angélica López Gándara.
Al libro de Natera, titulado Más allá del Desierto, me referí el 6 de marzo en este mismo espacio como uno "de esos libros difíciles de encasillar en los géneros convencionales: ¿novela sin ficción, memoria novelada, bitácora de un viaje emocional? Más allá de etiquetas, lo importante es que se trata de un relato emotivo, muy bien escrito, que celebra la capacidad de encontrarse más allá de las distancias y del tiempo". Ya en otros momentos me he confesado asiduo lector de Yolanda, y Más Allá del Desierto vino a acrecentar esa afición.
La novela de Magdalena Madero se llama Arno y los Ojos de Rea. He pasado los últimos días leyéndola y me tiene muy entusiasmado no sólo por la prosa, también por su bien meditada estructura. Ya la comentaré en otro momento, pero adelanto que es una ficción que confirma a Magdalena como una autora que posee muchas herramientas para ejercer el oficio, y que a esas herramientas sabe añadir la víscera necesaria para echar a andar historias.
Paso entonces al libro que hoy nos ocupa. Siempre he leído la narrativa de Angélica con atención, pues tras su aparente sencillez se esconden hechos que pueden ser interpretados de muchas formas. Por eso, tras un tiempo de haber leído los originales de este libro, volví ayer a sus páginas y fue despertándose en mí la misma sensación de sorpresa que cuando me enfrenté a sus cuentos por primera vez.
Por eso quiero transcribir aquí las líneas que tecleé para la cuarta de forros de El Peor de los Pecados: "los treinta y ocho relatos que conforman este libro coinciden en la fascinación por los misterios necesarios, aquellos que hacen posible nuestra vida cotidiana. Ya sea hurgando en los enigmas de la anatomía o explorando laberintos sicológicos, Angélica López Gándara nos lleva siempre por la ruta del asombro.
Con visiones que van del realismo ácido a la ingenuidad sin atenuantes, los personajes que habitan este libro forman una turba que se rebela contra las emboscadas del destino: exiliados que buscan el olvido entre corazones de perro, empleadas que se enfrentan al extenuante horror de las maquiladoras, dictadores que no tienen sobre quién imponer su voluntad, amantes que se encuentran una noche y se extrañan por siempre.
En estas páginas en las que realidad y ficción se complementan, Angélica demuestra que tiene oficio literario: persigue el adjetivo preciso, pule el ritmo de las frases, arma con esmero poderosas imágenes que anidarán por mucho tiempo en la memoria del lector.
Así, combinando la seducción del lenguaje y la contundencia en las anécdotas, obtiene excelentes historias. El Peor de los Pecados alimenta nuestra fe en la palabra, ese elemento indispensable que nos liga con el mundo".
