Sería muy ingenuo creer que la politiquería mexicana no influirá en el ánimo de los negocios en el futuro mediato, las elecciones del 2012 están a la vuelta de la esquina.
El ambiente de las inversiones continuará enrarecido en víspera de las próximas elecciones para la Presidencia de México. Es el momento en que los inversionistas sensatos empezarán a ser más cautelosos, algunos de los grandes proyectos de inversión se detendrán por algún tiempo. Hablando metafóricamente y en términos de una partida de póker veremos a empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros "pagar por ver".
Nos guste o no la realidad es que muchos piensan como yo: que el PRI volverá a Los Pinos en el 2012.
La circunstancia económica y social por la que pasa el país ha creado una inconformidad mayúscula en la población, no recuerdo algún presidente que en conjunto con todo el aparato corporativo del Gobierno Federal haya sido tan impopular durante todo el sexenio como lo ha sido Calderón y su gobierno.
Seamos realistas, ni a los mercados financieros ni a los inversionistas extranjeros les importa si el partido en el poder es de izquierda, de derecha, de ultra derecha o de extrema izquierda. Si me permite ser franco y directo ni si quiera les importa si el Gobierno en turno sea corrupto. La historia nos demuestra que el dinero no tiene patriotismo, no tiene ideología, ni siquiera busca ubicarse en un contexto de justicia, ni en México ni en ningún país en el mundo. Lo que en realidad permite que las inversiones fluyan a un país y permanezcan en el largo plazo es la estabilidad, la seguridad y la certidumbre social y económica, y ninguna de estas tres características están precisamente de moda en México.
Si usted me cree y tomamos como hecho -digamos que suponiendo sin conceder- que el PRI regresará con carro completo a controlar los tres poderes, haríamos bien en empezar a imaginar un escenario posible para los negocios de aquí al 2018 y posiblemente más allá, volveré a tocar este punto más adelante.
Permítame primero hacer una reflexión de lo que pasa en un país como Canadá en donde la estabilidad política de largo plazo ha demostrado ser un pesado imán para atraer y retener las inversiones.
En el panfleto que le dan a uno cuando se toma el examen para obtener la ciudadanía dice expresamente que los canadienses profesan lealtad a la persona que los representa y no a un documento como la Constitución, esto último es una diferencia notable.
Tienen un Estado federado, una democracia parlamentaria y una monarquía constitucional, -en realidad esto de la monarquía es una reverenda vacilada, no tiene ningún efecto político o de poder.
Los canadienses nunca votan por algún candidato a presidente o a primer ministro, ellos sólo votan por la persona que los representará en su distrito electoral. Al final de la votación el partido que tenga más representantes es el partido con el poder y al cual se le invita a que forme el Gobierno Federal, el líder del partido con mayoría es nombrado primer ministro y quien elige junto con su partido a los ministros de los distintos departamentos; finanzas, salud etc.
En teoría y en práctica el mandato del primer ministro puede durar un día o puede durar toda la vida, en el momento que el primer ministro no es capaz de mantener su liderazgo y lograr consensos en el parlamento en ese preciso momento debe de renunciar, es decir, si en alguna votación de asunto de importancia no logra la mayoría de votos del parlamento, en ese momento debe renunciar y llamar a elecciones. Digamos que es el momento en que su liderazgo fue puesto a prueba y no logró hacer consensos, por lo tanto debe renunciar.
Adicional e independientemente de este caso de perdida de liderazgo, el primer ministro debe llamar a elecciones al menos cada cuatro años para reconfirmar su liderazgo y el de su partido.
Y aquí vuelvo al punto del PRI. Si usted me cree que el PRI ganará en el 2012 y que volverá a tener mayoría en el Congreso, es muy posible que vuelva a México una larga época de liderazgos políticos provenientes de ese partido, pues controlarán el poder, el presupuesto y las finanzas de este país como lo hicieron en el pasado. En esta ocasión sería bueno que los empresarios, los estudiantes y las gentes pensantes y decentes de este país se acerquen al partido en el poder a ocupar esos espacios que muchos de nosotros y nuestros antepasados dejamos solos, espacios que fueron ocupados por esos vivales de los cuales usted y yo nos quejamos todos los días y cada semana.
Visto fríamente... me pregunto si esto podría ayudar a crear sólidos cimientos de estabilidad, seguridad, certidumbre social y económica.
Me pregunto si ese sistema político que tienen los amistosos canadienses tendrá algo que ver con la estabilidad económica que ahora gozan, y que es la envidia del mundo entero.
En estos días me he puesto a reflexionar varias veces en la profundidad que envuelve esa conocida frase francesa: "Le Roi est mort, vive le Roi!" (El Rey ha muerto, viva el Rey)
