El cardenal ofició una misa en la que pidió por la paz en el país y el fin de todo aquello que destruya la tranquilidad social.
En la Basílica de Guadalupe, el cardenal Norberto Rivera Carrera ofició una misa por la unidad y la esperanza de todos los ciudadanos que han sufrido las consecuencias de la violencia en el país y pidió denunciar la impunidad, las injusticias y todo aquello destruya la paz.
"Es necesario denunciar la impunidad, las injusticias, todo aquello que vaya destruyendo la paz. En todas partes hay distintos niveles de autoridad y debemos recurrir a ellos, no queramos que por actos de magia, por la decisión de una zona persona se establezca la paz en México, necesitamos todos comprometernos para que se vaya desterrando la impunidad.
Rivera Carrera dijo que la paz, es un don de Dios, pero también es una tarea que corresponde a quienes queremos vivir en convivencia en un compromiso permanente por reestablecer las relaciones de justicia y solidaridad.
A los fieles, les pidió elevar una oración por la paz y la reconversión de los delincuentes que tanto daño ha hecho nuestro país.
En el templo Mariano, donde recibió a una peregrinación de organizaciones católicas del todo el país, Rivera Carrera dijo que la Iglesia está muy interesada en contribuir a la construcción de la paz a fin de que la violencia, la impunidad y la corrupción tengan freno.
Pidió además desarrollar talleres en las comunidades y que en las parroquias se hable de la cultura de la paz; también sugirió a los párrocos comunicar los programas de seguridad elaborados por las autoridades locales y por la Comisión de Seguridad y Paz de la Arquidiócesis de México, para combatir la inseguridad, el odio.
A esta homilía, asistió la esposa del presidente Felipe Calderón, Margarita Zavala Gómez del Campo, quien ingresó a la basílica en un discreto operativo de seguridad y custodiada por elementos del Estado Mayor Presidencial.
La primera dama escuchó, entre los asistentes, las palabras del cardenal Norberto Rivera y poco antes que terminara la celebración religiosa se retiró de la Basílica.
