Algunas de las más de 5,000 participantes que se han arrojado hoy los unos a los otros unos 50,000 litros de vino en la tradicional 'batalla del vino'. EFE
Más de 5,000 españoles y foráneos se pelearon hoy arrojándose unos 50,000 litros de vino en la tradicional "batalla del vino" que se celebra cada año en Haro (norte de España) con ocasión de las fiestas de San Juan, San Felices y San Pedro.
La "batalla del vino", declarada fiesta de interés nacional, tiene lugar cada 29 de junio para conmemorar la toma de posesión de los riscos de Bilibio por parte de Haro (localidad de la región de La Rioja), adquiridos, según cuenta la tradición, "en buena lid" tras largos pleitos medievales con la vecina ciudad burgalesa de Miranda de Ebro.
La contienda de hoy se desarrolló con una temperatura inusual para la fecha, doce grados, casi frío para mojarse incluso de vino, y más si es de mala calidad, como el que normalmente se utiliza como munición en esta batalla alegre e incruenta.
Más si cabe después de "las calores" que achicharraron a La Rioja en días pasados, aunque es posible que este abismo de temperaturas hiciera desistir a muchos "guerreros" de acudir hoy a la cita en los Riscos de Bilibio, limítrofes con Miranda de Ebro, el campo de batalla encharcado de vino.
El año pasado hubo más gente -hasta 8,000 infantes- pero es que este año la batalla fue en miércoles y los voluntarios de otras ciudades y regiones vecinas no pudieron cambiar el trabajo por la guerra.
En todo caso, según informó el concejal de Turismo de Haro, Ignacio Asenjo, la contienda se desarrolló como Dios manda y los "jarreros" (naturales de Haro) se batieron con honor los unos contra los otros, hasta acabar muertos de risa.
Incluso llegaron a guerrear "mercenarios" de países amantes del vino, como Australia, Gran Bretaña, Francia y Alemania, grandes consumidores de vino y, en el caso de Inglaterra y Alemania, los mayores importadores de vino de Rioja del mundo, incluso en los actuales tiempos de crisis.
Como quedó dicho, el vino es la munición, pero las armas son múltiples, variadas y en muchos casos insólitas.
Garrafas, garrafones, pellejos de cuero, sulfatadoras, cubos, pistolas de agua, porrones y artilugios de plástico, que pueden almacenar hasta dos y tres litros de vino, fueron algunas de las armas utilizadas hoy en el campo de batalla, donde "todo vale".
La fiesta comenzó como cada año cuando el regidor síndico abrió la comitiva a caballo hasta llegar a la ermita que habitó San Felices de Bilibio en los riscos del mismo nombre en el siglo V y, después de colocar el pendón de la ciudad en lo más alto de las peñas, se celebró una misa.
A continuación, se desarrolló esta "batalla del vino", tras la que los "guerreros" regresaron a Haro para dar las tradicionales vueltas en la Plaza de la Paz, al son de la música y empapados de vino, en un mareante y gigantesco corro del color del "morapio".