ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A. C.
(PSILAC).
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA
ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA.
EL ESTRÉS QUE VIVIMOS.
TRIGÉSIMA SÉPTIMA PARTE.
Así pues, se podría deducir entonces que aunque decimos que toda educación se inicia en el seno de la familia, la realidad es que se torna difícil afirmarlo por completo, ya que la educación podría definirse más bien como un proceso en forma de un círculo total sin inicio ni fin, que se mueve desde la formación de la pareja y la familia, descritos como el modelo de una célula social, que como tal y a la vez, pertenece y forma parte de ese todo que es la sociedad a la que pertenecemos, y que nos envuelve por completo, y por ende se hace bastante difícil diferenciar entonces cuál es el inicio y cuál es el final, si es que se puede llegar a eso.
Es así como podemos detectar el hecho de que tanto los modelos masculinos como los femeninos no sólo surgen y se plantean dentro de la familia, sino que igualmente se aprenden en muchas otras instituciones de nuestra sociedad, como son por ejemplo, todas aquéllas dedicadas a la educación, desde las estancias en que los bebés son depositados para su cuidado, al igual que sucede en todos los niveles escolares posteriores sea que le llamemos jardín de niños, primarias, secundarias, preparatorias o instituciones de estudios superiores.
Es igualmente en estas instituciones, donde continúa el proceso de formación y maduración de la personalidad de cada individuo, a través del contacto y la relación que desarrolle con sus compañeros, amigos, maestros, educadores y personal en general de la institución, así como resultado de la variedad de experiencias que enfrente y a las que se vea expuesto durante todo ese lapso.
Sin embargo, existen otras múltiples instituciones que también forman parte del ambiente sociocultural en el que nacemos y nos movemos, como son las religiosas, las militares, las políticas, los clubes deportivos y sociales, y tantas otras agrupaciones de diferente índole, en las que igualmente se exhiben muy diversos modelos de hombres y de mujeres, o de parejas y de familias que se convierten asimismo en experiencias educativas y formadoras de la identidad y de la personalidad de cada sujeto, debido a la influencia que ejercen sobre éste a lo largo de su existencia.
Por lo general, ya sea por la buena o por la mala, los seres humanos aprendemos a tomar de los demás o del ambiente en el que vivimos aquello que nos interesa, lo que nos gusta y nos atrae, lo que admiramos y envidiamos, lo que ambicionamos y queremos poseer porque creemos que va de acuerdo con nuestra imagen o nuestro estilo, en ese acto de imitación consciente o inconsciente de los muy variados y diferentes modelos que se nos presentan cotidianamente en forma de conductas, expresiones, rasgos, gestos, lenguaje, vestimenta, estilos de hablar o de relacionarse entre unos y otros, y de tantas otras experiencias que forman parte del vasto repertorio que presenciamos a diario en hombres, mujeres, parejas y familias.
Sin embargo, me parece que además de todas las instituciones mencionadas, son sin duda alguna los medios de comunicación, lo que podríamos considerar en la actualidad como la institución que posiblemente mantenga el máximo y enorme poder sobre nosotros e influya con tanta fuerza e intensidad en la formación, el desarrollo y la maduración o la no maduración de cada ser humano. Desde las páginas de los periódicos o las revistas, desde las ondas de las estaciones de radio, desde las pantallas de las salas de cine, de los televisores o de las computadoras, y más aún ahora, desde la aparente pequeñez y aspecto tan práctico, inofensivo y cotidiano de los teléfonos celulares, cada vez más "in" y más sofisticados, nos mantenemos "informados" y en aparente estrecho contacto social unos con otros, de manera que nos saludamos, nos comunicamos, "chateamos" y hasta podemos vernos en persona a través de las imágenes de uno u otro medio, gracias a que esta increíble y maravillosa tecnología del presente nos mantiene globalizadamente unidos, a veces inclusive, sin que siquiera tengamos que movernos de la comodidad y el aislamiento de nuestros cuartos o de nuestros asientos (Continuará)..