Característica. Los críticos enfatizan el modo 'obsesivo' con que el pintor mexicano Francisco Toledo trabaja las texturas y los materiales, como la arena o el papel amate, característicos en su estilo y obra.
La obra del pintor Francisco Toledo, nacido el 17 de julio de 1940 en Juchitán, Oaxaca, y quien es considerado uno de los mejores artistas vivos, es mostrada en la exposición "Cimientos. 65 años del INBA: Legados, Donaciones y Adquisiciones", que permanecerá hasta el 21 de agosto próximo.
Toledo, que también ha destacado como promotor de la defensa del patrimonio artístico del estado de Oaxaca, desde temprana edad mostró habilidad para el dibujo y su padre decidió alentarla permitiéndole dibujar sobre las paredes de la casa.
Además de este aliciente, el pintor tuvo la influencia de los relatos populares de su abuelo, que estaban plagados de seres fantásticos que convivían con toda clase de animales y personajes de leyenda.
A los 11 años cambió de residencia a la ciudad colonial de Oaxaca, para cursar los estudios de secundaria y en esa etapa tuvo su primer acercamiento formal con la pintura.
Posteriormente se trasladó a la Ciudad de México, donde asistió al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseños y Artesanías.
Con la experiencia de haber realizado sus primeros grabados en el taller oaxaqueño de Arturo García Bustos y con apenas 19 años, presentó su obra en México y en Fort Worth, Texas (Estados Unidos).
Entre 1960 y 1965 vivió en París, lapso en el que trabajó en el taller de grabado de Stanley Hayter, produciendo un mestizaje en su obra. En 1963 logró exhibir su obra en una galería parisina.
A causa de ello es reconocido en Francia como un artista singular y celebrado, en palabras de André Pierre de Mandiargues, por su "desarrollo de lo mítico" y su "sentido sagrado de la vida".
Toledo recuerda que durante su estancia en el país europeo se "alimentó" de todo lo que lo rodeaba, y esto le sirvió para "enriquecer" su "mente y su obra".
Al regresar a Juchitán modifica su pintura para intentar retratar su entorno familiar. El artista considera que este cambio fue "para mal", más tarde se mudó a Teotitlán del Valle para hacer tapices con sus propias ideas e intentar ciertos cambios en los diseños y colores tradicionales.
Desde entonces se dedicó a crear y logró tener exposiciones en lugares como Nueva York, Tokio, Oslo, Buenos Aires, Londres, La Habana, Bogotá, Kioto, Juchitán y Oaxaca.
Su prolífica obra le ha permitido desempeñarse como pintor, impresor, dibujante, escultor y ceramista.
PROMOTOR NATO
En su tierra natal fundó el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), en 1988, que cuenta con el mayor acervo de creadores internacionales y motivó la restauración del monasterio donde funciona actualmente el Centro Cultural Santo Domingo, en la capital del estado.
Promovió también la creación del Museo de Arte Contemporáneo, así como del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el Museo de los Pintores.
Toledo creó en Etla, cerca de Oaxaca, un taller de papel de materiales orgánicos, que da trabajo a la población, y rescató una parte de la fábrica de hilados en la ciudad.
También creó un cine club gratuito, "El Pochote", con muros cubiertos por sus bajorrelieves, además de acercar la cultura a los invidentes con bibliotecas, exposiciones palpables o escuelas de arte y fotografía, y llevar libros a las cárceles.
A iniciativa suya, en 2006 fue abierto el Centro de Artes de San Agustín (CASA), donde se puede estudiar fotografía, gráfica digital, diseño textil, educación a distancia y la preservación del patrimonio y del arte, enfocados al medio ambiente.
La obra de Francisco Toledo parece ilustrar como en los cuentos y cumple la función de representar la sabiduría popular expresada en mitos y creencias, además de haber creado escuela con su estilo, entre pintores oaxaqueños.